La ex atleta Montserrat Pastor empezó a entrenar deportistas en 2001, de la mano de su entonces marido, el marchista granadino Manuel Alcalde (fallecido en 2004). Después de ese trance decidió seguir con su proyecto, con atletas españoles y extranjeros, y hoy prepara a su pareja, Jesús García Bragado, y a la promesa Julia Takacs (campeona de Europa sub 23). Ambos marchadores compiten este viernes en Río de Janeiro. Pastor no se separa de la televisión: a estas alturas del ciclo olímpico le basta con supervisar la situación por teléfono desde su casa de Sant Adriá (Barcelona).
La historia de su relación con Jesús García Bragado (‘Chuso’), el deportista español que ha participado en más Juegos Olímpicos, es longeva. Se conocieron a finales del siglo XX, como amigos que quedaban con sus matrimonios (“yo con Manolo, él con Carmen”). “Pero el destino”, reflexiona Pastor en una conversación con este periódico, “nunca se sabe… Yo enviudé, él se separó. Y al tiempo la gente de la marcha empezó a bromear: ‘¡Que Chuso está en el mercado!’, me decían… ‘¡Que Chuso está en el mercado!’ Y con tanta bromita empezamos a escribirnos, a hablar. Después de un año hicimos pública nuestra relación. Esperamos a que pasase el Mundial de Berlín y lo dijimos. ¡Fue un bombazo!”
Además de compartir vida y lecho con el atleta madrileño, la pareja se puso de acuerdo para que Monste fuese la entrenadora técnica del campeón de mundo de 50 kilómetros marcha en Stuttgart 1993. “Tampoco podía enseñar yo mucho a una persona como él, que lleva tantos años en el 50 [kilómetros marcha], pero técnicamente le he ayudado bastante”. A García Bragado no hacía falta disciplinarle (no se pierde ni un día de entrenamiento desde hace años, salvo por las lesiones), pero sí alguien que le filmase y le enseñase ejercicios técnicos: “Un aspecto fundamental en la marcha”, dice Pastor.
"Funcionar por sensaciones"
En realidad, García Bragado va por libre desde hace tiempo. Desligado de centros de alto rendimiento e instalaciones tecnificadas por el estilo, “Chuso es un tipo que funciona bastante por sensaciones… Y para los entrenadores este es el tipo más difícil de preparación, porque en este tipo de planificación dos y dos no son cuatro. Para trabajar con las sensaciones tienes que tener un sexto sentido. Y no es fácil, porque según te sientas haces un entreno u otro, pero a lo mejor tenías prevista otra cosa… Y luego tienes que aguantarlo y cambiar cosas (el cuerpo no reacciona igual). Es complicado acertar… Pero bueno, él se conoce muy bien”.
La principal contribución de Pastor a la evolución de García Bragado han sido “aspectos técnicos: el que más trabajamos es alcanzar un poco más de flexibilidad en la pierna derecha y trabajar la estabilidad en la cadera. Se ha operado ya dos veces de la cadera, y tiene que tener todos los músculos que la rodean fuertes… El principal motor de la marcha es la cadera. Si no funciona bien, nada funciona bien. Y esa musculatura es esencial tenerla fortalecida”.
A pesar de su disciplina espartana y de proteger el séptimo sueño olímpico, ‘Chuso’ se lesionó hace pocos meses (y no llega a Río en plenitud absoluta de condiciones). “Fue una lesión tonta que, por no darle la debida importancia, se convirtió en un problema”, cuenta Pastor a toro pasado. “Notó un tirón y le miraron, pero como tenía un pequeño hematoma no le dieron importancia. Pero el hematoma tapaba la gravedad de la lesión… Él siguió entrenando, y como es un hombre tan duro no decía más que sentía un pequeño dolor. Hasta que tuvo que parar completamente”. Llegaron a tener serias dudas sobre su presencia en Río, pero el tratamiento (con células madres, como si fuese “pegamento”) “ha sido maravilloso”, afirma Montse: “El médico está alucinando de lo rápido que ha regenerado, dicen que lo van a mostrar en congresos. ‘Estás hecho de otra pasta’, le dicen. Y además a su edad…”
A sus 47 años, y con solo una zancada, García-Bragado batirá un récord portentoso este viernes en Río: disputará sus séptimos Juegos consecutivos. Ningún español en la historia del deporte lo ha conseguido. Pekín 2008 fue su mejor campeonato: llegó a la meta en cuarto lugar, por detrás de varios atletas que serían sancionados posteriormente por dopaje.
