Cuando el Eibar ascendió a Primera División, Ipurua era uno de los atractivos que arrastraba el equipo vasco. Era (y es) un estadio más inglés que español, pequeño, donde se esperaba que dejara partidos aguerridos y duros para los equipos grandes. La verdad es que de eso, poco se ha visto. Y el que mejor lo representa es el Barcelona, que se paseó otro año más por la ciudad vasca. [Narración y estadísticas: Eibar 0-4 Barcelona]
No solo no sufrió el equipo azulgrana en Ipurua, sino que además se bastó con una versión muy limitada, sin desengrasar la máquina y con un esfuerzo que se podría calcular en el 50%. Fue un paseo triunfal sin ningún tipo de problemas que confirmó el idilio del Barça con este campo, en el que ganó 0-2 en su primera visita y 0-4 al año siguiente. Todo fue muy fácil y varios chispazos, mezclados con el control del balón, le dieron tres puntos que le hacen acabar la primera vuelta con una mejor imagen que otras veces. Por lo menos resistió en la tabla, donde se queda tercero, a un punto del Sevilla y a dos del Madrid, aunque con un partido más que los blancos.
El partido en Eibar lo desatascó Denis Suárez con un fuerte disparo desde fuera del área. El ex del Villarreal había salido en lugar de Busquets, que había sufrido una terrorífica entrada de Escalante al inicio del partido. Tras ese gol, el Barcelona ya jugó a placer y pudo hacer lo que quiso. Antes había tenido algún que otro susto, tampoco peligroso. Era de esos partidos que un equipo sabe que antes o después va a ganar. La diferencia entre unos y otros era inmensa y al Eibar no le quedó otra que correr tras el balón y poder hacer alguna floritura sin sentido y sin peligro, únicamente para intentar alegrar a una afición bastante fría.
Ya en la segunda parte, con todo a favor, apareció la famosa MSN. Marcaron Messi, Suárez y Neymar, quedó como el personaje a hacer lo difícil y algún que otra genialidad. Ya con 0-3 se gustó el brasileño y buscó algún que otro tacón, en una de esas acciones ya características suyas, y más cuando tiene el resultado a favor y el equipo es un rival bastante inferior. Había llegado a esa renta el Barcelona gracias a, primero, una buena conexión de Suárez con Messi en la que el argentino marcó sin problemas. Después el uruguayo robó un balón cerca del área, tras un fallo de Lejeune, y de 9 puro rebañó el balón, corrió y remató.
Quedaría el cuarto culé, primero de Neymar. Por fin el brasileño marcó de jugada y no de penalti. Fue ya al final, cuando estaba todo vendido y el público yéndose a su casa. Así acabó un partido que tuvo el resultado que se preveía desde el inicio, que demostró las diferencias que hay en la liga española y que será para olvidar para los locales y para sacar pocas conclusiones para los visitantes. Como tantas veces se dice, esta no es la liga del Barcelona. Eso sí, los azulgrana están ya recuperando la forma, quitándose los sustos de inicio de año. Ahora les toca seguir presionando a los que le superan, Sevilla y Madrid, que tampoco fallan.
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