El fútbol le sonríe tanto al Barcelona este año que lo raro ya sería que no haga el Triplete. Con 2-0 perdiendo ante el Sevilla y sin ninguna señal de vida en el Pizjuán, con el cuadro andaluz perdonando el tercero, el cuarto y el quinto, los culés salvaron la primera derrota de la temporada de una forma inexplicable: dos goles en un minuto. [Narración y estadísticas: Sevilla 2-2 Barcelona].
El empate del Barça fue increíble. Tras ir perdiendo 2-0 en el 88', dos goles en ese minuto, uno primero de Luis Suárez y otro de Leo Messi, el cuadro catalán se llevó un punto inmerecido del Pizjuán pero que explica muy bien a este equipo que será campeón de Liga porque es indestructible. Ni cuando está todo listo para perder, pierde.
Messi fue suplente en Sevilla. Salió en el minuto 58, con el Barcelona ya perdiendo por 2-0, y si bien durante media hora no hizo nada notorio para cambiar el resultado, en un minuto lo hizo todo. Siempre estuvo rondando, le dio más dominio a su equipo, pero las ocasiones seguían siendo del Sevilla, que al contraataque perdonó la goleada. Y, como (casi) siempre en el fútbol, quien perdona, la paga.
En un solo minuto, solo pasando segundos, Luis Suárez puso el 2-1 y Messi, con su disparo más característico (disparo con rosca desde la frontal del área) colocó el empate. Todo pasó en un visto y no visto. El fútbol en muy poco tiempo. Eso evitaba la primera derrota del Barcelona en Liga, que ya se tocaba después de un inteligente partido del Sevilla.
El cuadro andaluz se 'comió' a los culés sin necesidad de hacer su mejor partido de la temporada, también porque el Barcelona llegó al Pizjuán pensando más en el asequible duelo ante la Roma de Champions. La tensión fue mínima y el ritmo, muy lento. No fue el Sevilla - Barça más bonito y eso que este duelo, especialmente en Nervión, suele ser vibrante.
Marcó el primero (36') el 'Mudo' Vázquez, que no es mudo y si Franco, y que remató muy cerca de la línea de gol un pase de Correa. El italo-argentino golpeó mal al balón, pero a placer, libre de marca, y por eso anotó. Más tarde, en la segunda parte (50'), Muriel puso el 2-0 tras recoger el rechace de Ter Stegen, que paró un primer disparo con el pecho.
Tuvo después hasta cinco ocasiones el Sevilla para aumentar la diferencia, pero hubo dos jugadas especialmente claras en las que Jesús Navas y el propio Muriel evitaron la goleada andaluza. Lo vieron tan claro que fallaron. El resultado pudo ser de escándalo porque todas esas jugadas eran manifiestas de gol. El Sevilla, pese a marcarle dos tantos al Zamora de la Liga, sigue teniendo un problema de cara al gol.
Llegó entonces el orgullo del Barcelona y ese empate, pero si el análisis se hace en frío, Valverde deberá preocuparse de la influencia máxima que tiene Messi en su equipo. Es normal que la ausencia del mejor jugador se note, pero hasta el punto que alcanzó en Sevilla no deberían llegar los culés. Sin el argentino, el Barcelona es un equipo mucho menor de lo que actualmente es. Además de tener muchos puntos menos, sería más inofensivo. Sufriría por ganar la Liga y en Champions posiblemente no habría llegado a cuartos.
Pero ahí salió, marcó y salvó a su equipo de la primera derrota de la temporada, que no es que hubieran cambiado mucha las coas pero que para lo anímico es importante. Sigue invicto en Liga tras visitar todos los campos 'grandes' del torneo (30 jornadas ya disputadas). Y lo es de todas las maneras, porque lo de este sábado ya pasa el milagro.
Ahora, para los dos equipos, llega la Champions. Al Sevilla, el 'ogro' de Europa, el poderoso Bayern de Múnich que goleó este sábado al Borussia Dortmund (6-0). Necesitará el equipo de Montella más definición de cara a la portería y más concentración. Al Barça, por otro lado, le toca el asequible duelo ante la Roma que, con esta euforia, puede ser un simple trámite y más al tener a Messi, donde ahí ya no será suplente. Un regalo a estas alturas.