Quinto en la Serie A, el Milan pugna por entrar en ese terceto de cabeza que en mayo se repartirá los puestos de Champions para la próxima temporada. No es casual: tras la campaña 2015/16, en la que obtuvo un discreto séptimo puesto, el cuadro 'rossonero' voló del nido de Silvio Berlusconi -quien decidió vender el club de sus amores el pasado agosto por unos 740 millones de euros- para enfrentarse a uno de sus mayores procesos de reconstrucción. Por suerte, el liderazgo e Montella en el banquillo y la liberación de una de las plantillas más jóvenes que han pasado por San Siro en la última década han traído la estabilidad.
Este viernes, el premio puede ser la Supercopa de Italia (17:30) que se disputa en Catar, el primer trofeo que lograría el Milan en un lustro de sequía. Un torneo menor, pero que certificaría la increíble resurrección de un equipo que vuelve a deslumbrar en Italia -está a dos puntos del segundo puesto- y del que tiran hombres como el meta Gianluigi Donnarumma (17 años), los defensas Alessio Romagnoli (21) y De Sciglio (24), los medios Giacomo Bonaventura (27) y Juraj Kucka (29) o el atacante M'Baye Niang (22). Y, por supuesto, el español Suso, quien a sus 23 años -y tras una cesión de medio año en el Génova- se ha erigido en el dueño indiscutible de la banda derecha del conjunto 'rossonero'.
Son los 'niños' de Montella, una generación de futbolistas que contrasta con aquel Milan casi senil que trataba de sostenerse a base de viejas glorias hace una década; un grupo en el que sólo dos jugadores superan la treintena (Riccardo Montolivo y el exatlético José Sosa) y en el que se mezclan presente y futuro del fútbol italiano. En el caso de Suso, su temporada supone la consagración definitiva de un futbolista que dejó el Cádiz para buscar suerte en el Liverpool en 2010 -con 17 años- y que hasta la presente temporada no había dispuesto de continuidad.
Este Milan juega con los extremos cambiados: el diestro Niang juega por la izquierda y Suso, zurdo cerrado, ocupa el carril derecho. El español, con un perfil más desequilibrante que goleador, se ha adaptado al puesto a la perfección y ya es uno de los nexos entre la recuperación y el gol del equipo. Gracias a su excelso toque y su capacidad de desborde en el uno contra uno, el gaditano tiende a crear peligro simplemente por la posición que ocupa, partiendo desde la cal y tirando diagonales hacia la frontal. Si puede, saca uno de esos memorables latigazos que atesora su zurda de oro; si le cierran -normalmente un par de hombres-, es capaz de encontrar al compañero libre de marca o el hueco para filtrar un pase definitivo.
Una Juve intratable en un 'calcio' menor
El 'calcio' lleva varios años de capa caída. Desde que el 'Moggigate' derrumbase los cimientos del fútbol hace una década, concretamente. Por eso, la 'dictadura' de la Juventus que en Italia dura ya un lustro sorprende a pocos; hasta ahora, parece el único equipo capaz de tomarse en serio tanto el campeonato doméstico como la Champions League -en la que fue subcampeón en 2015- y que acumula una renta de siete puntos sobre la Roma a estas alturas de la Serie A.
En su último cruce con el Milan, en la final de la Coppa Italia del curso pasado, se impuso por 1-0 -el conjunto 'rossonero' llega a la Supercopa como subcampeón-, pero en el partido liguero de este año, el último hasta la fecha, un gol de Locatelli dio el triunfo a los de Montella. Un duelo que evidenció que, a partido único, a la Juve se le puede ganar. Y Suso, Bacca y compañía lo saben.