Retrocedan en el tiempo y váyanse a los años, especialmente los tres primeros de Guardiola en el Barcelona. Además de ganar, lo hizo con una seña de identidad clara: el centro del campo. Al margen del mejor Messi, nada hubiera sido posible sin aquella línea que amasó el estilo. El Barça era un equipo reconocible gracias a los jugones que construyeron el mejor equipo de lo que va de siglo XXI.
Ahora sitúense en el presente, a las puertas del Clásico que decide este domingo (20:45 horas) la Liga. Los de Luis Enrique se presentan ya fuera de Europa y con unas dudas tremendas en aquello que les hizo siempre diferentes. No tienen centro del campo y en su lugar hay un Madrid que tiene a esos futbolistas por los que hubiera suspirado (lo sigue haciendo) el Barcelona.
El fútbol del Barça actual se basa en el trío de ataque y nada más. El centro del campo está arrasado, solo sobrevive Busquets y se ha quedado sin un jugón que pueda mover el balón. Iniesta está en claro declive, Rakitic queda tocado por Luis Enrique en cada partido y los sustitutos son todavía más tibios que los titulares: André Gomes está haciendo una temporada más que horrible, Arda Turan está lesionado (aunque sano tampoco ha aportado grandes cosa), a Denis Suárez le faltan años y minutos, y Rafinha es el único que ha dado algo más la cara, sin llegar al nivel que se le debe pedir.
El lento cambio de filosofía
No solo en nombres ha perdido el Barça el control del centro del campo. También en la forma de jugar. Con Luis Enrique este equipo no se ha parecido a aquel que maravillaba por el mundo con un juego de toque, que cogía el balón y no lo soltaba. Al contrario. Hizo de los contraataques una forma efectiva de alcanzar más fácil el objetivo y se dejó de tanto toque. Mezclando ambas cosas, ganó la Copa de Europa en 2015. Que hubiera esta combinación ya era una diferencia. Hasta ya es algo normal ver cómo el Barcelona pierde la posesión. Es otro equipo, sin las características de antes.
El Barça ha ido perdiendo su seña de identidad a medida que el Madrid se apropiaba de ella. No es que los blancos sean como los azulgrana de antaño, pero sí que han cogido varias piezas que hubieran alargado la racha de títulos y juego del Barcelona, porque les venían perfectos al club catalán y son lo más parecido a lo que tenían antes.
Hablamos de jugadores como Marco Asensio, Isco o Toni Kroos, a los que el barcelonismo ya lamenta no haber fichado en su momento y que, para más dolor, se fueran al eterno rival. Los fichajes de estos tres jugadores pueden haber cambiado el rumbo del fútbol español. Y más viendo el dinero. El Madrid se gastó en esos tres jugadores 58 millones de euros (Asensio 3,5; Isco 30 y Kroos 23), menos dinero, por ejemplo, que el Barça se gastó en Paco Alcácer y André Gomes este verano.
Ha sido en los prolegómenos del Clásico donde más se ha visto el gran acierto del Madrid y el gran error del Barcelona. Asensio ha sido clave en la eliminatoria ante el Bayern, Isco está de dulce tras un último mes notable y Kroos sigue siendo el pilar de un equipo que ha cogido el testigo del Barça en el centro del campo. Gomes, como todo el centro del campo azulgrana, es un solar. Ya ni Iniesta es capaz de inventar algo diferente que pueda dar vida a su equipo.
Este Madrid es mucho más virtuoso y compacto en el centro del campo. Para seguir con la comparación, Casemiro hace del mejor Busquets, Modric hace del mejor Iniesta y Kroos hace del mejor Xavi. Por el centro del campo pasa gran parte del juego del Madrid, que sin ser un tiki-taka como aquel del Barça, tiene mucho más gusto por el balón que todos los últimos años en el Bernabéu. Zidane no juega al toque, pero tiene un centro del campo mucho más influyente que el del Barça, algo que parecía imposible hace unos años.
El Madrid, más colectivo que el Barça
Y lo que tiene el francés son jugones, ese término que se creó para definir a esos futbolistas que crearon la época gloriosa del fútbol español y que en la mayoría de casos estaban en el Barcelona. Imagínense a Modric en el Barcelona del sextete. O a Isco. Incluso al actual Asensio. No solo no hubieran desentonado sino que no sería exagerado decir que hubieran superado a los que hubo.
El Madrid de esta temporada sigue teniendo a la BBC (son titulares siempre que estén bien), pero no dependen tanto de ella. Y esa es la gran diferencia con el Barça, que más allá de la MSN no tiene nada. El equipo de Zidane se ha reinventado para ser capaz de sobrevivir incluso cuando no aparecen Bale, Benzema o Cristiano. El Barça, no. Jugadores como Marcelo o Modric bien pueden entrar en el top3 de mejores jugadores del Madrid este año y en los catalanes todo se centra en Messi, Suárez y Neymar, que no estará por sanción.
En el Clásico del domingo, el Madrid puede ser el Barça de antaño (entiendan el símil) si Zidane saca a Isco o Asensio. El contraste de estilos se verá mejor que nunca, aunque todavía quedaran años para ver el cambio definitivo, ya que el francés no se atreverá todavía a sacar de golpe ese arsenal que haría ver al Barcelona ante el espejo. Los azulgrana se encontrarían ante el mayor de los dolores: ver que aquellos que podían continuar su estilo están en el eterno rival.
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