De los 111 torneos de Grand Slam que se disputaron entre el Masters de Augusta de 1958 y el de 1986, ambos incluidos, Arnold Palmer, Gary Player y Jack Nicklaus ganaron 37. Dicho de otra manera: el denominado Big Three del golf ganó uno de cada tres grandes entre la primera victoria de 'The King' en Magnolia Lane y el último de los 18 grandes que conquistó el Oso Dorado. Fue también en Georgia, en el campo que también en este 2016, como viene sucediendo desde 1934, marca el inicio de la temporada. El mismo lugar donde tres jugadores de 28, 26 y 22 años intentarán tomar el relevo de una generación irrepetible.
La fecha oficial de su retirada es 2006, aunque en realidad Arnold Palmer colgó los palos mucho antes. 'The King' le llamaban. Él fue el primer deportista profesional en ganar un millón de dólares. Fue con él con quien empezó el fenomeno fan en el deporte, pues tales eran las masas que arrastraba que tuvieron que bautizarlas: The Arnie's Army (el ejército de Arnie). Con él sí que empezó todo en realidad.
Arnold Palmer fue la primera superestrella del deporte mundial. No tanto por la repercusión de sus éxitos como por el beneficio que supo extraer de ello.
Acostumbrado a cerrar los tratos con un apretón de manos y una profunda mirada a los ojos de su interlocutor, Palmer fue el integrante primigenio de un trío que marcaría una época, que proporcionaría un salto cualitativo a un deporte prácticamente amateur a nivel mundial. De hecho, Jack Nicklaus, considerado mayoritariamente el mejor jugador de todos los tiempos, incluso por delante de Tiger Woods, se hizo un nombre a base de ganar torneos no profesionales. Claro que cuando se hizo pro...
Y faltaba un tercer elemento. El foráneo, el diferente. Gary Player, sudafricano, 500 flexiones diarias aún hoy cuando su DNI dice que ha pasado hace tiempo de los 80, era el hombre perfecto. El caballero negro le llamaron.
Un trío irrepetible, capaz de conquistar no solo 37 grandes entre todos, sino que sumaron cerca de 160 victorias profesionales en el PGA Tour. Unas cifras sólo al alcance de su popularidad y de los ceros de su cuenta bancaria. Unos personajes de leyenda que convivieron con los más grandes de la historia de su deporte. Tom Watson, con 8 títulos de Grand Slam entre 1975 y 1983 incluyendo su apasionante Duelo al sol con Nicklaus. También Lee Trevino, seis grandes entre 1968 y 1974. Y por supuesto Severiano Ballesteros, dos Masters de Agusta y tres British Open entre 1979 y 1988.
Tres nombres para el relevo
Jason Day. Beaudeser, Australia (1987). Actual número uno del mundo, el gran favorito en el primer major de esta temporada, quizás uno de los jugadores más queridos del circuito tras sus repetidas apariciones por la zona noble de la clasificación o por sus problemas con los vértigos y la espalda que le acercan al golfista medio. Un grande en el zurrón entre sus 10 victorias en los dos grandes circuitos mundiales.
Rory Mcllroy. Holywood, Irlanda del Norte (1989). Apenas 26 años y ya ha sido número uno del mundo, ha conquistado cuatro torneos de Grand Slam y ha acarreado la responsabilidad, por no decir losa, de ser considerado el heredero de Tiger Woods. Probablemente uno de los grandes pegadores y, sin duda, el buque insignia de la armada europea en las próximas dos décadas de Ryder Cup.
Jordan Spieth. Dallas, Estados Unidos (1993). Con apenas 22 años es sin duda el jugador más querido por el público. Joven, sencillo, trabajador, su caddie fue primero profesor de matemáticas en un instituto de Dallas o la forma en que integra a su hermana discapacitada tanto en los éxitos como en las derrotas. Si Lindsey Vonn (curiosamente exnovia de Tiger Woods) fue la novia -deportiva- de américa, él es el hijo que toda buena madre yanqui quiere tener. Acumula ya un Masters y un US Open entre sus siete victorias en el PAG Tour.
