España tiene a los brasileños confundidos. En Río 2016 se ha puesto de moda visitar las casas temáticas de los países que participan en los Juegos. La de Suiza es la triunfadora del momento. Situada en la orilla de la laguna Rodrigo de Freitas, con una pista de hielo donde se puede patinar, una bola de nieve gigante y una amplia muestra de los atractivos turísticos del país, se ha convertido en una de las visitas más disputadas.
Las de Alemania, Francia, Austria, Dinamarca y hasta el buque que ha traído Portugal son otras de las reclamadas. ¿Y España? Pues bien, la de España estaría en el Instituto Cervantes según publicaron los medios de comunicación brasileños, que hicieron un listado con direcciones y contactos para facilitar la programación de la gente.
Pero… cuando llegan a la sede, situada en el barrio de Botafogo, ¿qué se encuentran? Carteles que resumen en fotos la participación de los deportistas españoles en las últimas siete ediciones de los Juegos. ¿Y el flamenco? ¿Y el arte? ¿Hay comida española? Son algunas de las preguntas que se hacen los frustrados visitantes.
Voluntarios del Comité Olímpico Español los reciben y tratan de explicarles la situación. Con lágrimas en los ojos, uno de ellos explica que no han recibido ninguna información. “Ayer estábamos trabajando en un hotel y nos mandaron aquí. Yo amo España. Jugué en Las Palmas cuando estaba en Segunda B, he estudiado español durante años y me siento triste por no tener nada que enseñar”, cuenta Wilson.
La gente se agolpa en la puerta, ilusionada por conocer la que esperan sea una de las mejores casas de este tipo en Río 2016. Muchos vienen en familia, aprovechando que los niños están de vacaciones. Algunos incluso ofrecen sugerencias para mejorar. La pequeña Gabriela da una idea: “Vosotros podríais crear un espacio con un pedazo de una ciudad para que la gente la conozca”.
Para Thais, que trabaja en el sector turístico, la visita fue una gran decepción. “Esperas que haya una muestra del país, como hay en la Casa de Brasil, de Francia, de Suiza que está recibiendo muy buenas críticas... Infelizmente aquí se resume a una exposición de fotografías sin ninguna explicación”. “Quería ver ropa típica, comida, músicas tradicionales, exposiciones, lugares que podríamos conocer de España pero no hay nada de eso”, comenta con resignación después de haber recorrido 12 kilómetros para llegar del barrio de São Cristovão a Botafogo.
“Hay poquísima información y nada para ver. Los periódicos brasileños deberían corregir las informaciones”, indica otro de los visitantes, que había quedado con sus amigos para conocer la supuesta Casa de España.
Mirian y su hija Michelle son otras dos de las grandes decepcionadas por una visita frustrante. “Creo que España es muy parecida con Brasil. Es un país caliente, festivo, alegre, tiene las mujeres más lindas del planeta. Vine esperando esas músicas y danzas maravillosas, pero no hay nada. Todavía hay tiempo de hacer algo para divulgar todo lo que vosotros tenéis. Podéis pedir ayuda, estoy segura de que vendrían voluntarios. ¡No hace falta gastar dinero!”, exclama Mirian apenada por la pobre imagen de un país del que se confiesa apasionada.
Baltasar salva la imagen española
Baltasar es de Pontevedra, lleva 16 años en Río de Janeiro y trabaja como profesor de español en el Instituto Cervantes. Hace dos días recibió la llamada de la secretaria del director del centro. “Nos encontramos en el pasillo. La pobre tenía una cara de desesperada porque no sabía qué hacer y me dijo que se le estaba ocurriendo que podría montar aquí un puesto de tortillas, pero claro… alguien tenía que pedir autorización al COE que es el que decide”, cuenta Baltasar.
Cuando le dieron el visto bueno empezó a batir los huevos y cortar la materia prima. ¡Listo! Tortilla tradicional, de pimientos y chipirones, entre otros sabores, preparadas para convertirse en la mayor atracción de una Casa de España que no existe como tal.
A partir de las 13.00 horas Baltasar se presenta con sus mochilas llenas de tortillas. Las extiende, las cubre con papel y pega los carteles. Trozo de tortilla, 5 reais (1,40 euros), cerveza 6 (1,70), refresco otros 5. “Ayer traje 10 y vendí 7, hoy he traído 7 y no me queda casi nada”.
La gente le pregunta por la receta y se interesa por aprender para hacerla en casa. “Está buena”, comentan un poco más contentos después del disgusto por la frustrada visita.
“Nunca pensamos tener una”
Aunque el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, dio la bienvenida al equipo olímpico en el Instituto Cervantes y en algunos sitios el acto fue presentado como una puesta de largo de la Casa de España, realmente no fue así. El director de comunicación del COE, José María Bellón, explica que nunca hubo una intención de hacer una casa turística del tipo de otros países.
“Nosotros lo que tenemos es un espacio donde las federaciones se juntan para comer o cenar y celebrar la victoria de algún deportista. Esto iba a ser en el Instituto Cervantes pero hubo problemas con las licencias para montar una cocina y llevar neveras y a falta de un mes tuvimos que trasladarlo a un restaurante”, indica.
Sea por mala organización o por un simple malentendido, la gente continúa llegando ilusionada y saliendo frustrada y enfadada por haberse desplazado para nada. Algunos llegan del norte de la ciudad con la intención de conocer las maravillas españolas y no pueden hacerlo.
Bellón insiste en que el COE “no usó este tipo de casas ni en Pekín ni en Londres y tampoco tenía previsto utilizarlo en Río. El cóctel de bienvenida se celebró en el Instituto Cervantes porque tiene más capacidad para recibir a las personas y aprovechamos que hay sitio para ofrecer una rueda de prensa, pero nada más”.
El Instituto Cervantes, la principal víctima
Las puertas del Instituto Cervantes, la institución española mejor valorada en Río de Janeiro, siguen abiertas. Podría haber cerrado para no tener que pasar el bochorno de justificar lo injustificable una y otra vez. Pero no, aquí sigue, dando la cara.
Su director, Óscar Pujol, visiblemente preocupado, asegura que en Rio 2016 “no hay una casa como la de Colombia, la de México, la de Dinamarca o una casa de Alemania que ha sido que ha sido montada por sus respectivos ministerios, con grandes medios y con más de un año de antelación”.
“Aquí íbamos a recibir los actos institucionales del COE y también sería el lugar donde se iban a hacer las cenas para los deportistas pero eso cambió y se trasladó a un restaurante de la ciudad”, explica Pujol, quien lamenta el impacto que ha tenido después de la publicación en la prensa brasileña.
Pese a que no era su labor, el Instituto ha llamado a dos voluntarios del COE para atender a los turistas. ”Estamos haciendo un gran esfuerzo por organizar un cometido que no se nos había asignado como es tener una Casa de España con todos los medios y atracciones suficientes como para representar a nuestro país”, insiste Pujol.