Río de Janeiro

Pita Tautatofua ha dormido dos horas, pero no se le nota. “Pasaban demasiadas cosas”, dice a modo de justificación: hizo el trayecto de regreso “alucinando” con lo que veía en su teléfono. Tras la ceremonia que le convirtió en ‘Trending Topic’ mundial, el abanderado de la delegación de Tonga (siete deportistas) regresó a la Villa Olímpica a las tres de la mañana y se levantó a desayunar a las cinco. Ingeniero licenciado, este apacible asistente social de 32 años que trabaja en Australia llega a sus primeros Juegos para soñar con un diploma olímpico en taekwondo, la disciplina que ejercita desde hace 20 años. Tautatofua habló distendidamente con EL ESPAÑOL durante la resaca más feliz (hasta ahora) de su vida.



¿Qué se siente al despertarse, de repente, convertido en una celebridad?

Es una pregunta muy seria… La verdad es que me di cuenta en el estadio. Los propios atletas me avisaron incluso antes de que terminase la ceremonia: te estás haciendo viral en todos los grandes países del mundo. Pero no caí realmente en ello hasta que volví al autobús y abrí mi móvil… ¡Echaba fuego!

¿Esta popularidad súbita le agrada o le incomoda?

En realidad es algo bueno. Me da la oportunidad de extender nuestro mensaje al mundo, de explicar quiénes somos y de dónde venimos: un país muy pequeño en el Pacífico. Es algo muy importante para mí. También a nivel profesional: trabajo como educador de jóvenes sin techo en Australia, en una organización privada que recibe subvenciones públicas. Y tengo la sensación de que tomaré otro rumbo después de estos Juegos. Es bueno poder ayudar a la gente a creer en que los sueños se cumplen. A mí me llevó 20 años llegar hasta aquí. La gente ve al tipo que brillaba en la ceremonia, pero no ven 20 años de intentar ser olímpico: entrenar, huesos rotos, ligamentos rotos… Sangre, sudor y lágrimas.

¿Sueña con un diploma, incluso medalla, o es realmente imposible?

El sueño original lo tuve en 1996: ser atleta olímpico. Cuando lo consigues, siempre elevas el listón: estamos diseñados para aspirar al siguiente nivel. Y el sueño siguiente, claro, es la medalla de oro. Pero después de lo de anoche puedo decir al menos que he ganado la medalla de oro en algo (ríe)…

¿En atención femenina…?

En ceremonias inaugurales [carcajadas, a las que se suma su entrenador, Paula Sitapa].

Algunas colegas españolas, debo decirle, estaban fascinadas con usted…

Caramba, he oído hablar de ellas…

Pero están en Madrid…

Bueno, eso se soluciona tomando un avión.

Es improbable que tuviese usted una estancia aburrida en España si viajase ahora… ¿Es usted soltero?

De por vida… (Más risas).

Estudió usted Ingeniería, pero no se dedica al ramo.

Era sobre todo un hobby… Siempre preferí en el fondo estudiar a las personas. Para poder hacer todo, mi jornada era muy intensa: estudiar al máximo, trabajar al máximo, entrenar al máximo.

¿Tenía tiempo para fiestas?

Siempre hay tiempo, pero no fumo ni bebo, no tomo drogas recreativas (nunca las probé)… Pero mi experiencia vital es muy intensa y no echo de menos muchas fiestas. Lo hago al modo atleta. Quizá debería probar ahora el modo español… Quizá sea el modo auténtico.

El abanderado de Tuvalu. Pedro Cifuentes.

¿Podría olvidarse de que es atleta olímpico una semana si hiciese ese viaje a España?

Claro… ¡Aunque el peligro es regresar con una esposa! Mejor tener cuidado… La vida se acaba, o eso es lo que dicen, ¿no, entrenador? ¿O es cuando comienza de verdad? [El entrenador se ríe, pero no se pronuncia]

¿Había sido consciente antes de hoy de que era, digamos, un ‘sex symbol’?

Es una pregunta muy difícil de contestar: si digo que sí, eres un presumido; si digo que no, probablemente estoy mintiendo…

¿Por qué se untó el pecho con aceite?

Es la tradición de Tonga: siempre que llevamos nuestro atuendo lo hacemos. Es aceite de coco… Lo traje desde Haapai, me lo hizo mi familia; mi padre.

Pues el aceite de coco de su padre es ‘trending topic’ mundial… ¿Lo sabe?

Mi padre, volviendo a su pregunta anterior, es de los que piensan que lo más importante es tener una buen personalidad. El cuerpo es importante, pero viene después. Está muy ilusionado, pero mantiene un tono bajo, prudente, intenta mantenernos siempre con los pies en el suelo.

La última pregunta: ¿ha notado miradas diferentes entre las atletas dela Villa esta mañana?

Había más cabezas que se daban la vuelta, ciertamente, y más miraditas… ¡Y muchos más ‘selfies’!

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