¿Cómo se vive sabiendo que, si no fuese por sustancias prohibidas, ‘Chuso’ sería medallista olímpico? La respuesta de Pastor es categórica: “Todo el mundo sabe que si no fuese por el dopaje habría tenido medalla en Pekín…Schwazer [oro] se ha retirado por dopaje y el ruso [Nizhegorodov], que quedó tercero, dio positivo, pero en el contraanálisis dio negativo. No me invento nada: la trama que tenían era nivel de Estado… Para mí, moral y éticamente, Chuso es medallista. Y a todos los que les preguntes también. Todo el mundo lo sabe y todo el mundo opina igual”.
Cuando el ruso dio positivo (y por tanto su medalla iba para España), García-Bragado y Pastor tuvieron la inteligencia de no responder a los medios que llamaban por teléfono y de no descorchar el mejor cava Cataluña. “Menos mal que no lo celebramos”, rememora ahora la pareja y entrenadora de uno de los atletas más respetados de España. “Es mala suerte”, continúa; “a Schwazer, el que quedó primero, pillaron poco antes de Londres 2012. O sea, el primero y tercero han sido castigados por dopaje, pero no en ese momento que le hubiese dado la medalla que para mí es tan merecida”.
El alivio de la piscina
García-Bragado entrena todos los días desde hace lustros, y en los últimos años hay una cosa que nunca (ni una sola mañana) deja de hacer: nadar. “Si tiene que elegir, él prefiere no hacer kilómetros antes que dejar de nadar. Ha descubierto que una manera de llegar bien a su edad es compensando el desgaste de los entrenamientos con el agua. No necesita fondo, porque la resistencia ya la tiene después de tantos años, pero se ha dado cuenta de que si entrena demasiado castiga su cuerpo demasiado. ¿Y qué hace entonces? Compensa con la piscina: se tira horas nadando, en un medio que no le machaca”.
La rutina diaria del atleta español más olímpico es más o menos así: “Por la mañana se levanta y se va a entrenar (15-20 kilómetros), luego viene, come algo, y al mediodía (cuando menos gente hay en la piscina) se va a nadar, una o dos horas. Luego vuelve, come, y por la tarde otra vez a entrenar. Pero si se tiene que perder algo, seguro que no es la piscina. La piscina te previene muchísimas lesiones, le ha ayudado mucho”.
“Campeón moral”
¿Le cambia la vida a una persona ganar una medalla olímpica? “Personalmente no, pero profesionalmente sí, y mucho… Te contactan marcas deportivas, patrocinadores. Y luego económicamente te facilita mucho la vida: hay más ayudas, la beca es mucho más alta… Casi que ya no te tienes que preocupar”. Para los campeones morales, sin embargo, no hay nada de eso. “Aunque te la merezcas y lleves toda la vida trabajando para ello, la medallita es la medallita”. Como saben muchos atletas españoles, la centésima de segundo o la décima de puntuación que separa al tercero del cuarto clasificado -y por tanto diploma olímpico- puede llegar a encarnar un mundo.
En un momento más relajado de su carrera (ya sin aspiraciones de medalla olímpica), Montse no castiga a su chico con la dieta.“Chuso come de todo”, dice, “no es delicado (aunque nunca le verás comer embutidos)”. “No se pasa, se sabe controlar”. El deporte de alta competición no excluye además (al menos en su caso) el gin-tonic ocasional. “Por supuesto que nos bebemos uno alguna vez… No cerca de la competición, evidentemente, pero a nosotros nos gusta alguna noche ver una película y tomarnos un gin-tonic a medias. Y otras veces una botellita de cava. También hay que darse algún pequeño placer…. Sobre todo a su edad: hay que difrutar un poco de la vida, ¿no cree?”