Cuando por el Bernabéu todavía alguno veía a Neuer sacando manos de un lado a otro, cinco días después, otro alemán de cara amable apareció en la vida del Real Madrid para amargar la existencia a los blancos. Ese era Marc-André ter Stegen, desde este domingo Marc I de Madrid y V de Cataluña.
Quinto porque le superan Messi, Suárez, Neymar y Piqué como los jugadores más decisivos de los últimos Clásicos. Dejen ahora un hueco al portero. Injusto sería que la actuación de Ter Stegen quedara sepultada por la otra obra de arte del encuentro, la de Messi. Ambas no solo son compatibles sino que están relacionadas.
Si el portero no hace todas las paradas que hizo, lo del argentino hubiera quedado en segundo plano, porque la goleada del Madrid hubiera sido de escándalo. Y si Messi no aparece al final, los milagros de Ter Stegen serían olvidados. A pesar de que un portero pare muchas, si te marcan las suficientes para que tu equipo pierda, recordado no serás.
No llegaba en buen momento el alemán al Bernabéu. Había fallado en la semana horribilis del Barcelona, en Málaga y Turín, y había dado la sensación de que no era de esos porteros decisivos que cambian partidos. Nunca nadie dudó de que era buen guardameta, pero sí de que estuviera en el top mundial. Ese runrún siempre estuvo presente. Y era normal. Un portero irregular que bien pasaba del día perfecto al día con fallos.
En el Bernabéu se cerraron todas las dudas. Desde 2004 un portero del Barcelona no paraba tanto en Chamartín. Ter Stegen hizo la madre de todas las actuaciones con 12 paradas en total. El Madrid se basó en chocar una y otra vez con él. Analizando el partido, parece un milagro que el Madrid marcara dos goles (Casemiro y James) con lo dulce que estaba el alemán. También se debió al asedio del Madrid, que tiró y tiró a puerta, casi siempre sin éxito. Ter Stegen evitó una goleada blanca y eso también debe destacarse.
Por el otro lado se dirá que Keylor Navas hizo uno de sus mejores partidos de la temporada. Y es así. El costarricense les sacó tres goles a Suárez, Alcácer y Piqué. Especialmente importante fue esta última parada, porque la imagen del central catalán marcando en el Bernabéu hubiera sido tan morbosa como incendiaria. Navas estuvo soberbio y evitó algún que otro gol más de los culés. Pero se quedó lejos de la gran noche de Ter Stegen.
Si el Madrid hizo a Neuer hace unos días el mejor portero del mundo, ahora lo ha hecho con el meta del Barça. Y eso, claro, tiene otra lectura. Al final los jugadores del Madrid comienzan a ser una ONG por la cantidad de 'favores' que hacen al rival. Y no solo son los delanteros, sino los hombres que de segunda línea entran. También falló Asensio y Modric y Kroos y Marcelo y...
Especialmente bonita fue la parada que hizo a un remate de cabeza de Benzema nada más arrancar la segunda parte. Se vistió de Barrufet para despejar cual portero de balonmano. Antes había sacado ya varios disparos lejanos, por ejemplo un latigazo de Modric o un buen disparo de Cristiano cruzado. También un remate ajustado de Kroos a su palo derecho. O un disparo pegado al palo izquierdo de Asensio. U otra del mallorquín, al otro lado, que sacó con buen despeje de puños. Y así podríamos seguir con otras tres o cuatro buenas paradas que salvaron al Barça. Todas fueron salvadoras. Hizo en total 12 paradas, el doble que Keylor Navas, y, como decíamos, el mejor registro en esta faceta desde la temporada 2003/04.
Al fútbol se juega con los pies... y con las manos. Y a menudo los porteros son tan decisivos como los jugadores de campo. Es normal que Messi se lleve los titulares, bien se los mereció, pero el Barça no hubiera sobrevivido en el Bernabéu si no llega a ser por Ter Stegen. Él también fue decisivo y más viendo los datos finales. El Madrid remató 14 veces a puerta (22 en total), cinco (seis) más que el Barça. Los blancos necesitaron siete disparos a puerta por cada gol (once contando todo), lo que demuestra que el portero sostuvo durante muchos minutos a su equipo.
Messi apareció en los momentos decisivos, con 1-0 y 2-2, pero Ter Stegen estuvo siempre, desde el 0-0 al 2-2. Merece el alemán también llevarse elogios. Seguramente no tendrá otra noche en Madrid como la de este 23 de abril. Fue el día en el que Messi jugó con las manos, clonándose en el campo con un alemán de Mönchengladbach al que el Barcelona tiene que agradecerle seguir vivo en Liga.
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