"Aquí no se juega. El Madrid no manda en España y en Vigo, menos. Con la seguridad del estadio de Balaídos no se juega". Las palabras de Abel Caballero, alcalde de Vigo, crearon un terremoto en el fútbol español hace ahora tres meses. El sábado 4 de febrero, y tras un grave temporal en toda Galicia la noche anterior, el regidor socialista alcanzó cotas de gloria en todos los medios de este país. Había puesto la Liga patas arriba.
Caballero, dueño de Balaídos como alcalde de la ciudad, suspendió de forma unilateral el Celta de Vigo - Real Madrid de la jornada 21. Él lo decidió por su cuenta y todos le tuvieron que seguir detrás. La LFP acabó por aplazar el encuentro ante la negativa de Caballero por abrir el campo, el Celta no aceptó ninguna otra alternativa y el Madrid, preparado para viajar a Vigo, se quedó en la capital con un cabreo considerable que acabó con un duro comunicado contra el alcalde vigués, después de explicar todas las opciones que había aportado.
La suspensión de aquel partido obligó a recolocar todo el calendario y a que el Madrid, desde entonces, haya estado toda la Liga con un partido menos, algo que ha adulterado claramente la competición, para bien y para mal. En una medida polémica, el Celta - Real Madrid se puso para este miércoles 17 de mayo (21:00 horas), entre la penúltima y última jornada. No había otra opción, ya que la clasificación de ambos equipos para las semifinales de Champions y Europa Legue dejaba a los dos equipos sin fechas. Ahora, con el partido ya fijado, se confirma el lío. El Madrid, a falta de una jornada, va segundo. Pero depende de sí mismo. Una locura.
Juegan Celta, Madrid... y Barça
El duelo de este miércoles en Balaídos es la final que nunca tiene una Liga. En Vigo juega el Madrid, pero también lo hace el Barcelona. Incluso los culés se juegan más que un Celta que, sin nada por lo que luchar, querrá cerrar el luto con el que murió hace una semana en Old Trafford. Todo un torneo de nueve meses que se juega en dos horas. Y al Madrid no le vale perder. Y, aunque gane, no será campeón. Tendría que esperar a Málaga el domingo.
Con Balaídos ya arreglado, el viento no podrá llevarse esta vez ni una de las cubiertas del estadio ni el ansia de Liga que tiene este Madrid, al que le pusieron una piedra en el camino con el aplazamiento de este partido y le obligaron a jugárselo todo en una semana, la presente. Tras la goleada al Sevilla, y con vistas a que el encuentro en La Rosaleda no debería ser muy complicado, solo queda la visita a Vigo como peligro real. Como recordaba Luis Enrique, allí perdió el Barça. Y también en Málaga. ¿Por qué no podría hacerlo el Madrid?
La amenaza es un Celta triste por el golpe de Manchester pero revuelto ante el final de Liga. Berizzo saldrá con todo, como si del gran partido del año se tratara, y las heridas del pasado febrero entre ambos clubes han vuelto a abrirse esta semana. El presidente celtista, Carlos Mouriño, no ocultó su simpatía por el Barça y el alcalde de Vigo, siempre presente, apareció con ganas de fiesta asegurando con regocijo que "la vamos a liar".
Hablando de fútbol, el Madrid no tendrá en Vigo (salvo que lo corrija Apelación) a Nacho, al que el Comité de Competición no quitó la amarilla vista ante el Sevilla, una cartulina todavía sin explicación. Undiano Mallenco le amonestó por "discutir con un contrario", sin que nada de eso se haya visto y demostrado.
La ausencia del canterano no debe ser un drama, pero sí que abre un problema en la maltrecha defensa. Con Carvajal lesionado y Pepe todavía no disponible al 100%, Danilo jugará en la banda derecha, más por obligación que por decisión de Zidane. Sí estarán todos los demás, el equipo A, desde Casemiro a Ronaldo pasando por Kroos, Modric e Isco. Balaídos no es El Molinón ni Butarque ni Los Cármenes. Rotaciones en Vigo no habrá.
El Celta es el único equipo de toda Europa que ha eliminado al Real Madrid desde que está Zidane a ida y vuelta (cuartos de Copa) y es el que evitó que los blancos se encontraran ahora con la posibilidad del triplete. Ganaron en el Bernabéu 1-2, consiguieron empatar en Balaídos (2-2) y en los últimos tiempos han logrado dar un salto a todos los niveles, aunque la mejoría se quedó anclada en las semifinales, dos de Copa y una europea, quedándose siempre a las puertas de la final.
En la temporada de los récords blancos (recuerden que registró 40 partidos seguidos sin perder), el Madrid busca marcar gol por sexagésimo tercer choque consecutivo. Nunca nadie lo hizo. No se queda sin marcar desde el 26 de abril de 2016 (ante el Manchester City, ida de semifinales de Champions). Y el gol ahora es clave. El 0-0 les valdría a los blancos en Vigo siempre y cuando ganen en Málaga, pero un empate en Balaídos haría saltar todas las alarmas.
Con un ambiente de enemistad mediática, el Madrid se juega la Liga ante un Celta que no irá con unas ganas tremendas de aguarle la fiesta a los de Zidane, la rivalidad no es tanta, pero al que le 'pone' vestirse de Tenerife. Tendrá que lidiar el Real Madrid con un Balaídos en pie, no hay riesgo de que se caiga, y con la máxima tensión del duelo. En juego, y ahora sí que no es un tópico, el trabajo de ocho meses previos.
Llega a su fin la coletilla de "el Madrid, con un partido menos" con la que hemos vivido los últimos tres meses cada vez que repasábamos la clasificación. Los blancos pueden pasar de ser segundos a primeros en una jornada 21 que está entre la 37 y la 38. Cosas de la liga española, la mejor del mundo, pero incapaz de prever un temporal o un calendario.
El Madrid quiere recuperar un miércoles de mayo lo que el viento se llevó un sábado de abril: un techo y una Liga. Le basta con lo segundo. Lo primero que se lo dejen al alcalde.
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