Los tiempos han cambiado mucho. Hace pocos años, la visita a Pamplona siempre era muy temida por los equipos grandes. El Sadar era uno de esos estadios que daban miedo, en los que se perdían Ligas. Osasuna era un equipo rocoso en casa, siempre creando peligro a los que allí iban. Eso ya es historia. Ni El Sadar es El Sadar ni Osasuna, Osasuna. Ni tuvo miedo el Barça ni sufrió para golear en Pamplona, en un resultado justo, pero a la vez engañoso. [Narración y estadísticas: Osasuna 0-3 Barcelona]
Justo porque el Barça tuvo ocasiones de todos los colores y en todas las posiciones. Engañoso porque todo se decidió en la segunda parte, porque el primer gol llegó a la hora de juego y porque antes había tenido muchas complicaciones para romper el 0-0. Pero del encuentro en Pamplona solo pueden sacar buenas conclusiones los de Luis Enrique, que recuperaron la buena imagen y, sobre todo, la victoria en Liga después de tres empates consecutivos.
Hasta ocho ocasiones tuvo el Barcelona en la primera parte, cuatro de ellas muy claras, de esas que en condiciones normales no se fallan. Dos fueron de Luis Suárez, otras dos de Messi. Los dos estandartes del equipo lideraron con mucha facilidad, pero les faltó el gol. Al uruguayo se le vio fallón, errando todo aquello que el año pasado marcaba. Un disparo se le fue pegado al palo cuando lo tenía todo a favor y el otro pegó en la madera en una acción de puro 9. Agarrado por el defensor, se revolvió a la altura del punto de penalti y sacó un remate casi imposible que pegó en el palo. No fue el único que falló, ya que Messi tampoco estuvo fino. El portero Nauzet le sacó dos manos a dos buenos remates.
El Barça era infinitamente superior, llegó a alcanzar el 85% de posesión y la defensa navarra le daba todas las facilidades para atacar. Pero se lo tomó con calma, como si supiera ya lo que fuera a pasar, escribiendo ellos el guión de un partido plano, con grandes diferencias entre unos y otros. Pero la tranquilidad se le fue de las manos y el equipo de Luis Enrique se llevó un buen susto nada más comenzar la segunda parte. Sergio León cogió un balón en el centro del campo, regateó con un precioso taconazo y empezó a correr. Estaba tan lejos de la portería que era imposible llegar con el balón hasta allí. Consciente de ello, el cordobés pensó y encontró la mejor de las opciones. En la frontal del área buscó la vaselina que le salió casi perfecta, ya que el balón pegó en el larguero ante un Ter Stegen al que solo le quedó girar la cabeza y mirar. Se rozó el 1-0.
El Barcelona siguió madurando el partido y así le llegó el gol. Estaba en el ambiente que antes o después se adelantaría y lo hizo en una jugada muy típica culé, con Messi en la frontal creando el peligro, dando el balón a Jordi Alba, que subió la banda y finalizando todo en Luis Suárez, que solo tuvo que empujar el balón para marcar el 0-1. La posición del uruguayo, muy justa. Podía estar en fuera de juego, aunque las repeticiones dejaron después a Suárez en línea, quizá con la cabeza adelantada. Era muy difícil de ver y el linier lo vio legal.
Ahí se acabó el partido. Como tantas otras veces, el gol del equipo grande sirvió para romper el encuentro y para poner una alfombra al Barcelona, que se gustó, volvió a recuperar el balón y amplió ventajas. Al final se quedó en el 0-2 pero pudo ser más, porque el Barça falló mucho, recuperando su mejor imagen en ataque, aunque con la pólvora congelada. El tanto de la sentencia llegó en una jugada muy similar al primero, con Jordi Alba llegando hasta línea de fondo y el goleador, esta vez Messi, rematando de primeras ante una floja zaga que dejó rematar sin problemas al argentino. Más tarde Messi cerraría el partido con una jugda personal, en la que pudo con todo aquello que le venía por delante. Regateó a cualquiera que le llegó y remató sin problemas para hacer el 0-3. Era el minuto 90. Ahí se acabó un duelo en el que hubo poca emoción y tensión, algo que solo cortó Rafinha con una fea entrada en el tramo final que bien le pudo costar la roja al jugador azulgrana, de azul en Pamplona.
A una semana del fin del año futbolístico, el Barcelona dejó buenas sensaciones y volvió a ser el equipo fiable que es casi siempre. Victoria cómoda y talentosa para no perder el tren de la Liga. Volvieron a marcar Messi y Suárez, pero destacó Jordi Alba y volvió a decepcionar André Gomes, al que Luis Enrique le da titularidades como si fuera una cláusula de su contrato. Y volvió el Barça a jugar bien con Iniesta en el campo. Aunque el manchego no hiciera tampoco un excelso partido, estuvo en El Sadar. Y con estar ya da otra cara al Barcelona.