El Mundial de Qatar 2022 ha consumido ya su fase de grupos y se prepara para entrar en la recta final. Llega el momento de las eliminatorias, cuando todo se pone en juego, la tensión crece, los nervios aparecen y hasta el más mínimo error puede llevar a una selección, y por ende a un país, de vuelta a casa. Todos avanzan sin margen para tener más fallos. También los colegiados, quienes han sido claros protagonistas del juego.
La FIFA ha seleccionado al milímetro los árbitros que han acudido a la cita de Qatar. En la prestigiosa lista había nombres tan importantes como los de Anthony Taylor, Danny Makkelie, Anthony Turpin, Daniel Orsato, Mateu Lahoz o Stephanie Frappart, quien hizo historia al convertirse en la primera mujer en dirigir un encuentro de la Copa del Mundo.
Sin embargo, el ente que dirige Gianni Infantino ha implementado también los mejores sistemas de arbitraje artificial para ayudar a los colegiados. En Qatar han aterrizado el fuera de juego semiautomático, el VAR más avanzado, el sistema de la línea de gol y unos equipos de realización y cámaras sin precedentes para tener todo lo que sucedía en el terreno de juego controlado al milímetro.
A pesar de este despliegue, el VAR más sofisticado y preparado del planeta ha seguido generando importantes polémicas. Fueras de juego extraños, penaltis muy rigurosos y hasta un misterioso gol en el que todavía no existe la certeza absoluta de que el balón no saliera por la línea de fondo. Fue el conseguido por Tanaka en el Japón - España que mandó a Alemania para casa. Aunque la FIFA ha dado explicaciones sobre la jugada, la cuestión no termina de quedar del todo clara.
De Joaquín a Mitoma
Dos jugadas muy similares y una misma víctima: España. 20 años de diferencia entre aquel centro de Joaquín contra Corea del Sur y el de Mitoma para que Tanaka hiciera el tanto. En el primero, Morientes terminaba cabeceando a gol antes de que el línea, de manera incomprensible, anulara el tanto que iba en contra de los intereses del anfitrión. En el segundo, el jugador japonés convertía un gol que significaba la derrota de España y la eliminación de Alemania.
La jugada fue la siguiente. Doan metió un pase de la muerte desde la banda derecha que Mitoma cazó en el lado opuesto. El esférico se paseó por delante de la portería de Unai Simón y más allá del segundo palo, era salvado por el jugador nipón. Sin embargo, algunas repeticiones parecían evidenciar que el balón estaba fuera.
La acción terminó con gol de Tanaka y el árbitro dio validez al tanto a instancias de su asistente. Acto seguido paró el choque durante unos minutos ya que en el VAR se estaba revisando el lance. Finalmente, el gol subió al marcador, pero en ningún momento la realización ofreció las tomas por las cuales a la FIFA le quedaba claro que el tanto era válido.
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Horas más tarde, el organismo que preside Gianni Infantino ha intentado explicar la jugada mostrando la que para ellos es la toma correcta, la que ofrece una línea perfecta entre ambos palos y la línea de fondo sin desviación alguna. Sin embargo, esta no se ve desde el suelo y, por lo tanto, la perspectiva no es la idónea, algo que la propia FIFA reconoce ya que eso hace que la jugada pueda caer de un lado o del otro.
Una acción muy polémica que parece imposible de decidir. El problema de la cuestión, más que en un error en la decisión final, está en la forma en la que se resolvió todo el proceso, con demasiado oscurantismo, poca claridad y hasta de un modo algo 'chapucero' para ser el VAR llegado desde el futuro hasta el presente con el objetivo mejorar el fútbol.
Problemas con el fuera de juego
Una tónica recurrente en lo que va de Mundial han sido los fueras de juego. El nuevo sistema semiautomático llegaba para corregir los pequeños errores que había tenido el VAR hasta la fecha al haber pequeños fallos al tirar las líneas o al tomar los puntos de referencia con imágenes ampliadas hasta perder calidad. Ahora, todo quedaría en manos de un programa informático que resolvería la acción en segundos.
Sin embargo, este adelanto ha provocado que se pierda aún más la esencia del fútbol ya que se han pitado fueras de juego por distancias más pequeñas que un milímetro. Y ni siquiera ha sido con el consuelo de haber reducido los errores por completo, algo que sí se le debería pedir a una máquina. Tal y como ha reconocido la propia FIFA, el nuevo sistema de fuera de juego también ha tenido fallos.
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Uno de los más flagrantes estuvo en el Argentina - Arabia Saudí cuando se le anuló un gol legal a Lautaro Martínez. El ordenador decía que estaba en fuera de juego, pero se eligió mal al jugador tomado como referencia para la función de último defensor. Habiendo otro más retrasado que habilitaba al delantero del Inter de Milán, el VAR la pifió y 'robó' un gol a la albiceleste.
