La resurrección de Alexandre Pato dispara al Villarreal
Los goles del brasileño y su asociación con Sansone y los hombres de segunda línea permiten a los castellonenses seguir soñando con volver a la Champions en 2017.
20 diciembre, 2016 00:54Noticias relacionadas
Hace un año, Alexandre Pato encadenaba su segunda cesión desde que el Corinthians lo rescatase del ostracismo al que parecía condenado en el Milan. Eso sí, lo hacía para reforzar a un grande de Europa en apuros. El Chelsea, que acababa de despedir a José Mourinho por culpa de los malos resultados, se resignaba a una temporada discreta lejos del entonces sorprendente líder de la Premier, el Leicester. Sin embargo, como a lo largo de toda su carrera, el delantero brasileño volvió a caer lesionado nada más recalar en Stamford Bridge y llegó al pasado verano con un gol en dos partidos disputados a las órdenes de Guus Hidink.
No es de extrañar que el Corinthians, que se gastó 15 millones de euros en 2013 para fichar al jugador, lo pusiese en el mercado el pasado mes de julio. El Villarreal, consciente de que si Pato recuperaba su mejor nivel estaría entre los mejores delanteros de Europa, pagó por él unos tres millones de euros, algo más de una décima parte de lo que en su día le costó al Milan sacarlo del Internacional de Porto Alegre, 22 millones. Entonces era una de las grandes promesas del fútbol brasileño, miembro -como Robinho- de esa extraña generación perdida del fútbol de samba que no ha conseguido ni un solo título con su país.
Una situación que recuerda a la que había vivido una década antes el talentoso Juan Román Riquelme en el FC Barcelona y que acabó con el argentino como cerebro de aquel Submarino Amarillo que estuvo a un penalti de llegar a la final de la Champions League en 2006. Y similar caso de Diego Forlán, el ariete uruguayo que llegó a El Madrigal en 2004, tras ser descartado por el Manchester United, a cambio de poco más de tres millones de euros y se marchó al Atlético tres años después por 21.
Un Villarreal lanzado en liga y en Europa
Parece claro que el Villarreal es un experto en el resurgir de futbolistas olvidados o denostados. En el once titular están viejas glorias e, incluso, viejas promesas que nunca terminaron de explotar en clubes grandes. Roberto Soldado llegó en 2015 y consiguió reconvertirse en uno de los delanteros más asistentes de la Liga, además de sumar goles clave para el conjunto amarillo; Sergio Asenjo ha recuperado su mejor versión bajo palos tras salir por la puerta de atrás del Atlético; Cheryshev ha encontrado en la banda de El Madrigal el sitio que se le negaba hasta ahora en el Real Madrid; y Jonathan Dos Santos, Daniele Bonera o José Ángel también han renacido tras salir de grandes clubes como Barcelona, Milan u Oporto.
Sin embargo, bajo el mando de Fran Escribá ha surgido un grupo excepcional de futbolistas que ya se consagró la temporada pasada tras alcanzar el cuarto puesto. Por eso, este verano, las expectativas ante el Mónaco en la fase previa de la Champions League eran altísimas. Y, por eso, la decepción tras perder los dos partidos y resignarse a jugar la Europa League fue grandísima.
El Villarreal afrontaba con ilusión su primer partido oficial de la temporada. Y eso que, apenas una semana antes, Roberto Soldado se había lesionado de gravedad -se estima que pueda estar recuperado en febrero o marzo- y dejaba casi huérfana la punta del ataque amarillo. Desde aquel triste momento, Pato y el italiano Sansone tomaron el relevo y ya se han convertido en una de las parejas revelación de la Liga: entre los dos suman 12 goles en todas las competiciones -cinco el brasileño y siete el ex del Sassuolo- y lideran el ataque de un Villarreal con gran capacidad desde la segunda línea.
Entre Bruno (4), Roberto Soriano (4) y Trigueros (4) suman los mismos tantos que la pareja de atacantes, lo cual indica cuán importante es para Escribá la interacción entre la línea de mediapuntas y la delantera. El Villarreal no sólo se ha ganado a pulso dormir jornada tras jornada en zona Champions, es que lo hace apelando a un modelo basado en puntas rápidos y que sean capaces de abrir huecos e, incluso, de asistir a los compañeros que llegan desde atrás. Un rol al que hasta ahora no estaba acostumbrado Alexandre Pato. Y en el que ha resurgido como el jugador de clase mundial que es.
Cuarto en la tabla, con 29 puntos y a ocho del inapelable Real Madrid de Zidane, el Villarreal saborea la cuarta plaza que ya ha conquistado al menos hasta 2017, a la vuelta del parón navideño. Sin embargo, los retos que se le presentan al conjunto amarillo el próximo año son de órdago: repetir el cuarto puesto en Liga, con Real Madrid, Barcelona, Sevilla, Real Sociedad y Atlético como adversarios, sería toda una hazaña. Y para pensar en ganar la Europa League, el tren pasa por Roma -segundo en la Serie A, por detrás de la Juventus- en dieciseisavos. Una eliminatoria que podría medir las aspiraciones reales de un equipo que hoy no tiene techo.