Un nuevo Big Three
Day, Spieth y Mcllroy, tal y como los ordena el ránking mundial antes del Masters, son la nueva ola, la generación llamada a terminar con los Tiger Woods, Phil Mickelson y compañía. Ellos, amén de sus éxitos deportivos presentes y potenciales, quizás llevados por el negocio que hoy día es el deporte están llamados a ser el nuevo Big Three. Cosa bien distinta es que puedan llegar a serlo.
Entre los tres suman siete títulos de Grand Slam, los mismos que Jack Nicklaus tenía ya en su casa con 28 años -la edad de Day, el mayor de los tres-. Un dato relevante, pues suman 40 torneos profesionales, fruto de jugar mucho más en comparación con los años 60, 70 y 80. Sin embargo, estos jugadores, en realidad, y como afirmaba Tiger Woods antes de su última operación e inmediata desaparición de los campos, juegan menos que él y, además, superan menos cortes -Woods aún tiene el récord de cortes superados de forma consecutiva-, lo que implica una mayor irregularidad en sus resultados.
También es cierto que Day, Mcllroy y Spieth, esta vez en orden de edad decreciente, no encuentran en su generación gigantes como Watson, Trevino o Seve. Entre los jugadores que pelean con ellos, ya sea con unos pocos años más ya sea de su misma generación, destacan Bubba Watson, Zach Johnson o Martin Kaymer, cada uno de ellos con dos grandes en el zurrón. Por detrás, Adam Scott, Justin Rose, Charl Schwartzel, Graeme McDowell, Louis Oosthuizen o Keegan Bradley, todos con un grande ganado. Y por no dejarlos fuera también habría que contar con los potenciales ganadores de Grand Slam como Rickie Fowler, Dustin Johnson, Sergio García, Luke Donald, Ian Poulter...
"Es una conversación preciosa para formar parte de ella... Jordan (Spieth) es igual que Jack (Nicklaus), metódico, siempre haciendo las cosas de la misma manera. Yo sería Gary (Player) porque soy el más bajo. Y supongo que eso deja a Jason (Day) como Arnie (Palmer)", bromeaba Mcllroy al respecto, aunque lo cierto es que probablemente los tres formen el estereotipo más cercano al Big Three original que el golf haya tenido desde entonces.
Además, Spieth -estadounidense-, Mcllroy -europeo- y Day -australiano- provienen de tres puntos cardinales del planeta golf, lo que puede ayudar a que sus duelos y sus resultados, más allá de la comparación con los del Big Three original, tengan un mayor impacto en la historia de este deporte, incluso que trasciendan al propio Tiger Woods, porque si el californiano fue el último en provocar un salto cualitativo en golf, este trío podría llevar al deporte un paso más allá, quizás incluso a competir por ratings de audiencia y ventas con deportes más poderosos en el terreno del marketing y el merchandising.
Masters de Augusta 2016
El primer paso para ello está en el campo, concretamente en el Augusta Nacional a partir de este jueves y hasta el domingo. El primer grande de la temporada 2016 les presenta como los grandes favoritos al título, aunque lo cierto es que en los últimos 10 años ni el número 1 ni el 2 ni el 3 del ranking mundial consiguieron vestir la chaqueta verde.
Una primera prueba después de que hayan conquistado cuatro de los últimos cinco grandes (sólo Zach Johnson se coló por medio en el British Open), después incluso de que Spieth amenazase con ganar el Grand Slam (ganó Masters y US Open de forma consecutiva) amenazando al menos el Tiger Slam de 2000.
No estará Tiger -tampoco se le esperaba-, pero sí Adam Scott y Bubba Watson y Rickie Fowler y Dustin Johnson y Louis Oosthuizen. Y los veteranos Mickelson y Ángel Cabrera. Y los españoles, porque Sergio García por muy mal que lo haga y por mucho que se hiciera daño en la muñeca en Houston la pasada semana siempre es favorito y porque Rafael Cabrera-Bello no sólo debuta, sino que llega en un momento de forma excepcional como demostró en el Match-Play y eso en Augusta puede incluso valer para amargar al que dicen es el nuevo Big Three.