No tan escandalosos como este han sido otros casos en los que el fuera de juego ha dejado muchas dudas. Las imágenes de la realización posterior a la anulación de las jugadas evidenciaban que los jugadores estaban en línea o que el fuera de juego no era ni mucho menos claro. Al igual que en el gol del Japón - España, más dudas y sombras. Así sucedió con el tanto anulado a Enner Valencia en el Qatar - Ecuador inaugural.
Otro caso que sí fue polémico ocurrió en el Túnez - Francia, cuando no le fue concedido un gol a Antoine Griezmann por aprovecharse de una posición antirreglamentaria previa en el saque de una falta lateral. Sin embargo, las imágenes mostraban claramente que el delantero galo no pelea el esférico en primera instancia y que no afecta al mal despeje del defensor tunecino. El '7' recoge el rechace y la empala a gol. El tanto fue anulado de forma errónea.
En situaciones parecidas se han producido también otras jugadas relacionadas con los fueras de juego, pero esta vez con penaltis de por medio. En el Bélgica - Canadá hubo otra decisión polémica y que parecía mal arbitrada. Hazard intentó retrasar el balón desde la frontal de su área hacia Vertonghen, pero lo hizo de manera defectuosa, entregándoselo a Buchanan. Acto seguido el central se comió el recorte del jugador canadiense y lo trabó cometiendo penalti.
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Sin embargo, la pena máxima no fue decretada como tal porque se pitó fuera de juego. El línea y el colegiado se habían equivocado al señalar offside cuando el balón procedía de un defensor rival y no de un compañero. El VAR, que revisó la acción, decidió no rearbitrar una jugada en la que Canadá debería haber tenido otra pena máxima.
Otra de las acciones más destacadas llegó en el Croacia - Bélgica cuando Carrasco cometió penalti sobre Kramaric. En ese lance no había duda, pero el penalti fue rearbitrado porque había, supuestamente, fuera de juego de Dejan Lovren en el saque de falta que había originado la jugada. Acción que señaló el sistema semiautomático del VAR y que se ofreció por realización. No obstante, la imagen muestra que los dos jugadores están perfectamente en línea. Otra acción que dejaba muchas dudas. Estos han sido los casos más llamativos en este aspecto.
Problemas de interpretación
En sus inicios, el VAR se incorporó al fútbol para intentar mejorar el juego y las injusticias que se creaban fruto de los errores involuntarios de los árbitros. Sin embargo, para no perder la dinámica de juego, se instauró la máxima de que debía entrar para decisiones que no fueran grises, sino claras y manifiestas, en supuestos como goles, expulsiones o penaltis.
Sin embargo, este Mundial está demostrando que la interpretación se ha colado en muchas decisiones y que el VAR, o ha contribuido a que estas se multipliquen, o no ha frenado aquellas que parecían erróneas generando una disparidad de criterios. Así llegó un polémico penalti en el Inglaterra - Irán que perjudicó a los ingleses por un agarrón que parecía muy leve de John Stones sobre Morteza Pouraliganji, pero que fue decretado tras una consulta en el VAR.
En el mismo partido, Cheshmi, defensa iraní, agarró de manera flagrante hasta derribar a Maguire, pero ni el árbitro ni el VAR consideraron la acción como penalti ya que el balón estaba lejos como para influir en la jugada. Una disparidad de criterios absurda y que se volvió a repetir en el Argentina - Arabia Saudí, donde sí se señaló otro sutil agarrón de Saul Abdulhamid a Leandro Paredes. El VAR de nuevo intervino, esta vez para favorecer a la albiceleste, una decisión que ni mucho menos era clara y manifiesta.
En la misma línea de la interpretación se han producido otras jugadas que llevan a la confusión. Mientras que en el Polonia - Argentina se pitó, tras consulta con el VAR, un penalti polémico de Wojciech Szczesny por tocar la cara de Messi con un dedo en una mala salida, Uruguay se ha ido a casa tras ver como no se le señalaban dos acciones que parecían mucho más punibles que aquella del guardameta polaco con el delantero argentino.
En la primera, Daniel Amartey, defensor de Ghana, derribaba a Darwin Núñez trabándolo con su pierna al intentar quitarle el esférico. Cierto es que en la conclusión de su acción, el defensor africano termina tocando el balón mínimamente sin desplazarlo, pero el derribo que impide el lanzamiento a gol del delantero del Liverpool es mucho más claro. Pero más evidente todavía ha sido una de las últimas jugadas del partido en la que Salisu tiró de manera flagrante a Cavani cuando estaba dentro del área buscando el tanto del pase a octavos. Ambas acciones fueron revisadas por el VAR, pero en ninguna se señaló el punto de máximo castigo. Acciones todas de mucho debate que han generado más dudas sobre el sistema que estaba llamado a solucionar casi todos los problemas del fútbol.