Ser abanderado de los Juegos Olímpicos suele ser un privilegio de uno, al menos hasta 2021. España ha decidido para la cita de este verano en Tokio que un hombre y una mujer compartan este honor. Uno de los dos será Saúl Craviotto (Lérida, 1984), a una medalla de hacer historia como hizo David Cal en el pasado con sus cinco medallas. El piragüismo sigue siendo uno de los deportes fetiches de este país cuando se trata de sumar preseas y el catalán tiene cuatro en su palmarés.
EL ESPAÑOL habla con el palista que compartirá con Mireia Belmonte la posta de la bandera de España durante la ceremonia de apertura de Tokio 2020, justo después de que una de las principales opciones de medalla haya confirmado su gran estado de forma. Craviotto forma parte del K4-200 m. que quiere colgarse un oro este verano y en la Copa del Mundo de Hungría del pasado fin de semana ya batieron a sus grandes rivales, Alemania.
Después de ganar la segunda edición de Masterchef Celebrity, el también policía sigue ganándose su carisma con su labor humanitaria. El piragüista colabora con el cocinero José Andrés y su ONG, World Central Kitchen, a la que, como miembro del programa de P&G 'Athletes for Good Fund', ha donado 10.000 dólares para proporcionar alimentos a los afectados por los desastres naturales y las crisis económicas. Son estos valores los que le han llevado a representar al país en los JJOO.
A pesar de sus 36 años, sigue manteniendo su firme compromiso con el deporte. Aunque poco a poco le apetece pasar más tiempo con los suyos, sobre todo tras el nacimiento de su segunda hija, el fuelle de este piragüista no afloja y se sigue viendo con opciones de victoria siempre que compite. Solo su ilusión por seguir dando paladas marcará si estos son sus últimos Juegos, aunque en su cabeza sigue estando la idea de alargar su trayectoria hasta París 2024.
En una entrevista este mismo mes decías que ser abanderado era la cima del olimpismo, ¿esto hace que esté en el mejor estado de forma de su carrera?
Posiblemente ayude. Es una inyección de motivación brutal. Todo ayuda. Cualquier tipo de ánimo te mejora la actitud y las ganas de comerte los Juegos que vienen.
¿Qué supone compartir el puesto de abanderado con Mireia?
A mi me supone algo muy bonito. Es un momento histórico. Ya de por sí son unos Juegos históricos con todo lo que nos ha caído. Formar parte de esa foto, de esa imagen que viene a reconocer la igualdad entre hombres y mujeres tanto en el deporte y fuera de él, estoy encantadísimo y compartir bandera con alguien como Mireia.
La imagen del policía ganador de Masterchef y colaborador en proyectos como el de la ONG World Central Kitchen se refuerza con esa fotografía portando la bandera de España, ha forjado un legado que va más allá del deporte
Tampoco pienso mucho en ello. Intento ser como soy, normal, e intentar hacer, dentro de los valores que han forjado mis padres y mi carrera deportiva, así como el hecho de ser policía. Si esto ayuda o sirve de espejo, yo encantado. Por supuesto agradecido de que P&G me de la oportunidad de donar esa cantidad para la ONG World Central Kitchen que va a hacer mucho bien.
A sus 36 años, está demostrando tener el mismo fuelle de siempre
De momento, tengo pólvora. Me sigue aguantando el cuerpo y la cabeza, que es lo más importante. Físicamente, si no tienes ninguna lesión puedes alargar tu carrera hasta los 36, 37 o 40. Nuestros rivales, los alemanes, tienen uno en el K4 con 39 años. La edad no me preocupa tanto, es más las ganas y la ilusión lo que tienen que aguantar. De momento tengo ganas e ilusión.
¿Piensa Saúl Craviotto en el momento de la retirada?
