Tiger Woods, el fin de una era
El californiano cumple 40 años amenazado por una posible retirada prematura a consecuencia de una lesión de espalda que no termina de sanar. Está a sólo cuatro 'majors' del récord de Jack Nicklaus.
30 diciembre, 2015 00:32Noticias relacionadas
"Fue en mi casa. Hice un globo por encima de un bunker y sentí el nervio. No tenía el teléfono encima ni nadie cerca que pudiera ayudarme. Simplemente caí al suelo y no fui capaz de moverme hasta que mi hija me encontró". Según su propio relato, fue aquel día cuando Tiger Woods se hizo daño de verdad en la espalda. "¿Otra vez, papá?". "Sí, otra vez".
En los 18 meses que separan abril de 2014 y octubre de 2015, Tiger Woods se ha sometido a dos microdisectomías -cirugía de columna en la que se extrae parte de hueso y/o de disco intervertebral para aliviar el pinzamiento neural y liberar espacio-, además de un tercer "procedimiento" tras sufrir dolor severo en la cadera. Todo ello a consecuencia de un pinzamiento nervioso, de una lesión que no termina de curar y que podría suponer el fin del más grande de todos los tiempos.
Jack Nicklaus, el mítico Oso Dorado, ganó su sexto Masters de Augusta, el último de sus 18 torneos de Grand Slam, con 46 años. Los dos 'grandes' anteriores los consiguió ya con 41 años en el DNI. Esa cifra, los 18 'majors', ha sido siempre el objetivo, aunque ahora no son el único espejo en que mirarse. Phil Mickelson, Ernie Els, Ángel Cabrera o Darren Clarke, todos ellos por encima de los 40 años, han conquistado alguno de los cuatro grandes en los años recientes.
Icluso Woods puede recurrir a ejemplos pasados como los de Julius Boros -ganó el US PGA con 48 años-, Hale Irwin (45), Lee Trevino, Roberto de Vincenzo, Harry Vardon (44) o Pay Stewart o Gary Player (42). Sin embargo, hoy, el día en que Tiger Woods cumple 40 años, el objetivo del Tigre está en las Antípodas de los sueños de grandeza. Hoy, el 'Extraterrestre' sólo quiere volver a jugar al fútbol con sus hijos.
Tumores benignos y el ligamento anterior cruzado de la rodilla izquierda; dos fisuras en la tibia izquierda, lesión de cartílago y rotura del tendón de Aquiles de la pierna derecha; problemas en el cuello y en el tobillo derecho; lesión en el codo izquierdo... La lista de lesiones es casi interminable, aunque si algo demostró a lo largo de su carrera Tiger Woods fue su indestructibilidad. No tanto por sus entrenamientos militares con los Navy Seals, sino por su capacidad de recuperación y el hambre de victoria con que regresaba después de cada una de las lesiones.
El ejemplo de quién era Tiger Woods fue el playoff final del US Open de 2008, cuando disputó (y ganó) 18 hoyos extra a Rocco Mediate con una fisura por estrés en la tibia de su pierna izquierda. Aquel día, el de su mayor gloria, también fue el de su último asalto al trono de Nicklaus.
Con 32 años, y toda una vida profesional por delante, había conquistado 14 'grandes' y apenas le restaban cuatro para igualar al mito. Ahora, con 40, el sueño se desvanece ante sus ojos. ¿Y si no vuelve a jugar al golf?, le preguntó Lorne Rubenstein en una entrevista con la revista Time. "Evidentemente, esto no es lo que quería que suciedese, ni estoy pensando en que sea lo que puede suceder. Pero si pasa, pasa".
Apenas 40 jugadores han conseguido ganar un 'grande' después de cumplir 40 años y el español Miguel Ángel Jiménez, extraordinario su momento de forma precisamente desde que superó esa fecha en el carnet de identidad, es el mejor ejemplo de lo complejo que resulta conquistar un major ante la nueva hornada de talentos. Desde Jordan Spieth a Rory Mcilroy pasando por Rickie Fowler, Jason Day... En el lado opuesto, Tiger Woods.
No compite desde el pasado 23 de agosto, cuando terminó décimo en el Wyndham Championship. Él, 683 semanas al frente del ránking mundial. Él, 79 torneos de la PGA estadounidense en el zurrón, sólo por detrás de las 82 de Sam Snead. Él, 142 cortes superados de forma consecutiva. Él, cuyos resultados acumulados de 2014 y 2015 le han arrojado a la posición 416 del ránking mundial, su peor puesto desde que se hiciera profesional en 1996, justo entre los estadounidenses Martin Flores y Rob Oppenheim, dos absolutos desconocidos.
El descenso a los infiernos del californiano parece no tener fin, desde aquel US Open de 2008 hasta su última intervención quirúrgica. Por medio, toda una temporada de primeras páginas en la prensa amarillista estadounidense y mundial a cargo de su escándalo sexual y posterior divorcio con Elen Nordegren. Una recuperación por clínicas de desintoxicación narradas foto a foto. Su renacer de la mano de la esquiadora Lindsey Vonn para volver a ser soltero y un hombre entregado a sus hijos. Su hundimiento deportivo pese al premio a jugador del año en 2013 con cinco títulos que no podían ocultar la frustración por ese 14 inamovible en el casillero de los torneos de Grand Slam.
"La parte más dura para mí es que no hay nada que pueda hacer, nada que pueda esperar ni nada sobre lo que empezar a construir. Literalmente, me lo estoy tomando día a día, semana a semana", confesó el propio Woods en una rueda de prensa en el Hero Classic que apadrina su fundación y del que, evidentemente, fue baja. "¿La luz al final del túnel? No lo sé. No tengo una respuesta para cuándo voy a volver a jugar y tampoco la tienen mi cirujano ni mi fisio".
Cumplidos ya los 40, Tiger Woods aparecía en el número 26 en la última lista de Forbes de los 40 emprendedores estadounidenses por debajo de 40 años. A años luz de las cifras de Mark Zuckerberg, líder de la lista, la fortuna estimada de Woods -unos 700 millones de dólares- y su eterna pléyade de patrocinadores -Nike, Rolex, Hero MotorCorp...- le anticipan una jubilación dorada comparable a la de Michael Jordan, inactivo desde 2003 y aún compitiendo por los primeros puestos en la lista Forbes de deportistas mejor pagados año tras año. Aunque...
"¿Dónde me veo dentro de 10 años? Jugando al golf al más alto nivel, ganando torneos, ganando grandes". Ojalá.