Tiger Woods sigue dando de qué hablar tras su detención este lunes. Además del vídeo en el que aparece con serios problemas para caminar, se ha difundido otro sobre su paso por una comisaría de Palm Beach (Florida) tras ser detenido. En él, el golfista estadounidense tiene bastantes problemas para realizar un control de alcoholemia. Aparece esposado y apenas puede mantenerse en pie.
Una mujer policía le da instrucciones para realizar bien la prueba, cosa que Woods consigue a duras penas. Le ordena que sople y lo hace mal varias veces, obligando a su interlocutora a pedirle que vuelva a repetir el proceso. Está tan adormilado que la agente tiene que acompañarle hasta una silla y ayudarle a sentarse al terminar. Dio negativo.
Woods explicó que el estado de desconcierto que motivó su detención se debió a "una reacción inesperada" a unos medicamentos y no a la ingesta de alcohol. El campeón de 14 grandes se estaba recuperando de sus problemas de espalda, que apenas le han permitido competir con garantías en los últimos años.