15 de octubre de 2016. Segunda parte del partido de Liga contra el Granada. El Atlético gana con comodidad, pero Simeone busca a Gaitán en el banquillo. El argentino entra, mira, observa y mete dos goles. Celebra, abraza a los suyos y se va a la ducha. En teoría, él había hecho su trabajo. Es decir, su partido era para que estuviese contento. Sin embargo, después, frente a los medios, en zona mixta, muestra su descontento. No lo dice aunque se intuya. Sí, ha marcado, pero no es titular. Él no había venido a Madrid para ser suplente y así parecía deducirse de sus palabras, demasiado secas para una noche de goleada (7-1) y euforia en el Vicente Calderón.
19 de enero de 2017. Cuartos de final de la Copa del Rey, sensación de menos de dos grados en el Calderón, apenas media entrada, pocos cánticos y mucho frío. Atlético y Eibar se disputan la posesión. Poco fútbol en los primeros minutos de partido. Sin embargo, entre tanta quietud, Gaitán pide la pelota. En el centro, en la banda o en cualquier parcela del campo. La recibe cerca de la cal, se va de un jugador y la pasa. Presiona y la recupera. Deslumbra. Y el Calderón aplaude. Sí, con pocos grados, pero ahí está la afición para corresponder su esfuerzo. Su equipo gana (3-0) y él no marca. Pero es feliz: ha disputado cuatro de los cinco partidos de este 2017 y se siente importante. Y, en principio, también lo hará este domingo contra el Athletic (16:15 horas).
Entre una y otra escena han pasado algo menos de tres meses. Un mundo cuando se habla de fútbol. Es el tiempo que ha tardado Gaitán en adaptarse al juego del Atlético. El último de muchos (Carrasco, Griezmann, Vrsaljko, Savic…) en comulgar con la religión del cholismo. Y, hoy por hoy, uno de los jugadores más en forma de su equipo: ha marcado dos goles en sus cuatro partidos disputados en 2017 y, ante su gran momento, como es normal, ha recibido las loas de Simeone: “Cuando alguien está en un buen momento, se aprecia y se observa. Él venía trabajando muy bien. De allá por noviembre a esta parte ha tenido un cambio importante desde la adaptación a las formas con las cuales el equipo necesita de su talento. Cuando un jugador lo tiene y suma trabajo se acerca al ideal”.
Esos piropos, sin embargo, no son algo nuevo. Gaitán fue una petición expresa de Simeone. Fue él quien lo vio en la Champions, en el Vicente Calderón, capitular un partido de bandera en la fase de grupos de la temporada pasada -con gol incluido- contra el Benfica (1-2). Y sí, también fue él quien lo intentó fichar hace dos veranos, pero no pudo. Finalmente, durante el pasado mercado estival, lo logró. El Atlético pagó 25 millones por un jugador con talento natural: rápido, con buen toque de pelota, calidad, golpeo y gol.
Sin embargo, su comienzo en el Atlético no fue el mejor. Gaitán ha tenido que ir paso a paso, como durante toda su carrera. Ya fue así cuando debutó en Boca. O, poco después, al fichar por el Benfica. En Portugal, explotó el primer año (nueve goles), pero luego reculó anotando tan solo 13 tantos en sus próximas tres campañas. Hasta que, por fin, el curso pasado sacó todo su talento: hizo once tantos y se preparó para desembarcar en el Atlético de Madrid, ese equipo al que ya había querido ir una temporada antes, pero no pudo.
A Madrid, llegó como estrella. Ese era su rol. Al fin y al cabo, había costado 25 millones de euros. Por fin, Gaitán y Simeone se unieron. Sin embargo, el argentino se encontró con la cruda realidad que ofrece el Atlético de Madrid a todos los recién llegados: la adaptación a un estilo de juego que no coquetea con el esfuerzo. En el Calderón se defiende y se ataca al mismo ritmo. Da igual quién sea el jugador. Ni Griezmann ni Carrasco ni él iban a estar exentos de trabajar para el equipo. Y eso cuesta. Sin embargo, a partir de noviembre cambió su forma de hacer las cosas y al final ha conseguido hacerse un hueco.
Lo ha hecho a sus 28 primaveras, en esos años en que los jugadores pueden llegara su cénit. Pero todavía no lo ha conseguido todo. Por delante tiene ese “partido a partido” que no obedece a excusas. El Cholo sabe que está en un buen momento y él lo agradece, pero la unión sólo fructificará si él sigue manteniendo el nivel. En primera instancia, este domingo frente al Athletic. Su próxima prueba. Una más. Al fin y al cabo, hace tres meses no estaba entre los habituales y ahora sí. ¿Y en los próximos tres meses? Ya se verá. Igual hasta levanta algún título.