Una gran responsabilidad se viene dibujando en los hombros de los jugadores de la selección olímpica de fútbol desde la hecatombe planetaria contra Alemania en el Mundial de 2014. A partir de entonces las miradas se fijaron en ellos: serían los siguientes en pasar por el mal trago de tener la obligación de levantar el trofeo en casa. Más jóvenes, más inexpertos, y con el mandato añadido de levantar la moral de toda la hinchada verde y amarilla.
Sobre el césped, la presión, toda la presión y nada más que la presión recaerá sobre Neymar. Y debe ser que la presión con gusto no pesa, ya que en las negociaciones entre la Confederación Brasileña de Fútbol y el F.C. Barcelona respecto a la cesión del jugador prevaleció la voluntad del ex del Santos de representar a su país en las Olimpiadas. Ni el Barça ni ningún equipo está obligado a ceder jugadores para este torneo –porque oficialmente no es fecha FIFA– así que la apuesta fue más arriesgada si cabe. Neymar sacrificó la Copa América y su mente desde entonces solo piensa en el oro.
Desde el banquillo, el entrenador encargado de dirigir esta imprevisible maquinaria es Rogério Micale, un clásico en las categorías inferiores del fútbol brasileño, que encontró su lugar en el mundo en el Atlético Mineiro, y que ya alcanzó con la selección sub-20 la final en el Mundial del año pasado –la perdieron ante Serbia–. La salida de Dunga de la selección tras la Copa América Centenario le ha vuelto a colocar al mando de las operaciones. Ahora Micale está conociendo por dentro a Neymar y Neymar se intenta adaptar a Micale, y parece que las cosas no van del todo mal.
La equis de la ecuación es con quién compartirá Neymar la mayúscula presión de liderar a la selección brasileña. Esa figura le iba a corresponder sin duda a Fernando Prass, el guardameta de Palmeiras, que con 38 años quería convertirse en el jugador más veterano en jugar unas Olimpiadas con Brasil. Prass, por desgracia, la pasada semana se fracturó el codo derecho, y fue cortado del grupo, al igual que Douglas Costa (Bayern de Munich), también lesionado. Ambos formaban, junto a Neymar, el trío original de jugadores mayores de 23 años del plantel brasileño.
Renato Augusto, que dejó Corinthians por la Liga China, sustituyó a Douglas Costa. Él debería ser el que, junto a Rafinha Alcántara (F.C. Barcelona) y Marquinhos (PSG), eche una mano a cargar la tonelada que pesa la obligación local. Fuera de toda presión, como jóvenes promesas que son, estarán en boca de todos Gabriel Barbosa (el Inter de Milán está cerca de cerrar su pase con el Santos), Gabriel Jesús (el City ha cerrado un acuerdo con Palmeiras para incorporarlo en 2017), Felipe Anderson (Lazio) o Luan (Grêmio).
Además de Brasil, equipo anfitrión, los otros quince equipos clasificados para el torneo olímpico de fútbol masculino provienen de la Eurocopa sub-21 de 2015 (Suecia, Portugal, Dinamarca y Alemania), Campeonato Sudamericano sub-20 de 2015 (Argentina y Colombia –tras ganar la repesca Conmebol vs Concacaf frente a Estados Unidos–), Preolímpico de la Concacaf 2015 (México y Honduras), Campeonato Africano Preolímpico 2015 (Nigeria, Argelia y Sudáfrica), Campeonato Asiático sub-23 (Japón, Corea del Sur e Irak) y los Juegos del Pacífico 2015 (Fiyi).
La pelea de estos dieciseis equipos estará organizada en cuatro grupos. El Grupo A estará formado por Brasil, Sudáfrica, Irak y Dinamarca, y disputará sus partidos entre el Estadio Nacional Mané Garrincha de Brasilia, el Arena Fonte Nova de Salvador y el Arena Corinthians de São Paulo. El Grupo B reúne a Suecia, Nigeria, Colombia y Japón, y se desarrollará entre Manaus, Salvador y São Paulo. El Grupo C cuenta con las selecciones de Alemania, México, Corea del Sur y Fiyi, y los partidos tendrán lugar en Salvador, Belo Horizonte y Brasilia. El Grupo D, con Argentina, Portugal, Honduras y Argelia, pasará por el Estadio Olímpico Engenhão, Belo Horizonte y Brasilia. Los dos primeros de cada grupo acceden a los cuartos de final.
Al asalto de la canarinha
Los principales rivales de Brasil que intentarán conquistar el oro en Maracanã serán Argentina, Alemania, México y Colombia. Argentina, comandada por 'El Vasco' Olarticoechea –el Patón Bauza acaba de ser confirmado para sustituir al Tata Martino en la absoluta–, llega a Río 2016 en plena crisis de la AFA y con infinidad de dificultades para que los equipos le cedieran a jugadores para completar la convocatoria. Lo que pudo haber sido un equipo impresionante se ha quedado en una muy buena plantilla. Tras las ausencias de Dybala, Icardi, Kranevitter y Vietto, entre otros, los puntales de la albiceleste serán Ángel Correa, Giovanni Lo Celso, Giovanni Simeone, Jonathan Calleri, Cristian Espinoza, Víctor Cuesta, Cristian Pavón y Gerónimo Rulli.
Alemania representa la fiabilidad europea, y el gran fantasma de la anfitriona. Un cruce entre ambos rompería los límites del morbo tras el baño en la Copa del Mundo. Alemania podría haber reunido también una convocatoria más contundente –Horts Hrubesch no ha llamado a ninguno de los jugadores que disputaron la Eurocopa, y por cada equipo van un máximo de dos hombres–. Se han quedado fuera de la lista nombres como Joshua Kimmich o Leroy Sané, pero confían plenamente en un grupo capitaneado por Sven Bender, Lars Bender y Mathias Ginter.
Imprescindible para los aficionados al buen fútbol será ver jugar juntos en la selección a tres de los diamantes del Pachuca, campeón mexicano: Hirving Lozano, Erik Gutiérrez y Víctor Guzmán. México, entrenada por el Potro Gutiérrez, defiende además la medalla de oro conseguida en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, precisamente ante Brasil. El héroe de aquella final, Oribe Peralta, vuelve a formar parte del equipo.
Algo más magullada por las bajas, y con algunos jugadores aún de resaca por la celebración de la Copa Libertadores, llega la selección colombiana de Carlos 'Piscis' Restrepo, otra de las favoritas al oro. Su gran estrella, Marlos Moreno, se encuentra ultimando su cesión al Deportivo de La Coruña, tras su fichaje por el Manchester City. Una noticia mágica para el Depor y un golpe para las esperanzas colombianas en los Juegos. Tampoco estará Roger Martínez, artífice de la presencia colombiana en la competición gracias a su partidazo en la vuelta de la repesca ante Estados Unidos. Teo Gutiérrez, Sebastián Pérez, Miguel Ángel Borja y Dorlan Pabón serán los encargados de intentar llevar a su selección a lo más alto.
Toda esta artillería y mucha más es la que atacará sin piedad desde el principio hasta el final a la Brasil de Neymar. Quizá sea demasiado para la joven canarinha. Solo les vale la medalla de oro y un nuevo batacazo sería un trauma muy difícil de superar para una nación malherida. Porque la afición brasileña tendrá mil ojos puestos en cada una de las sedes olímpicas pero los cinco sentidos conectados con el torneo de fútbol.