La noche era calurosa en Madrid pero el reloj ya había pasado la una de la madrugada. Era la noche del 16 al 17 de agosto y el Barcelona había perdido la Supercopa de España pero eso había sido de lo menos. Al margen del resultado (un contundente 5-1 global en favor del Real Madrid), los blancos habían sido infinitamente mejor que los culés llegando a jugar minutos en los que azulgrana fueron un juguete en manos de los de Zidane.
Tal fue la superioridad del Real Madrid que el 2-0 de la vuelta de aquél torneo se quedó corto y representó mucho más que una simple Supercopa: los blancos seguían en un momento idílico con el cuarto título del año, confirmaron estar muy por encima del Barcelona, que llegó a perder su querida posesión por primera vez en muchos años en un Clásico.
Y si de aquél partido salió alguien tocado fue Ernesto Valverde por la forma en la que se cayó. Arrancar una etapa tan exigente como la que se abría en aquellas fechas con una derrota contundente ante el Real Madrid dejaba evidentes dudas en la idoneidad del técnico extremeño para llevar a cabo el lavado de cara del Barcelona.
En aquella rueda de prensa en el Santiago Bernabéu, Valverde dejó dos frases que hoy cobran mucho sentido. "Para darle la vuelta a la situación lo que hace falta es ganar, la lectura siempre se hace en función de la victoria", dijo el Txingurri. Y cuatro meses después su predicción se hizo real.
Para revertir aquella situación había que ganar y el Barça lo hizo en el siguiente partido ante el Betis y en el siguiente, en el siguiente... y así nueve de forma seguida, colocándose líder sólido de Liga y en su grupo de Champions. Pero no era solo ganar, también no perder. Y el Barcelona, desde el partido en el Santiago Bernabéu, no ha perdido. 25 encuentros seguidos sin caer derrotado que han dejado a un Barça feliz rendido a Valverde.
"Si hay una certeza en este deporte es que todos vamos a perder algún día. Al Madrid le va a pasar", comentó el exentrenador del Athletic aquél día. Desde esa fecha, los blancos han perdido cuatro partidos y han sido incapaces de entablar una racha de cinco partidos seguidos ganando. El guión cambió de forma radical y la tranquilidad con la que asumió aquella derrota Valverde acabó valiéndole para el futuro.
Y que la película cambiara en tan poco tiempo es obra de Ernesto Valverde, un técnico de perfil bajo, muy silencioso, pero que ha sabido hacer práctico y efectivo al Barcelona. El míster verato ha sabido cambiar la tendencia de agosto y lo ha hecho sin necesidad de grandes titulares. Una gestión desde abajo a arriba en la que controló egos y eso que le tocó vivir en una época especialmente convulsa, con la marcha de Neymar primero y la polémica de la independencia después.
Pero a Valverde no le ha alterado nada y ha formado un equipo invencible que alcanzó su apogeo el sábado en el Bernabéu con una goleada que refuerza al entrenador extremeño que ha dado la vuelta a todo y ha quitado la razón a aquellos, incluido a este periodista, que avecinaban que su perfil y el inicio de temporada podrían acabar con un despido o huida antes de tiempo.
Su gran éxito ha sido hacer del Barcelona un equipo práctico y hacer entender que por encima de todo está la victoria. El Clásico dibujó a un Valverde que controló todos los detalles y que planeó el partido a su gusto, con una primera parte en la que dejó el balón al Madrid (aunque esto cabreara a los culés más 'puristas') con la esperanza de que no marcaran ante su falta de pegada (como así pasó) para dar la estocada en la segunda parte.
Y fue ahí cuando recuperó el balón, retocó algunas piezas y se sobrepuso a la figura de Kovacic que ahogaba a Messi y taponaba Busquets. También es clave la confianza y apuesta en Paulinho, el jugador que mejor representa a este nuevo Barça que va más a por la victoria que a por el balón. Valverde fue a Madrid a ganar fuera como fuera, sin miedo al qué dirán, sin complejos. Y ganó. Y goleó.
Y por eso está el Barça hoy donde está, líder en Liga con nueve puntos sobre el Atlético, 11 sobre Valencia y 14 sobre el Real Madrid, los blancos con un partido menos. Hay varios encuentros en esta Liga en la que se ha visto esa idea de equipo efectivo. En San Mamés, por ejemplo, el Barça se llevó un partido que no mereció, en el que jugó peor que el Athletic, en el que tuvo menos ocasiones, pero con dos 'chispazos' venció. Y eso es el fútbol.
Si el partido que dirigió Valverde en el Bernabéu la hubieran dado otros técnicos más mediáticos (Guardiola, Mourinho, Simeone, Ancelotti....) estaríamos ante eternos piropos y usando ya los calificativos de "mejor entrenador del mundo". Pero Valverde no tiene ese poder al que no llega y posiblemente no quiera llegar. Porque su fama se la ha ganado con ese trabajo en silencio que ya cuajó en el Athletic y que ahora 'amenaza' con dejar al Barcelona mejor de lo que estaba.
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