Hay partidos que hay que ganar y no cabe excusa. Ni valen las bajas ni jugar fuera de casa ni la presión. El Barcelona tenía un encuentro así en Granada. Su rival era muy inferior, el segundo peor de la Liga, y el duelo era plácido, sin un ambiente infernal en contra. Con la victoria del Madrid, el Barça estaba obligado a ganar en Los Cármenes. Y lo hizo, aunque no exento de un susto. [Narración y estadísticas: Granada 1-4 Barcelona]
El bajísimo nivel del Granada, que demostró porque está tan hundido en la tabla, a ocho puntos de la salvación, abrió las puertas de la victoria a un buen Barcelona, que por lo menos sacó una buena versión para no llevarse otros sustos a domicilio como ya le pasó en La Coruña o Sevilla. Tiró de oficio, sacó tres puntos que al final son fundamentales y sobrevivió a todas sus bajas.
No estaba Messi, sancionado, Piqué, descanso, y Luis Enrique acabó sacando un once de circunstancias, con André Gomes, Mathieu, Jordi Alba... y Alcácer, al que no sacó de inicio pero salió en lugar de Rafinha nada más arrancar el partido. Y al final, el exdelantero del Valencia acabó marcando el gol que decantó el encuentro, el 1-2 en la segunda parte en un cara a cara ante Ochoa. Después marcó Rakitic (o Saunier en propia puerta) y Neymar, cuando el Granada ya se quedó con diez jugadores (expulsado Agbo).
Antes había llegado a empatar el cuadro andaluz por medio de Boga, nada más empezar la segunda parte. Se había adelantado el Barça por medio del mejor Luis Suárez, que luchó, creó ocasiones y marcó. Lo hizo todo. Tras el gol local llegaron unos minutos, pocos, entonces de susto culé, en los que un equipo sin apenas peligro había llegado a empatar y se iba la Liga. En el viaje azulgrana a Granada había mucho mas que perder que de ganar. Era de esos partidos donde se pierden Ligas, no donde se ganan.
A pesar de que el 1-4 es algo engañoso, demasiado abultado, si que el Barcelona mereció ganar, y con placidez, en un campo donde ya se huele a Segunda. El desastre de proyecto, el primero sin Quique Pina, deja al Granada al borde del abismo. Quizá por eso no hubo ni ambiente en el siempre caliente Los Cármenes. El Barça se aprovechó de ello y se paseó por el campo donde ganó la liga el año pasado.
Jugó el Barça sin Messi y apenas se notó, aunque el partido no es precisamente el duelo en el que se puede medir a este equipo. Si lo puede ser el del miércoles (19:30 horas) ante un Sevilla decaído, pero siempre peligroso. Ahí volverá el equipo catalán a examinarse y a saber si de verdad puede seguir el ritmo de la Liga. Está a dos puntos del Madrid, pero con un partido más. Les ayuda partidos tan cómodos como en Granada. Era otra Liga la de este domingo.
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