No hace tanto, durante la primera vuelta, le preguntaban a Sampaoli cuáles eran las opciones del Sevilla de ganar la Liga. ¿Y qué hizo el técnico argentino? Ni echar balones fuera ni refugiarse en la evidencia de que los favoritos son Madrid y Barcelona. Él prometió tan solo “luchar”. Así de sencillo. Y en esas sigue su equipo. En última instancia, con una victoria ante su eterno rival, el Betis, en el derbi, remontando el gol inicial de Durmisi y colocándose colíder de la competición nacional tras empatar a puntos con el Real Madrid -que cuenta con dos partidos menos-. Eso sí, lo hizo con polémica en el segundo gol sevillista, que vino precedido de un fuera de juego de Nzonzi. [Narración y estadísticas: 1-2].
Pero, más allá del resultado, de lo que se diga, de lo que se oiga, o incluso de lo que se intuya, el Sevilla certificó que no está tan bien como durante la primera manga del curso. Que sí, que le ganó al Leicester (2-1) en la Champions League y ha hecho lo propio ante el Betis, pero sin demasiado brillo y dando síntomas de agotamiento durante largos tramos del partido a pesar de crear más ocasiones que su rival. Así lo confirmó durante la primera parte. En el Benito Villamarín, los locales controlaron, mantuvieron la posesión y fueron superiores. Con gol incluido. Durmisi, que no había marcado nunca en Liga, se estrenó. Besó la pelota, la colocó para tirar la falta y la puso en la escuadra. Y mientras, Sampaoli y Lillo debatían en la banda. Porque las cosas no iban bien…
Pero claro, el Sevilla es, en general, mejor equipo. Sus jugadores tienen más talento y el proyecto que presenta el club es más estable. Y eso, al final, siempre acaba saliendo a relucir. Tanto es así, que tras el descanso, el equipo de Sampaoli cambió la dinámica del encuentro. Comenzó a tocar y a crear ocasiones. Y, tras insistir reiteradamente, encontró su premio. Lo hizo a balón parado. Nasri puso la pelota, Iborra remató, Adán paró y Mercado remató en el área pequeña. Y, una vez por delante, el partido fue para el Sevilla, que no cedió en lo que restaba de encuentro.
No obstante, la remontada llegó con polémica. El Sevilla, pese a exhibir su toque como arma para darle la vuelta al partido, hizo el segundo también a balón parado. Nasri, de nuevo, la puso, Nzonzi (que se encontraba en fuera de juego) fue el que le dio esta vez de cabeza e Iborra el que remató para poner a los suyos por delante. Y, a partir de ahí, el Betis no fue capaz de reaccionar.
“Nos han metido dos goles de infantiles”, reconoció Ceballos. Y así fue. Porque lo cierto es que el Betis pudo sacar mayor tajada. Suya fue la primera parte y también la culpa de perder la iniciativa en la segunda mitad. Y, ante esta situación, llegó la remontada del Sevilla, que ya es colíder antes de que jueguen Barça, Madrid y Atlético. En cualquier caso, después de un partido de Champions, la respuesta del conjunto de Sampaoli fue la adecuada. Y con eso se quedarán sus aficionados.
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