Aplazamientos, dudas, críticas y datos. La atmósfera en la que se ha tenido que gestionar la organización de los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 no ha sido nada fácil. Cambiar de fecha el año pasado se vio como la decisión más oportuna. Sin embargo, el golpe de la pandemia en todo el mundo fue de tal magnitud que hasta este 2021 se ha mantenido la incógnita sobre si podría ser viable celebrar el evento deportivo por excelencia.
Los rumores en el seno de la organización nipona, e incluso en el Comité Olímpico Internacional, dejaron en el aire que los Juegos se fueran a celebrar. Por si fuera poco, el presidente de la organización se vio obligado a dimitir por unos comentarios machistas. Pero, pese a el constante terremoto, la planificación ha seguido los pasos marcados y en julio habrá Juegos Olímpicos en Tokio.
Tanto que desde la organización ya han confirmado las instrucciones para comportarte en tiempos de la Covid-19. Con una especie de guía que ha sido facilitada a todas las federaciones, los Juegos Olímpicos de Tokio han procedido a adelantar cómo será la vida en la Villa y entre las jornadas de competición. Los deportistas, al fin y al cabo, estarán sometidos a constantes PCR y seguirán las mismas normas que los turistas habituales.
Ese será el mecanismo para evitar cualquier brote. Los pasos de los deportistas serán los siguientes y comenzarán, como en cualquier viaje de hoy en día, con una PCR negativa. Todos deberán llevar una PCR negativa de 72 horas previas a su viaje y descargarse la app del país para estar informados de cualquier alerta Covid.
Además, tendrán que presentar un plan de actividad de los 14 días anteriores para evitar cualquier tipo de contacto con positivos. Una vez en Tokio, solo podrán emplear el transporte que pone a disposición la organización y que estará destinado a los deportistas. Entre ellos se deberá evitar un contacto excesivo: pocos abrazos y menos gritos de celebración aún.
A todo ello se sumará el testeo constante con PCR cada cuatro días. Pero, por encima de todo, las dos grandes decisiones se confirmarán en las próximas semanas: no habrá vacuna obligatoria y el público será únicamente local para evitar la llegada de aficionados internacionales.
Recomiendan vacuna
La llegada de la vacuna a finales de 2020 abrió todo un camino de esperanza en el deporte mundial. Posible apertura de estadios, reanudación de competiciones y vacunaciones masivas para lograr la inmunizada contra la Covid-19 cuanto antes. Los Juegos Olímpicos encontraban entonces una vía para garantizar la seguridad sanitaria en la Villa. Y el debate comenzó.
Alejandro Blanco, en una entrevista para EL ESPAÑOL, reconoció que se estaba "debatiendo" que los deportistas fueran vacunados. "Hace 10 minutos me han dado los resultados de la última reunión en el tema médico, pero hay posibilidades de que la vacuna sea una opción. Lo que es al cien por cien es el tema de los PCR a la entrada, durante y después", indicaba a este periódico. Sin embargo, las dudas las despejó el COI semanas después.
El Comité Olímpico Internacional dejó en manos de los países la vacunación de sus deportistas. Es decir, no sería obligatorio para participar ir vacunado a Tokio. Únicamente se tendrían que cumplir el resto de condiciones sanitarias que se pide a un turista más, pero nada de vacunas. "Es responsabilidad de los Estados", deslizaron desde el organismo internacional. Y así será. Habrá selecciones que acudan con sus deportistas ya vacunados y otras muchas que, cumpliendo sus planes de vacunación, darán prioridad a otros sectores de la población.
La vacuna es únicamente recomendable, pero ni mucho menos obligatoria. Países como México, a través de su comité olímpico, han pedido al gobierno nacional que se dé cierta preferencia a los deportistas que acudan a Tokio. Otros como Israel llevan un gran ritmo de vacunación, por lo que sus representantes también habrán pasado por ese proceso. Serbia, Lituania, Dinamarca o Filipinas son algunos de los que prevén seguir la misma línea. O Hungría, que llegó a pedir de forma urgente la vacunación de sus deportistas y cumplirá su objetivo.
La duda del público
La incógnita de aceptar o no público es común en todos los eventos deportivos. En Europa, poco a poco se ha ido levantando el veto a la asistencia de aficionados a grandes estadios. Portugal, Francia y próximamente Inglaterra, que aceptará hasta 10.000 personas en los campos de grandes dimensiones para dar un impulso a la Premier League. España, por el momento, se mantiene cautelosa y no presenta ningún plan concreto para el regreso del público. Lejos de Europa, en países como Estados Unidos también se ha llegado a contar con gente en la grada. De hecho, en la Super Bowl se ha confirmado que no hubo ningún brote de la Covid pese a la asistencia de aficionados.
Sin embargo, los Juegos Olímpicos son completamente diferentes. Pruebas en distintos pabellones, mucho trasiego de aficionados y una situación de seguridad sanitaria difícil de mantener durante tantos días en tiempos de pandemia. Es por ello que durante los últimos meses la postura en la organización de la cita olímpica ha ido variando. El pasado mes de octubre se defendió la presencia de público internacional. "Lo que no sabemos es si podremos tener estadios con plena capacidad", reconocieron desde el COI.
Esa afirmación, en la última fase de la celebración olímpica, se ha transformado notablemente. Ahora, desde Japón no ven con buenos ojos la presencia de público internacional. Y no son pocas las voces que reconocen que será solo afición local la que podrá asistir a los diferentes eventos de los Juegos. "Si la situación es difícil y es algo que preocuparía a nuestro público, es una circunstancia que debemos evitar", subrayó recientemente Seiko Hashimoto, nueva presidenta de la organización.
Por si fuera poco, periódicos nipones como Mainichi han revelado que, según fuentes internas, "en la situación actual es imposible que vengan espectadores extranjeros". La decisión definitiva se tomará este mes de marzo, pero todo hace indicar que solo los japoneses y residentes en el país asiático se podrán acercar a vivir en primera persona los Juegos Olímpicos más extraños de la historia moderna. Con esta limitación, además, se obtendría cierta paz social. Y es que, vistas las últimas encuestas, la población japonesa no estaba muy por la labor de acoger los Juegos en tiempos de la Covid.
Agencias japonesas situaron en un 80% la población que apostaba por cancelar o aplazar los Juegos Olímpicos de Tokio. Un porcentaje que, a medida que ha ido pasando el tiempo, ha aumentado. La situación sanitaria y el temor a posibles contagios eran la razón principal para rechazar la cita olímpica. Limitando el aforo a ciudadanos nipones, y vistas las declaraciones de Hashimoto, supone lograr el aprobado del aficionado local.
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