En capítulos anteriores -por ejemplo, contra el Leicester- los jugadores ingleses acabaron desesperados. ¿La razón? La pesadez de la defensa del Atlético. Pues bien, el Villarreal, este martes, pudo pensar lo mismo. Al menos, durante 80 minutos. Sin embargo, pasado ese tiempo, encontró portería en una jugada aislada, casi única. Bakambu se la puso a Roberto Soriano y éste mandó la pelota entre las mallas. Y ya está. Da igual que los rojiblancos dispusieran de las mejores ocasiones, o que jugaran mejor, o que se merecieran la victoria. El equipo de Fran Escribá hizo pagar a los colchoneros la que, en algunas ocasiones, es su medicina: llegó tan solo una vez con claridad y marcó [narración y estadísticas: 0-1]
Toca aclarar que la derrota fue un mazazo inmerecido. El Atlético, que podría haberse distraído, no lo hizo: jugó bien, creó ocasiones y mantuvo el control del partido. Ni siquiera con la grada joven -donde se sentaba el Frente (o lo que queda de él), para entendernos- sacando pancartas durante toda la primera parte con grandes momentos vividos en el estadio. Nostalgia, aplausos e historia que no apartaron al equipo de Simeone del objetivo. Del Fútbol, en definitiva. Porque eso mismo ofrecieron los rojiblancos desde el arranque, tan enchufados como un día cualquiera pese a las circunstancias (jornada de martes), la cómoda lejanía respecto al Sevilla (tres puntos) y la cercanía de la Champions, esa competición que duele, pero que también motiva como ninguna.
Así, el Atlético se dedicó a lo de siempre, a situarse bien en el campo y esperar que llegara la oportunidad. Y lo cierto es que dispuso de muchas durante la primera mitad. Lo intentó Correa después de robar un balón, pero se encontró con Andrés. Y también Griezmann, que se sacó un zambombazo de la nada en cuanto pudo. Incluso probó Giménez de cabeza. Dio igual. El balón no quiso entrar en el arranque, pero tampoco hizo sufrir a los rojiblancos, bien colocados, firmes en defensa y dejándole poco margen al Villarreal, que casi ni tiró a puerta.
Pero el tiempo y la probabilidad, esa que dice que el Sevilla todavía tiene opciones de arrebatarle al Atlético la tercera plaza, hizo cambiar de planes a Simeone. Arrancó con los mismos la segunda mitad, pero cambió piezas pasados 10 minutos (se marcharon Gaitán y Correa, y entraron Carrasco y Gameiro). Poco importó. Los rojiblancos siguieron chocando contra el muro implantado por Fran Escribá. Una y otra vez, sin parar. Cada disparo se encontró un hombre, y cada internada una nube de piernas a su alrededor.
Avanzó el reloj sin pausa y no trajo mejoras. A 20 minutos del final, tras un choque fortuito, Carrasco pidió el cambio. No era la noche. O, al menos, no lo parecía. Entró Torres en su lugar y pudo acabar con el infortunio en su primera jugada. Filipe la puso desde la banda y él remató en el primer palo, pero su cabezazo se fue al lateral de la red. Sumó ocasiones sin parar el Atlético: un disparo desde fuera de Filipe que se marchó fuera, y después hizo lo propio Giménez… ¿Y por el otro lado? Tampoco el Villarreal quiso irse sin intentarlo: Roberto Soriano, en un despiste de la defensa, encontró el hueco por donde lanzar, pero lo detuvo Oblak.
Sin embargo, y aunque pareciese un milagro, el Villarreal se acabó llevando el gato al agua. Filipe falló en la marca -la primera vez que lo hacía en todo el partido-, Bakambu entró por la banda, la puso en el corazón del área y Roberto Soriano la mandó dentro de la portería. Y fin de la historia. Esto no se ha acabado, eso seguro.
Noticias relacionadas
- Sandro hace del Granada un equipo de Segunda
- El Sporting, incapaz de conservar un resultado a favor
- Sergio Ramos, suspendido con un partido de Liga
- Las polémicas declaraciones machistas de Bilardo: "Hay chicas que incitan a la violación"
- Gareth Bale, entre tres y cuatro semanas de baja: adiós a los derbis de Champions
- "Tuve suerte de estar en el sitio oportuno": así se tomó la foto 'mágica' de Messi con su camiseta
- Capello: "En cada Clásico del Bernabéu, los futbolistas del Madrid tratan de lesionar a Messi"