El fútbol, como la vida, tiene varios estados de ánimo. Hace menos de seis meses, el Real Madrid levantaba al cielo de Cardiff su Duodécima Copa de Europa y completaba una temporada excepcional, la mejor de su historia. En agosto, tras bailar al Barcelona en la Supercopa de España, todo era fiesta en el Bernabéu.
En cambio, la actualidad del Real Madrid se basa ahora en una tensa calma consecuencia de unos malos resultados en la Liga, porque en Champions, a pesar de ser segundo de grupo, a los blancos no se le puede achacar nada. Ya sea por el glorioso pasado o por la confianza que se quiere dar al grupo campeón de la temporada pasada, en el Madrid todavía no ha explotado una rebelión en grada o plantilla. De ahí lo de tensa calma. Es obvio que el equipo no está bien pero se sigue confiando en los mismos.
Este sábado el Real Madrid ganó al Málaga en uno de esos partidos que pueden reflejar el actual estado de los blancos. Rozó el desastre, estuvo cerca de otro empate o derrota en el Bernabéu, pero al final ganó para seguir con un pequeño hilo de vida. Un 3-2 con el que es imposible de ocultar los numerosos fallos que existen. Tal y como está el cuadro de Zidane, el éxito es ganar y ya no cuenta el cómo.
Inseguridad del equipo
Sin que sea el culpable de todo, porque la fiebre del Madrid actual es una cosa común de todos (muy pocos se salvan), sirva la figura de Kiko Casilla como representación de lo que hoy vive el actual campeón de Liga. Casilla, como el Madrid, está bajo de forma, inseguro, no transmite seguridad y tiene algunos fallos impropios del nivel que se exige a este equipo. Ante el Málaga, el portero catalán completó su peor partido con la camiseta blanca.
Keylor Navas, lesionado desde hace un mes, después del partido ante el Tottenham en el Bernabéu, entró en la convocatoria del partido de Liga de esta semana. El meta 'tico', muy propenso a lesionarse, ya está recuperado de sus molestias en el aductor derecho. En cambio, Zidane no quiso forzarle y le dejó en el banquillo. Salió de titular Casilla, que ante el Málaga cumplió su octavo partido consecutivo en el once del Madrid.
A pesar de tanto tiempo como meta titular del Real Madrid, Casilla no ha mejorado y ha mostrado mucha inseguridad. Este sábado se escucharon las primeras críticas en el Bernabéu, que asistió a un partido muy dubitativo del catalán, canterano blanco. Kiko falló en el segundo gol del Málaga, en el tanto anulado al cuadro andaluz en el último minuto de la primera parte y en algunas acciones aisladas que acabaron sin peligro para él.
Un secundario en el once por obligación
Casilla llegó al Real Madrid en el verano de 2015, justo cuando su plural, Casillas, marchó a Oporto. Su papel no era sencillo, ya que la sombra de Iker iba a ser larga y él mismo sabía que sería el segundo portero. Esa figura en un equipo grande, generalmente, es muy difícil, ya que te obliga a estar activo y al mejor nivel a pesar de que solo dispondrás de los partidos de Copa del Rey.
Ante el Málaga, algunos jugadores le reprocharon a Casilla no despejar con criterio y estar demasiado alterado cuando le llegaba el balón, sin criterio a la hora de sacar jugado el esférico. Ese fue su inicio de un partido con dos fallos graves. El primero, en el tiempo de añadido de la primera parte, cuando se 'tragó' un cabezazo de Baysse al hacer una salida en falso y dejar vendida su portería. El gol fue anulado por Gil Manzano, que interpretó que el defensor del Málaga se apoyó en Carvajal.
El fallo más determinante fue el que provocó el segundo gol del equipo andaluz. Chory Castro disparó desde lejos, un remate fuerte pero sin peligro, y a Casilla se le 'coló' al poner manos blandas. El golpeó del delantero uruguayo iba centrado y el portero del Madrid despejó hacía su izquierda. Un gol mitad de Castro, mitad de Casilla.
El Madrid, con gol de Cristiano, acabó ganando gracias al rechace de un penalti, el primero a favor en todo el año, y sacó los tres puntos ante el Málaga, pero la victoria no pudo ocultar unos problemas que, este sábado, tuvo en Casilla a su representación como jugador.