El 30 de mayo de 1973, mientras levantaba la tercera Copa de Europa consecutiva del Ajax en Belgrado, el capitán Johan Cruyff ya sabía que jugaría en el FC Barcelona. A sus 26 años, llevaba casi una década deslumbrando en Europa, tanto con su club -donde acumulaba la friolera de 246 goles en 328 partidos- como con la temible 'Naranja Mecánica'. Sin embargo, durante aquel verano se vivió uno de los culebrones más sonados del fútbol español, en el que 'el Flaco' estuvo a punto de irse al Real Madrid y en el que el presidente azulgrana Agustí Montal Costa, fallecido este miércoles a los 82 años, terminó birlándole al mejor jugador del mundo a don Santiago Bernabéu.
Hijo del expresidente culé e impulsor del Camp Nou, Agustí Montal Galobart, Montal Costa presidió el Barça desde 1969 a 1978. En ese tiempo de Transición política en España, recuperó el nombre del club -que volvió a llamarse F. C. Barcelona tras varias décadas como C. F. Barcelona-, recuperó la 'Senyera' en el escudo y popularizó el lema "El Barça es més que un club" que hoy en día puede leerse en varias instalaciones del equipo. Pero, sin duda, su mayor logro fue conseguir que Cruyff aterrizase en la capital catalana y cambiase su historia futbolística para siempre.
La historia de amor entre Cruyff y el Barça llevaba diez años gestándose: en 1964, Vic Buckingham le hizo debutar en el Ajax y, cuando el técnico inglés dirigió al conjunto culé entre 1969 y 1971, insistió en su fichaje en repetidas ocasiones. Nunca lo consiguió, pero el germen estaba ahí. Y sólo el gran momento de 'el Flaco' en Ámsterdam lo retuvo en Holanda. Entonces, ya había posado vestido de azulgrana en alguna ocasión para los diarios españoles. Gozaba de gran fama, a pesar de su carácter: en 1970 había forzado lucir el dorsal 14, reservado para los suplentes, cuando se enteró de que su número, el 9, se lo habían dado Gerrie Mühren tras pasar unos meses alejado de los terrenos de juego. Una anécdota que No es de extrañar que su salida del Ajax fuese tan convulsa.
Volviendo a aquel verano, Cruyff se enteró de que el Ajax había negociado su traspaso al Real Madrid. El acuerdo estaba cerrado y el futbolista, que terminaría el año siendo galardonado con el Balón de Oro, se rebeló e hizo pública su intención de firmar con el eterno rival del conjunto blanco. Incluso amenazó con no jugar el Mundial de 1974 si no se accedía a sus deseos. Mientras, en España aquel período de traspasos fue el primero en que los clubes podían incorporar a jugadores extranjeros desde una década atrás. Y la joya de la corona era, sin duda, Cruyff. Entonces emergió la figura de Montal quien, consciente del interés de 'el Flaco' por recalar en Barcelona, dispuso las negociaciones con el club de Ámsterdam.
El 13 de agosto de 1973 se tomaba la esperada foto: Rinus Michels, técnico del Ajax, Johan Cruyff, Armand Carabén, gerente del Barça, y Cor Coster, suegro y representante de Cruyff, brindando por el acuerdo. El traspaso más caro hasta ese momento, cifrado en 60 millones de pesetas, era considerado exorbitante en la época (los diarios que recogían la noticia valían en torno a seis pesetas, más o menos un céntimo actual). Sin embargo, el Barça, que dos décadas atrás se había quedado sin Di Stéfano tras un pulso perdido con el Real Madrid, dio un paso al frente para tratar de volver a la élite del fútbol español.
Aunque desde el Ajax intentaron que la federación holandesa de fútbol frenase durante varias semanas el tránsfer de Cruyff, éste finalmente pudo debutar con el Barcelona el 28 de octubre de 1973, logrando dos Balones de Oro más en su estancia como jugador en el Camp Nou, donde regresaría en la época de José Luis Núñez como técnico. Brillante como jugador, revolucionario en el banquillo, Cruyff cambió el signo del Barça definitivamente: en 1973 el club atesoraba ocho ligas y en 1996, cuando fue destituido a dos jornadas para el final del campeonato, ya llevaba 14. De aquel 'Dream Team' aún bebe hoy el Barça, que le debe a Montal haber logrado arrebatarle a Bernabéu un personaje único en el fútbol.