Los genios tienen lo que tienen. Cada uno a su manera, pero la genialidad y el talento van unidos de forma indefectible al carácter. Seve Ballesteros lo tenía, Sergio García lo tiene y Jon Rahm no iba a ser menos. Acostumbrados a los gestos hacia sí mismo durante sus rondas en los diferentes torneos internacionales, el de Barrika sorprendió a propios y extraños cuando tras un error durante la segunda jornada del Open de España que se disputa en el madrileño Centro Nacional de Golf, el vasco realizó uno de esos gestos al público.
En mitad de su vuelta, en el hoyo 12, un leve dog-leg a la izquierda con agua por ese lado y un green larguísimo con forma de tarta y rodeado de agua también por la izquierda, el vasco se fue de salida por la derecha. Más allá del camino, con un stance incómodo, que no imposible, y con un tiro a green bastante complicado.
Bajó el palo y la bola salió despedida, sin freno. Tocó el green y se fue al obstáculo de agua por detrás. Mano al mentón y mil y un pensamientos por la cabeza antes de lo más inesperado.
Respetuoso, el público espero a que el jugador comenzase a andar para darle su apoyo, para mostrarle que está con él en las buenas y en las malas. 'Vamos', 'Ánimo Jon', 'No pasa nada'. Todo mensajes positivos, aunque... De repente, de la nada, Rahm levantó una mano y ¡mandó callar al público que le animaba! Sorprendidos, sin terminar de entender muy bien qué estaba pasando, los aficionados que se dieron cita en el campo de la Federación Española de Golf callaron y el juego siguió
Rahm salvó el hoyo como pudo con un doble bogey para alejarse un poco de la cabeza de la clasificación pero sin mermar sus opciones al título nacional el domingo -hizo birdie al 13 y al 18 para terminar con nueve bajo par, a cuatro de los líderes-. Y ahí, cuando salió del hoyo y volvió a caminar por la calle el público volvió a mostrarle su cariño y su afecto.
Es lo que tiene la genialidad. Es lo que tiene el carácter. Así se forjan las leyendas y Jon Rahm va camino de ser una de las más grandes del golf español.