José Mourinho se toma las cosas en serio. Demasiado, quizás. Poco le importa tener que molestar. El fútbol es lo primero, aunque tenga que fastidiarle el día de Navidad a cualquiera de los empleados del Manchester. Por eso, por sus costumbres, por su forma de ser o lo que sea, el técnico del United ha programado un entrenamiento el día 25, el de Navidad, en Old Trafford. ¿Y qué supone eso? Que 70 empleados que en condiciones normales estarían pasando el día con su familia (50 más de los que necesita para entrenar en la ciudad deportiva), tendrán que acudir al ‘Teatro de los sueños’ a ver entrenar a Pogba, Mata y cía.



El técnico portugués habría programado el entrenamiento a las 5 de la tarde para preparar el partido de la Premier League del día siguiente contra el Burnley, encuentro que se celebra con motivo del Boxing day, tradicional fecha en la que los ingleses llevan a sus hijos a los estadios, aprovechan para acabar con las sobras de los días previos y dan los últimos regalos dejados por Papa Noel.



La otra opción que tenía José Mourinho era haber celebrado el entrenamiento en Carrington, donde tan solo hacen falta 20 trabajadores del club. No obstante, los empleados del club rezan para que cambie de opinión. El curso pasado, por estas fechas, hizo lo mismo: programó el entrenamiento en Old Trafford y el día previo trasladó al equipo a Carrington y dejó a todos estos empleados celebrar la Navidad con sus familias. Al final, quedó como un buen samaritanoo.



El Manchester United, a pesar de haber iniciado bien la temporada (ocho victorias, un empate y dos derrotas hasta el momento), es segundo en la Premier y ya está a ocho puntos del City de Guardiola, que lidera la clasificación de forma imponente. En la Champions League, el equipo de Mourinho se enfrenta al Basilea y es líder de su grupo.

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