El Madrid y su infinita épica. El Madrid y sus infinitas remontadas. Otra vez el mismo guión, otra vez la misma historia. Los blancos sacaron en Villarreal un partido que va a marcar esta Liga. La victoria fue de época. De ir perdiendo 0-2 en el ecuador de la segunda parte a un 2-3 que ahora no da una Liga, pero que la puede dar en mayo. Lo que sí logró fue no perder el liderato que el Barcelona le había quitado esta tarde. [Narración y estadísticas: Villarreal 2-3 Real Madrid]
Además de la victoria y de los tres puntos, valiosísimos por como fueron y en la plaza en la que se consiguieron, el mensaje es también importante. El Madrid ganó hasta cuando estuvo contra las cuerdas, cuando más sufrió y cuando fue perdiendo por dos goles. Y ese mensaje no es otro que esta liga pinta mucho en blanco, porque hasta en un mal día sacan la garra de campeón. Los de Zidane cogieron un importante olor al Madrid de hace diez años, cuando estaba Capello y cada partido era una agonía que acababa en épica. En aquel 2007 también ganaron la Liga.
La remontada acabó con un cabezazo de Morata que bien podrá ser recordado a final de temporada. Álvaro, que había salido por un impotente Benzema, apareció como imagen celestial para un Madrid gris, que sobrevivió por la fuerza de su escudo y nombre y porque parece que este torneo está llamado a ganarlo el Madrid. La cabeza de un Morata siempre cuestionado y olvidado acabó dando una victoria importantísima a los blancos.
Antes de eso, había salido Isco, que cambió el partido. El Madrid obró la remontada desde la calma pero con el corazón. Bale, también con un gran cabezazo, puso el primero, que recortaba distancias en el Estadio de la Cerámica. Pero la clave del partido llegó en el minuto 74, cuando Bruno hizo una mano tan inocente como clara. El defensa del Villarreal hizo mano, era un rebote, pero mano. Cambia la trayectoria del balón. Lo transformó Cristiano.
A esa agonía habían llegado los de Zidane a ir cayendo por dos goles. El Madrid tiene una capacidad de autodestruirse que debería ser estudiada en el mundo del fútbol. Al igual que en Valencia, se desconectó en los diez minutos del inicio de la segunda parte (en Mestalla fue en la primera) y eso le costó dos goles. La inmensa manía de jugar con fuego volvió a hundir al Madrid, que se llevó dos latigazos del Villarreal en forma de tantos.
Primero fue Trigueros, con un disparo dentro del área tras una buena jugada de Castillejo. La ocasión que tuvo Trigueros no se diferenció mucho de la que tuvo minutos antes Benzema, pero el francés, ya saben, no es delantero para la liga. Otro día más Karim tocó fondo (y van unos cuantos) con un pésimo partido en el que ni supo disparar ni regatear ni pasar. La actuación final de Morata traerá más debate. El primer tanto castellonense fue un aviso que el Madrid no entendió y eso provocó el segundo, seis minutos después, en una jugada muy rápida en la que Bruno conectó con Bakambu, el delantero pilló descolocado a Ramos y en el mano a mano superó a Keylor sin problemas.
El Madrid ni mucho menos jugó mal. Al contrario, hizo un partido muy serio, aunque por momentos se equivocó demasiado y acabó desquiciado con sus propios errores. Solo se desconectó en el inicio de la segunda parte, tiempo suficiente para que el Villarreal le hiciera mucho daño. Pero fue entonces cuando salió el gen que más caracteriza al Madrid: remontada, épica y victoria. Y esto sí que da una Liga.