No te voy a negar que la luz del túnel se va viendo más clara. No te sé decir ni me atrevo a anunicar mi retirada. Si que es verdad que yo pensé que Tokio serían mis últimos Juegos, pero está llegando Tokio y el físico me aguanta, mi entrenador no me deja retirarme y me dice que tengo mecha para llegar a París. Pero ya veremos. Al final la ilusión es lo que manda. Primero a ver cómo va Tokio y pensaremos si seguimos o colgamos la pala, que tampoco pasará nada.
¿Cómo ha asimilado el equipo el triunfo en la Copa del Mundo?
Pues muy bien. Evidentemente felices, aliviados porque todo el trabajo de este año está valiendo la pena. Teníamos la incertidumbre de después de tantos meses sin competir cómo íbamos a estar. Como información, partimos de un buen momento. Pero al día siguiente del éxito tenemos los pies en el suelo. Sabemos que los alemanes están cabreados, y no hay nada más peligroso que un alemán cabreado. Vamos a caminar con pies de plomo y a trabajar este mes y medio como lo hemos hecho hasta ahora.
Ha sido una manera de demostrar que lo que sucedió en Trasona simplemente fue la selección de los mejores
Tampoco pensamos demasiado en eso. Yo llevo 20 años ya de carrera deportiva y me he encontrado con muchas situaciones, compañeros y diferentes personalidades. Esta es una más, hemos pasado por ella y ya está. Personalmente, no pienso demasiado en el pasado y tenemos que estar por encima de estas situaciones. Estamos a mes y medio de los Juegos, venimos de una Copa del Mundo con un buen resultado y no quiero perder ni 30 segundos hablando de esto.
Como el veterano del grupo, ¿cuál ha sido su papel a la hora de devolver a su cauce las aguas?
Lo único que he hecho es mi trabajo. Entrenar y dejarme la piel, intentar pasar de todo lo ajeno a lo deportivo. Como profesional, lo único que puedo hacer es dejarme la piel en el agua. Al final donde se tiene que hablar es en el agua y hay que seguir así.
La idea era competir en el K4, pero tampoco ha descartado que corra en K1
Vamos a doblar seguramente tanto Carlos Arévalo como yo. La prioridad sigue siendo el K4. Para la Copa del Mundo fue así. También doblamos y para no estar preparados lo hicimos bastante bien quedando quinto y sexto. Si suena la flauta en Tokio podemos rascar algo, pero siempre estaremos centrados en el K4. Muchas veces si intentas abarcar muchas cosas, se te caen todas. Es mejor ir a por una, el resto es un extra.
¿Ha temido en algún momento que no pudiera vivir este momento por culpa de la Covid-19?
Claro que sí. Todos hemos tenido ese momento de incertidumbre, incluso a día de hoy. Lo he visto peligrar, pero lo importante es la salud. Si no se hubieran podido celebrar los Juegos, sí que pasa, pero es lo que hay.
¿Todo lo vivido en el último año le añade un punto de épica a la hora de prepararse para esta cita?
Épico va a ser de narices. Con lo que está costando que lleguen estos Juegos, va a ser un momento muy bonito. Va a ser el macroevento que unirá a países, un ápice de esperanza de que todo esto vuelve a la normalidad. Los Juegos representan mucho, que todo vaya más o menos normal va a ser ilusionante para toda la humanidad.
¿Prepara Saúl Craviotto algún otro objetivo lejos del piragüismo?
Pues no lo sé. Ya tengo bastante con todo lo que tengo encima: piragüista, policía... Encima con niñas, que llego a casa y no paro. Mi proyecto es echar el freno un poco, descansar unos meses. Después, quizá, seguiré en activo hasta París. Tiene bastante fuerza ese proyecto.
¿Esa ilusión depende de que se consiga esa medalla en Tokio?
Es que hablar de medallas es bastante complicado. Evidentemente va a ser más difícil retirarme con una medalla. Me va a dar muchas fuerzas. Este ciclo olímpico va a ser de tres años, se va a pasar en nada. Me iré de vacaciones y veré las ganas que tengo de volver.