The 2018 Ryder Cup

The 2018 Ryder Cup PAUL CHILDS Thomson Reuters

Golf RYDER CUP

El cansancio agarrota la Ryder Cup y las tablas benefician a Europa

29 septiembre, 2018 19:13
París (Enviado Especial)

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Convertido en juez, jurado y sobretodo, verdugo, el recorrido parisino se ha impuesto a los jugadores por derribo en la Ryder Cup. Con el viento como aliado, Le Golf National de París ha enseñado su lado más fiero y ha llevado al límite el físico de todo aquel que perdiese de vista la hierba segada al ras.

Había que tirar de músculo y no han sido pocos los que han sucumbido en el denso rough o en los numerosos obstáculos de agua. Era día de intendencia y estrategia, y esta tarde se ha visto más que nunca al lado más invisible de los equipos: los capitanes y vicecapitanes.

Y era necesaria su presencia, pues casi todas las parejas han visto como uno de sus eslabones se quebraba y lastraba a su compañero, y una voz experimentada se presumía fundamental ante los momentos de máxima presión, donde el corazón se encoge y la cabeza se satura. Tenían que ganarse el jornal los miembros del staff ya que ninguna ventaja parecía suficiente ante la inconsistencia que campaba por doquier.

El golfista inglés del equipo europeo, Justin Rose, saluda al finalizar el noveno hoyo, durante la Ryder Cup 2018

El golfista inglés del equipo europeo, Justin Rose, saluda al finalizar el noveno hoyo, durante la Ryder Cup 2018 EFE Agencia EFE

Primer partido

El partido clave de la jornada. Justin Rose junto con Henrik Stenson se han dejado la piel contra el duelo de titanes formado por Brooks Koepka, ganador de dos Majors este año, y Dustin Johnson, número uno del mundo.

La combinación más fructífera de las últimas Ryders tenía un tremendo reto ante sí, con dos de los jugadores más en forma de los americanos, dos bombarderos de juego corto mayestático y nervios de acero.

El duelo fue un continuo tira y afloja, en el que Stenson no se encontraba y Rose tuvo que rebuscar en su chistera sus mejores trucos para imponerse al bando americano, que sin llegar a brillar, parecían tener más de siete vidas, pues recuperaban con solvencia cada tropiezo. Se alargaba el partido hasta el 17, donde inmediatamente se dejaban ver los capitanes, pero entonces Stenson se iluminaba para embocar un largo putt para par que no encontraba réplica.

Soltaba la tensión el sueco lanzando el puño al aire, prueba vívida de la tensión reinante, pues no es nada habitual en el imperturbable nórdico. Victoria por 2&1 fundamental para los intereses de Europa.

Webb Simpson celebra su punto en la Ryder Cup

Webb Simpson celebra su punto en la Ryder Cup EFE Agencia EFE

Segundo partido

Repetía Thomas Bjorn el binomio García-Noren que tan bien había funcionado ayer. Ante ellos la "extraña pareja", Bubba Watson y Webb Simpson. Los americanos, castigados por su mal juego el viernes, no encontraban hueco en los fourball de la mañana, pero iniciaban su camino de expiación al anotar cinco birdies en los nueve primeros hoyos, a pesar de algún que otro traspié.

Además la pareja europea no encontraba su sitio, especialmente Alex Noren, que sucumbía a la presión y notaba cómo se entumecía su juego. Se adelantaron los visitantes y nunca volvieron la vista atrás. Intentaron un arreón final los europeos, pero hoy todo cuadraba para los yankees, Bubba estaba mucho más certero y desde calle Webb es profeta en su tierra.

Sellaba con un gran birdie en el 16 el último resquicio de esperanza local y daba respiro a un apaleado Team USA con una balsámica victoria por 3&2.

El italiano Francesco Molinari celebra su victoria en el hoyo 14 de la Ryder Cup 2018

El italiano Francesco Molinari celebra su victoria en el hoyo 14 de la Ryder Cup 2018 EFE Agencia EFE

Tercer partido

Cambio de cromos en el bando americano, Jim Furyk colocaba a Dechambeu bajo la protectora ala de otro de sus veteranos, Tiger Woods. Su misión era apagar el incendio desatado por Molinari y Fleetwood estos días en París. Sin embargo el cortafuegos resultaba ineficaz ante la fuerza de la naturaleza que han encarnado la pareja europea, una auténtica hecatombe para los deseos americanos.

Tras tres partidos, no hay ni sombra del renacido ídolo americano, que ha vuelto a desempeñar un mediocre papel en Ryder, con tres derrotas, siendo además incapaz de proteger a Dechambeu, quien por momentos ha tomado las riendas del partido, como si fuera él el veterano.

Pero aún así, pocas parejas podrían hincarle el diente al dúo italo-británico. Parece que juegan juntos desde la niñez, ni un sólo bogey y cuatro birdies eran suficientes para imponerse a los americanos por 5&4. Una auténtica maza.

Justin Thomas (i) y Jordan Spieth (d) celebran la victoria en el hoyo 15

Justin Thomas (i) y Jordan Spieth (d) celebran la victoria en el hoyo 15 GERRY PENNY Agencia EFE

Cuarto partido

En el último partido representaban al bando europeo, Rory Mcilroy, en racha con dos victorias seguidas, junto con Ian Poulter, quien buscaba evitar encadenar dos derrotas, algo que nunca le ha ocurrido en la Ryder. Por el bando visitante Jordan Spieth y Justin Thomas, la mejor pareja americana, autora de la única victoria esta mañana para los americanos merced a un espectacular reparto de aciertos y a una compenetración basada en años de amistad.

Comenzaban erráticos los americanos, bastándoles el par a los locales para situar el dos arriba tras dos hoyos, pero ajustaban sus piezas aquéllos y desataban un nivel de juego que nunca pudieron igualar los europeos. Los hoyos caían con una cadencia regular y siempre del lado del Team USA, y no acertaba Rory con los hierros ni Ian con el putt. Se había mojado la pólvora de las dos estrellas europeas y sucumbían 4&3.

Ryder Cup 2018

Ryder Cup 2018 EFE Agencia EFE

Las tablas finales favorecen, y mucho, a Europa, a cuyos miembros se vio más cansados que a los americanos, a excepción quizá de Tiger. Queda por delante una apasionante jornada de individuales y un titánico reto para los visitantes: igualar la gesta de Europa en Medinah en 2012, remontando los 4 puntos de déficit que indica el 10-6 del marcador en París.

Fueron capaces de la remontada en Brookline en el 99, pero aquella vez contaban con el público de su parte. Y es que será imprescindible el público mañana para revolucionar el ambiente y crear una mágica atmósfera que no sean capaces de opacar las estrellas americanas.