El club no quería politizar el partido, pero la afición decidió hacer oídos sordos y acudió al partido entre Atlético y Barcelona ataviado con enseñas nacionales. Ya desde primera hora, numerosos seguidores rojiblancos se fueron dejando caer por los alrededores del Wanda Metropolitano cargados con banderas de España y, a 15 minutos del comienzo del encuentro, desde la tribuna de prensa, se dejaban ver más enseñas que souvenirs colchoneros. Y, para cuando el árbitro pitó el inicio del choque, el equipo de Valverde fue recibido entre abucheos y pitidos por un mar de banderas rojigualdas en medio del conflicto entre Cataluña y el resto de España por la independencia.
Ocurrió en el Bernabéu, en la última jornada de Liga, y ha vuelto a suceder. En aquella ocasión, la afición, de forma organizada, repartió banderas a las puertas del estadio blanco para que las luciese la afición. Esta vez, en cambio, fue distinto. No fue nada organizado. La afición acudió con sus banderas y las exhibió antes del partido. Sólo el Frente, que lo había anunciado a través de sus redes sociales, portó enseñas nacionales de forma premeditada.
El otro foco de todas las miradas fue Piqué. El público abucheó y silbó al central culé cuando sonaron las alineaciones y también cada vez que tocó la pelota una vez comenzado el partido. Al fin y al cabo, el canterano, aunque nunca se ha declarado a favor de la independencia, votó en el referéndum del pasado 1 de octubre y ha sido muy duro con respecto a todo lo ocurrido en Cataluña en las últimas semanas.
Las banderas de España, los abucheos y las pitadas, además de por la situación política que se está viviendo en el país, también fue la respuesta del Atlético a la politización del Barcelona en los últimos tiempos. El conjunto azulgrana se mostró a favor del referéndum ilegal del 1 de octubre y lo hizo público a través de sus redes sociales.
Además, el Barcelona, el 1 de octubre, decidió jugar a puerta cerrada a pesar de que tanto los Mossos como la Liga y la Federación habían comunicado previamente que se cumplían todas las medidas de seguridad para celebrar su partido contra Las Palmas. Sin embargo, el club, de manera unilateral, quiso que el encuentro fuera sin público.
Todo eso hizo que la afición del Atlético, de forma unilateral, decidiese ir ataviada con banderas de España al Wanda Metropolitano, que pitara a Piqué y que, durante largos ratos del partido, cantara "¡Viva España!". Una situación anómala, pero que va a ser el pan de cada día del Barcelona de ahora en adelante en sus visitas al resto de estadios de la Liga.
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