El estadio de Balaídos es uno de los más viejos del fútbol español. Inaugurado en 1928, el pasado mes de diciembre cumplió 88 años. De los actuales de Primera División, sólo tres le superan en antigüedad: El Molinón de Gijón, El Madrigal (ahora Estadio de la Cerámica) de Villarreal y Mestalla de Valencia. En pleno proceso de reforma, que debería acabar este 2017 según la previsión inicial, el fuerte temporal de viento ha dejado al descubierto los graves problemas del viejo campo de Vigo.
O, más concretamente, de la grada de Río de Balaídos. El temporal levantó 40 metros de una de las cubiertas de esa grada y Abel Caballero, alcalde de la ciudad gallega, aseguró que allí no se podía jugar el Celta - Real Madrid previsto para las 20:45 horas. "El temporal ha dañado unas planchas de la cubierta de una de las gradas y no hay tiempo de repararlo para el partido", comentó el alcalde. Eso dinamitó el orden en la Liga, que se altera por la suspensión de este partido pese a los intentos del Madrid porque se jugara, consciente de que no disputar el partido le complica mucho su calendario, sin fechas.
La pregunta es cómo se ha podido llegar hasta este punto en Primera División. ¿Tan mal están los estadios como para no aguantar un temporal? ¿Quién tiene la culpa? ¿Tan grave es para que no se pueda disputar un partido? Lo primero que debe entenderse es que el temporal ha sido fuerte. El viento llegó a superar los 180 km/h y se 'cargó' parte de la zona reservada para la afición visitante, que además tenía poca demanda para este partido. El incidente fue sobre las diez de la noche del viernes, es decir, 48 horas antes del encuentro.
En el informe de los técnicos municipales, que hizo suyo la Liga con un comunicado, el Ayuntamiento de Vigo aseguró que "se comprobó que en el ámbito de la Grada de Río más próximo a la grada de Gol se desprendieron completamente aproximadamente 20 metros cuadrados de la chapa de cubrición. Parte de la subestructura de soporte de ésta también se desplazó, por lo que existen otras chapas desplazadas con riesgo inmediato de desprenderse".
¿No hay tiempo para repararlo?
El alcalde dice que no, alegando que el viento puede provocar que se sigan moviendo algunas chapas, lo que provocaría daños mayores antes o durante el partido. "Es imprescindible que los bomberos afiancen las chapas, pero no se puede utilizar la escalera con este viento porque es peligroso para los propios profesionales", añadió. Y aseguró que era probable que la obra "requiera de días". Hay que recordar que actualmente Balaídos es municipal, por lo que su dueño es el Ayuntamiento, encabezado por Caballero.
La suspensión del Celta - Real Madrid trasciende mucho más por los equipos de los que se trata y por las consecuencias en el calendario. Ambos están en competiciones europeas y no hay fechas, a día de hoy, libres para disputar este partido. Sólo queda el 17 de mayo, un día totalmente descartable porque sería entre la penúltima y la última jornada de Liga, algo que adulteraría el orden del torneo. El Deportivo - Betis también fue aplazado el viernes por razones casi idénticas: hubo destrozos en la cubierta de Riazor por el temporal. Ese duelo no tiene problemas por los pocos compromisos que tienen coruñeses y sevillanos.
Una instalación anticuada
La principal razón, además del fuerte viento, es lo viejo que está el estadio. Y es precisamente esa zona la que más sufre el deterioro del paso de los años, porque otras partes están ya reformadas, pero la de Río, la afectada, todavía está pendiente. Esa zona está tal y como se dejó en el final de la década de los 70 y el inicio de los 80, la última gran reforma que sufrió Balaídos con motivo del Mundial de 1982. El proceso del cambio del estadio empezó en 1978, cuando el Ayuntamiento pidió ser sede. Acabó en 1981, cuando se inauguró la Grada de Río, la culpable ahora de que se suspenda el partido de este domingo. Costó 474 millones de pesetas.
Y ahí se ha quedado hasta ahora a la espera de que se acabe la Liga actual, para acometer las obras según explicación oficial del Celta para "aprovechar los meses de descanso de la competición". Para esta parte de Río se destinarán más de 5,5 millones de euros, dependiente del Concello de Vigo. De tanto esperar, han acabado ocurriendo cosas como el desprendimiento de estas partes de gradas que obliga a aplazar un partido.
La remodelación de Balaídos está dividida entre todas las instituciones: Celta, Ayuntamiento de Vigo, Diputación de Pontevedra y Xunta de Galicia. Además, Ayuntamiento y club están en una disputa por la titularidad del nuevo Balaídos, en el que todos pagan una parte de las obras. La parte de Preferencia-Tribuna se supone que ya está acabada.
Se supone porque, tras inaugurarla, muchos aficionados se quejaron el pasado jueves en el duelo ante el Deportivo Alavés de las goteras y las incomodidades. "Tenemos una afición de primera, un equipo de primera y un estadio de tercera", se leía a algunos peñistas celestes. Parece que los problemas no se debían sólo a las deficiencias del estadio, también a las reformas.
¿Debería la Liga obligar a remodelaciones cada X años para evitar casos como el de Balaídos? ¿Se debe dejar jugar en estadios con problemas en sus instalaciones? El problema del estadio del Celta no es únicamente del temporal. Sufre un deterioro desde hace años que se ha ido aplazando por falta de dinero y por falta de consenso en sus diferentes remodelaciones. Y eso obliga ahora a un conflicto deportivo que 'calienta' la Liga. El Madrid, con dos partidos menos. Y todo por una chapa que salió volando, culpa del temporal y de una instalación anticuada.
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