El Leganés y el Alavés pusieron el punto final a la temporada con un enfrentamiento que hizo justicia al espíritu competitivo demostrado por ambos a lo largo del año.
El partido se presentaba como una fiesta en Butarque tras lograr los anfitriones el punto que daba la permanencia en San Mamés ante el Athletic. Era un día para disfrutar y para agradecerles a los jugadores los servicios prestados.
De ellos, dos de los titulares centraban todas las miradas por su posible salida en verano. Uno el centrocampista Alberto Martín, junto a Mantovani el último superviviente de la etapa de Segunda B. El otro Víctor Díaz, autor del primer gol del club en la máxima categoría del fútbol español. Muy queridos ambos por su compromiso y sus actuaciones, dejarán gran recuerdo si finalmente dicen adiós.
Por su parte en el Alavés ocupaban plaza de banquillo futbolistas como Edgar o Theo Hernández. Eso no mermó un ápice las ganas de competir del equipo, que buscaba no perder la tensión pensando en una final de la Copa del Rey que se aproxima.
La voluntad tornó en dominio y también en algunas ocasiones desde el arranque. El venezolano Santos, colaborativo y voluntarioso, asumió el mando en las tareas ofensivas. Un cabezazo suyo que pasó cerca del palo y un tiro que desvió Champagne, ocasiones a las que se sumó un tanto anulado, fueron la gran demostración de ello.
Además probó suerte Ibai Gómez con un remate dentro del área que se fue desviado y Sobrino, quien envió fuera la que tuvo en sus botas. Sin ser de gran claridad, todos los acercamientos pudieron acabar en gol.
Mientras el Leganés jugaba sin ansiedad pero con responsabilidad, buscando regalarle los tres puntos a la grada como guinda a una temporada mágica. Por ello también persiguió el gol, especialmente en un testarazo de Guerrero en el primer palo a la salida de un córner que no encontró red por poco.
El delantero también dispuso de la primera tras el descanso gracias a un lanzamiento de falta al lado del portero que obligó a intervenir a Pacheco. Esos detalles daban vida a un duelo que parecía encaminarse peligrosamente hacia la intrascendencia con el transcurrir del tiempo.
Sin embargo, contra todo pronóstico, volvió a animarse. Dos conjuntos caracterizados durante todo el curso por su capacidad de sacrificio no estaban dispuestos a racanearle minutos a la campaña por mucho que fuesen los últimos.
Camarasa avisó con un impacto cruzado antes de que los vitorianos se pusieran por delante. Krsticic fue el autor del tanto beneficiándose un centro de Feddal después de que este se hiciera con el rechace tras un córner.
En desventaja, los de Asier Garitano se lanzaron hacia la portería contraria exhibiendo orgullo. Pudo encontrar el premio con el empate pero también un castigo mayor, especialmente en una contra liderada por Camarasa y culminada por Ibai que desbarató atento Champagne.
Al final el fútbol sonrió a los 'pepineros'. Una parada soberbia de Pacheco a tiro de Bueno fue el anticipo a la diana de Timor, fruto de un zapatazo desde la frontal que entró por la escuadra. Después, los tres pitidos del colegiado que anunciaban la conclusión de una campaña inolvidable. El Leganés ha sabido contagiarse de la magia de Primera y ese hechizo durará, al menos, un curso más.