Viernes pasado, mediodía. En el plató de un conocido programa de televisión, el presentador aprovecha dos minutos de publicidad para comentar “el chollo que cerré ayer”: vender sus abonos para el Real Madrid-Barcelona por 500 euros cada uno, “¡la mitad de lo que me cuesta todo el año!”.
El presentador, socio merengue “de toda la vida”, había sufragado la otra mitad de esos abonos esa misma semana con la vuelta de cuartos de final ante el Bayern de Múnich. Miles de socios más optaron también por ver el Clásico en casa y sacarse un dinerito. La larga tradición de la reventa, modificada por el comercio online, propició un espectáculo extraño en el graderío de Concha Espina: aficionados blaugrana por doquier celebrando los goles visitantes y 'tocando las narices' al público local.
“Estoy absolutamente indignada”, dice a este periódico Teresa, socia del Real Madrid desde que era niña. “¡En el último minuto un 20% del Bernabéu celebró el gol de Messi!”, añade, “no había visto algo así en toda mi vida”. Las fotos y los vídeos del partido corroboran su impresión: cuando marcó el argentino, la tribuna del estadio se pobló de brazos al aire y bufandas al viento: una celebración que redoblaba el bajón madridista, abatida la grada (o un 80%) por un tanto que conllevaba la pérdida del liderato. Un ambiente diferente al esperable en el encuentro más esperado de la temporada.
El mejor Clásico de los últimos años en términos deportivos pasará a la historia (con permiso de Lionel Messi) por la explosión del trapicheo. “A mi lado”, cuenta Miguel, que vio el partido en su abono con su hijo en zona preferente, “había una mujer mexicana con su hermana y dos niños. Las cuatro entradas les habían costado más de 8.000 euros. Son abonos buenos, de 2.000 euros. Con un partido se pagaron el año entero”.
Otra madridista, Alicia, de 57 años, “socia desde hace décadas”, dice haberse sorprendido por la abundancia de jóvenes “veinteañeros con camisetas del Barça. Me pareció raro… Porque los abonados son como mis vecinos. Me dieron ganas de decirles la suerte que tenían de que los que estamos al lado somos educados. Dieron todas las voces que quisieron… Pero para qué voy a decirles algo, pensé, no merece la pena […] Me parece muy bien que persigan esas cosas, una cosa es dejar los abonos y otra negociar”.
Luis Recuero, hijo de Alicia, ratifica que “había mucho culé, desde luego, pero la verdad es que en todos los Clásicos a los que he ido he visto mucha gente del Barça por mi zona” (segundo anfiteatro, debajo de la primera zona de palcos). “Desde bastante antes de entrar me sorprendió la cantidad de barcelonistas”, dice a su vez Carlos, socio desde 1993. “A las seis, cuando empezamos la previa, había muchos culés en la calle donde solemos ponernos, menos retraídos que en otras ocasiones, con camisetas, paseando tranquilamente por las calles. Eran todos extranjeros… Y luego estaban todos en el estadio. No iban de paseo”.
Abonos al mejor postor
El festival de dinero negro engendrado por el Madrid-Barça ha alarmado al club blanco, que este martes decidió retirar su abono a 357 socios. En las oficinas de Concha Espina y en la Policía detectaron hace ya tiempo el negocio paralelo de empresas opacas que subastan varios miles de abonos al mejor postor: desde unos 500 euros por las peores localidades (Cuarto Anfiteatro en fondo) hasta más de 2.000 por zonas preferentes como la Tribuna o el Primer Anfiteatro Lateral. El problema, como explican desde el club, es que sólo pueden actuar cuando se comprueba fehacientemente que el carné ha sido vendido, no prestado: una empresa nada fácil. Aficionados extranjeros de viaje en Madrid son los clientes principales de este negocio ilegal.
En el Camp Nou ya se dio una situación parecida en la primera vuelta. Tras las quejas de la afición (el partido terminó 1-1), el vicepresidente del área social del Barcelona, Jordi Cardoner, afirmó: “Estamos frenando la reventa no oficial. De hecho, pusimos 7.000 entradas a la venta en el Seient Lliure antes del Clásico. No podemos garantizar que aficionados de otros equipos compren esas entradas. Lo que sí que queremos es que tengan un buen comportamiento y no increpen a nuestros socios”.
357 abonados blancos dejaron de serlo este martes, y otros 1.450 correrán igual suerte si la investigación confirma que vendieron sus entradas. La sanción probable a estas personas será de tres años de retirada del carnet. El Real Madrid autoriza que el documento sea transferible, pero “queda terminantemente prohibida la venta o subasta de carnés de socio o abonos en cualquier modalidad”, rezan sus estatutos. Sí ofrece a sus abonados la “cesión de asiento”: el que no va a ir al fútbol cede su carné al club, que lo vende legalmente (a un precio notablemente inferior) y le devuelve después un 35% del precio.
“Hacer negocio del sentimiento madridista no procede”, reflexiona otro socio merengue, Daniel Valle-Inclán Rodríguez-Miñón, de 45 años. “El Clásico es la amortización emocional, estos partidos dan sentido a tener un abono: el prepartido, el partido y el pospartido. Yo debo reconocer que al principio no noté nada, pero luego se comentó mucho. Estoy muy orgulloso de que el Bernabéu permita celebraciones como la de Ronaldinho en su momento, o Messi, y no caigan botellas ni cabezas de cochinillo”.
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