Tenía que ganar el Barça. No le quedaba otra. Y lo hizo. Sin dudar un mínimo. Llegó, vio y venció. Y ya está. Cumplió con su papel y miró al Bernabéu, donde el Real Madrid tampoco falló (4-1). Qué se le va a hacer. El equipo de Luis Enrique hizo lo que debía. Era lo único que tenía en su mano: sumar tres puntos y meter presión. Gracias, obviamente, al gran partido de Neymar. El brasileño quiso acabar con todo lo especulado durante esta semana: que si iba a ser otro Ronaldinho, que si se llevaba mal con Unzué, que si se iba a ir del Barcelona… Todo eso quedó en nada. ‘Ney’ se señaló el escudo y dijo, sin palabras, aquí me quedo. Quiso dar una exhibición y lo hizo: marcó tres goles y dio una asistencia para que Suárez anotara el otro gol en la victoria ante Las Palmas [narración y estadísticas: 4-1].
Lo cierto es que no se esperaba mucho de Las Palmas. Lo normal, siendo realistas, es que el Barcelona goleara. Al fin y al cabo, el conjunto canario llevaba sin jugar en serio desde que Setién salió en rueda de prensa para decir que se iba. Desde entonces, la caída había sido progresiva. Hasta este domingo. Ante el Barcelona, resucitó. Al menos, durante los primeros minutos. Saltó al campo y se puso a tocar. Roque Mesa, de repente, pareció aquel que deslumbró y fue llamado por Lopetegui. Y su equipo, con él moviendo los hilos, carburó.
Las Palmas se aprovechó también de la fragilidad defensiva del Barcelona, que jugó con el canterano Marlon de central (Mascherano se lesionó en el calentamiento y Piqué fue baja por un virus estomacal) y Digné tuvo que ocupar el lateral derecho. Tanto es así, que Jesé, en los primeros minutos, tuvo una muy buena ocasión para adelantar a su equipo. Cabalgó desde el centro del campo y cayó antes de llegar al área por un supuesto agarrón del defensor francés. ¿Podría haber seguido? Parece que sí, pero cayó y desaprovechó una muy buena oportunidad para adelantar a Las Palmas.
Pero eso fue en los primeros minutos. Capitulados éstos, el Barcelona se hizo con el control, con el balón y las ocasiones. Con todo. Llegó el primero en una jugada deliciosa: Busquets se la puso de tacón a Iniesta, el manchego se la cedió a Luis Suárez en largo y el uruguayo se la dejó a Neymar en el punto de penalti para que la empujara dentro de la portería. Un gol que azuzó al Barcelona y anuló definitivamente a Las Palmas.
El resto del partido fue un festival de los de Luis Enrique. O, mejor dicho, de Neymar. Porque sí, él fue el que le puso el balón del segundo gol a Luis Suárez. Y sí, también él anotó el tercero y, obviamente, el cuarto, un toque sutil que dejó a Varas mirando el balón pasar dentro de su portería. Eso fue todo. Poco importó el gol de Bigas. El Barcelona sigue con opciones de ganar la Liga, pero necesita un pinchazo del Madrid, que viajará a Vigo el miércoles.
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