Sevilla es fútbol. Este martes es sólo eso, fútbol. Porque llega a la capital de Andalucía el partido con más solera de España, uno de los más bonitos, el más pasional y popular. Llega el derbi sevillano, una de las grandes rivalidades de este deporte, cada vez más sana tras años de duros enfrentamientos. La hora no ayuda (22:00 horas en un día laborable), pero ni eso impedirá el lleno en el Pizjuán. Es el derbi.
O mejor dicho, el Gran Derbi, como lo han denominado los dos equipos, queriendo dar un paso más desde este año en la promoción de un encuentro en el que todo es diferente. Y este año más. Tantas novedades que da para pensar que todo puede suceder en un partido dominado por el Sevilla en la última década.
Una teórica desigualdad que podría revertirse en la práctica. Porque, frente al poder ecónomico del Sevilla, se opone su todavía proyecto en marcha. También está comenzando el Betis de Poyet, que ha arrancado además peor que sus vecinos, pero esa novedad, esa construcción de equipos, puede beneficiarle a los béticos.
Por eso Poyet dijo en verano que quería este derbi "en las cinco primeras jornadas". El motivo era claro. A día de hoy, las opciones del Betis, que es inferior, pasan por pillar al Sevilla los defectos de su reconversión. Eso sólo puede pasar ahora, al principio de temporada. Con proyectos sólidos y continuistas, el Sevilla dominó de forma abrumadora el derbi.
Eso sí, pronto o tarde, el Sevilla es el gran favorito. En lo más inmediato, los de Sampaoli sacan tres puntos a sus vecinos. Y, también, 40 millones en fichajes. Mientras el Betis se gastó 21,5 millones de euros este verano en seis refuerzos (Sanabria, Mendi, Felipe Gutiérrez, Jonas Martin, Durmisi y Brasanac), el Sevilla cambió su modelo con nueve fichajes que le costaron más de 61 millones de euros (Franco Vázquez, Joaquín Correa, Ganso, Sarabia, Ben Yedder, Kiyotake, Mercado, Kranevitter y Vietto, estos dos últimos cedidos pero que costaron 3 y 2 millones respectivamente). Eso sí, los de Nervión ingresaron 80 millones y los béticos sólo ocho.
10.000 días después, no hay entrenador español
La destitución de Merino en el Betis y la huida de Emery del Sevilla cambió todo en la capital de Andalucía. Nuevos proyectos encomendados a dos técnicos de fuera que jamás habían entrenado en la Liga española. Ahí radica la gran novedad de este derbi.
10.000 días después (9.998 exactamente), el derbi sevillano tendrá dos entrenadores extranjeros, no españoles. Hay que retroceder al 7 de mayo de 1989 para ver algo así. Entonces, al Sevilla le entrenaba el argentino Roque Olsen y al Betis el paraguayo Cayetano Ré, que había cogido el equipo a final de temporada. El Sevilla ganó 1-0 en el Pizjuán, resultado que acabaría siendo clave, porque el Betis descendió aquél año tras caer ante el Tenerife en la promoción por la permanencia.
La presencia de un técnico extranjero en el Betis ha sido común tras ese descenso de 1989. 13 entrenadores no españoles, incluido Poyet, el actual, han ocupado el siempre difícil banquillo del Benito Villamarín en los últimos 27 años. Lo que nunca había pasado es que coincidiera con un técnico también foráneo en el derbi. Sólo en una temporada, 1992-93, dos entrenadores no españoles estuvieron en los dos equipos: D'Alessandro en el Betis y Bilardo en el Sevilla. Al estar en categorías diferentes, no se llegaron a enfrentar.
El duelo entre dos técnicos extranjeros era imposible años atrás por la presencia continua de españoles en el banquillo del Sevilla. La presencia de Sampaoli es una de las grandes novedades del fútbol español. Nunca en el siglo XXI el conjunto hispalense había tenido a un técnico de fuera. El fichaje del exseleccionador chileno cerró 19 años de apuesta por entrenadores españoles (14 consecutivos) en el Sevilla, y con ello propició que el derbi tenga dos jefes foráneos 10.000 días después.
