Precisamente, el técnico barcelonista afronta su primer choque liberado de la presión sobre su continuidad, al anunciar en la conferencia de prensa tras el Barça-Sporting que ya no seguirá en el banquillo de los culés.
Líder y con el banquillo con un interrogante a partir del 1 de julio, el Barça se planta en el partido contra el Celta por primera vez como líder, a excepción de la primera jornada, aunque con el condicionante de que el ahora segundo, Real Madrid, tiene un partido pendiente, precisamente contra el Celta en Balaídos.
El encuentro contra el Celta, del que Luis Enrique fue técnico hace tres cursos, llega tras una goleada fácil del Barça contra el Sporting (6-1) y con un doble reto: dar una buena imagen, acompañada de un buen resultado contra el grupo gallego, y dejar una impronta en el Camp Nou para que el aficionado confíe en los suyos con vistas al choque del miércoles contra el PSG, tras perder en la ida 4-0.
El Barcelona necesita un triunfo contra el Celta para continuidad y consistencia al momento inesperado en la Liga, pues se ha visto líder tras los múltiples tropiezos del Real Madrid, pero como no podrá obviar lo que le espera en Europa, requiere de un partido previo al PSG que genere mucha confianza tanto en el césped como en el graderío.
El Celta aparece como el rival adecuado, por la dificultad que entrañará a los azulgrana medirse contra un rival que le ha puesto las cosas muy difíciles en años anteriores, aunque su última visita al Camp Nou se saldó con un 6-1, tras un 0-1 en la temporada 2014-15.
Luis Enrique Martínez no podrá disponer de los lesionados Mathieu ni Alexi Vidal, y a esta lista de ausencias seguro que se unirá André Gomez, que por indisposición no ha realizado el último entrenamiento. Después de Piqué e Iniesta rotasen en el partido frente al Sporting, se les espera en el once inicial para que tengan el punto óptimo de cara al choque de la Champions, mientras que delante, tras los descansos de Messi y Luis Suárez en la segunda parte del miércoles, quizá Neymar podría ser el único que rotase mañana.
En lo táctico, y después de dos apuestas seguidas por jugar con defensa de tres con la posesión del balón, y hacer recular a un medio para unirse al central, todo apunta a que el experimento seguirá contra el Celta, ya que la idea parece orientada a que tome cuerpo para el choque contra el PSG.
El Celta mide la respuesta del barcelonismo tras el anuncio de Luis Enrique de que no continuará la próxima temporada en el banquillo del Camp Nou, donde hace dos años ya sorprendió al Barça, al que también desarboló en la primera vuelta con una exhibición futbolística mientras le duró la gasolina.
Quizás la mayor diferencia entre ambos está en que al Celta le gusta presionar arriba, asfixiar a sus rivales en campo contrario. Eso es lo que buscará mañana el equipo de Berizzo para contrarrestar la pegada azulgrana.
En ese descomunal trabajo de presión basó su triunfo en Balaídos y mañana lo intentará repetir, pese a que el técnico celeste ve un Barça diferente al de entonces, tras romper con su 4-3-3 tradicional para liberar, a su entender, a Leo Messi de jugar en la banda.
Aunque en la previa del partido ante el Espanyol dejó entrever que haría rotaciones en el Camp Nou, todo apunta a que finalmente saldrá con un once que se acerque al que viene utilizando en las grandes citas.
La duda está en si apuesta por una línea de tres centrales -Roncaglia, Cabral y Sergi Gómez- y dos carriles -Hugo Mallo y Jonny- o mantiene la habitual defensa de cuatro, de la que se caería en ese caso Cabral o Sergi Gómez.
Si opta por el primer sistema, en el centro del campo actuarían Radoja, Wass y Jozabed, con Iago Aspas y Guidetti en ataque; si sale con cuatro atrás volvería a la banda izquierda Bongonda, Aspas arrancaría como extremo y Guidetti como delantero centro.