El Barça es campeón de Liga (y de Copa), mantiene el invicto en el torneo y está a dos jornadas de conseguirlo, pero no es que en el Camp Nou haya una alegría inmensa. Quizá están esperando al 26 de mayo, día de la final de Champions, donde ahí pueden celebrar algo más que los dos títulos conseguidos. La frialdad de este miércoles en el duelo ante el Villarreal, un día en el que además se ofrecían los títulos, muestra una calma en el barcelonismo impropia de lo que se ha logrado. [Narración y estadísticas: Barcelona 4-1 Villarreal]
Ganó el Barcelona, con dos caras, a un Villarreal que despertó tarde. Los culés, que salieron con ganas de demostrar que aún con todo ganado tienen ambición de acabar la Liga sin derrotas (algo que solo ha pasado dos veces, el Athletic en 1930 y el Real Madrid en 1932), tuvieron que remontar a un ambiente desangelado, excesivamente frío. El Camp Nou fue más que un cementerio. Y eso que han ganado el Doblete.
El Villarreal, que hizo el pasillo al campeón de Liga pero se le olvidó que ese gesto debió durar un minuto y antes del partido, aplazó la posibilidad de acabar quinto tras un planteamiento algo inentendible. El conjunto castellonense hizo el pasillo 45 minutos más al estar toda una primera mitad con una actitud de dejadez, como si no quisiera jugar en el Camp Nou. Y, claro, eso el Barcelona no lo perdona.
Arrasó el equipo de Valverde con goles de Coutinho, Paulinho y Messi, pero esta vez en los asistentes de los tres goles estuvo la clave y el éxito. Tuvieron más méritos ellos que los goleadores. En el 1-0, minuto 10, Dembélé, que hizo la que pudo ser su mejor jugada como culé, al irse de tres rivales. Disparó, falló Asenjo y el rechace lo cogió Coutinho. Cinco minutos después, Digne se internó por su banda y le regaló el gol a Paulinho, que solo tuvo que empujar el esférico en el segundo palo. Más tarde, Messi aprovechó un pase exquisito de Iniesta, que sigue dejando sus últimas pinceladas.
Cuando el Villarreal reaccionó tras el descanso demostró lo que es, un buen equipo y peligroso para cualquier otro. Tuvo varias acciones que bien podrían haber acabado en gol, pero solo una (Sansone, 54') entró en la portería de Cillessen, este miércoles titular. El submarino amarillo mereció más por su versión en la segunda mitad, pero el pasillo de la primera le pasó factura. Y lo repitió después, porque el último gol culé (Dembélé, 87') también llegó por el mismo camino. El francés acabó en un doblete con otro tanto en el último minuto.
En un ambiente muy light, donde costaba hasta que los aficionados siguieran los cánticos de "campeones" (y mitad de entrada), el Barça mantuvo con comodidad el invicto y solo le quedan dos jornadas para conseguirlo: el domingo en el Ciudad de Valencia y una semana después ante la Real Sociedad.