Sea casual o no, la ausencia de entrenadores nacionales en el banquillo se suma a la poca presencia de jugadores sevillanos y españoles en el derbi de la cuarta ciudad más grande de España. Sólo habrá, si Poyet y Sampaoli sacan a los que se espera, dos sevillanos en el partido más importante de la ciudad: Sergio Rico por los locales y Ceballos por los visitantes.
Ocho llegó a haber en 2007, en la época de máximo esplendor de ambos clubes, paseándose los dos por Europa. Esta pobre cifra se une a la de españoles en acción en el derbi. Se esperan sólo seis, máximo siete, en un partido en el que hace tan sólo dos años eran 14 los jugadores nacionales.
La caída de futbolistas de nuestro país es similar en los dos equipos, pero más sangrante en el Sevilla de Sampaoli. Y hay que resaltar Sampaoli porque con el argentino el Sevilla estableció un dato histórico en nuestra Liga. Fue el primer equipo en toda la historia de la Liga (desde 1929) cuyos once jugadores iniciales eran extranjeros. Nadie antes lo había hecho. Fue en Ipurúa, en el empate de los sevillistas ante el Eibar. Allí jugaron cuatro argentinos (Mercado, Kranevitter, Correa y Vietto), tres franceses (Rami, Kolo y Ben Yedder), un italiano (Sirigu), un portugués (Carriço), un japonés (Kiyotake) y un brasileño (Ganso). Da para chiste. Lo que no había era españoles.
La tendencia a 'desespañolizar' el Sevilla viene desde verano. Sólo un fichaje español, Sarabia, frente a, por ejemplo, cinco argentinos. Junto a Pareja, hacen del equipo andaluz el conjunto con más argentinos de toda Europa. Algunos, nacionalizados italianos, permiten cumplir el cupo de extracomunitarios por plantilla.
La alineación de Eibar difícilmente se podrá repetir en el derbi, ya que Sergio Rico y Vitolo serán titulares. Por el Betis, que hace dos años disputaba el derbi con ocho españoles, serán cuatro, máximo cinco: Adán, Ceballos, Joaquín y Rubén Castro. El extremeño Álex Alegría podría entrar también.
Betis: 540 minutos sin marcar en el derbi
El Betis tiene un fantasma que es el gol. Hasta seis duelos consecutivos contra el Sevilla llevan los verdiblancos sin anotar. Además, en el último en el que lo hicieron, ida de la Europa League en marzo de 2014 (0-2 en el Pizjuán), acabaría siendo inútil, ya que el Sevilla remontó en la vuelta.
540 minutos sin marcar y eso que han sido los años de máxima fiabilidad de su líder indiscutible, Rubén Castro, que volverá a ser la gran amenaza bética en el derbi. Sólo un empate (lógicamente 0-0) en los últimos seis encuentros, con diez goles recibidos. El 2-0 (o 0-2) es el resultado que más se repite en este duelo clásico del fútbol español. Cinco de los últimos ocho derbis acabaron así. La última vez que el Betis ganó al Sevilla en Liga era mayo de 2012.
El Gran Derbi deja más datos. Por ejemplo, el gran número de debutantes en este partido, 11 (nueve jugadores y los dos técnicos), debido a las muchas novedades que presentan ambos equipos respecto a la temporada pasada. Además, será la segunda vez que se juegue en martes, ya que esta jornada 5 es entre semana. La primera y última vez fue en 1999, también en el Pizjuán, con un 3-0 para el Sevilla. Aquella temporada acabarían bajando ambos equipos a Segunda División.
Si Sevilla tiene un color especial, también es por su derbi. El Sevilla - Betis sigue teniendo su duende y siempre olerá a azahar allá donde se juegue. El fútbol en la capital andaluza es casi de canción, a capela, la que se inventan dos de las aficiones más apegadas a su equipo. Un encuentro que da más para chistes que para análisis en el día después. Sevilla se vuelve a dividir en dos. Es el fútbol. Es Sevilla.