Precisión, templanza y fortaleza mental, esas son las tres claves que hacen del tirador olímpico un virtuoso de esta modalidad. España tiene una '@tiraora' con mucho arte y un 'Geiperman' que toca tan bien la guitarra como revienta platos. Bajo esos sobrenombres se esconden dos de las principales candidaturas a la medalla olímpica que tiene el país. En sus disparos podía haber hasta tres preseas diferentes en juego y en todas tenían opciones.
Para esta cita de los Juegos Olímpicos de Tokio, España aúna experiencia y clase a raudales con Alberto Fernández y Fátima Gálvez. No es que sean una novedad para esta edición, ya que sus nombres vienen sonando durante las últimas olimpiadas. Durante el resto de los cuatro años que dura este proceso, cinco en esta ocasión, siguen ganando. No copan los titulares, pero su trabajo ha encontrado su recompensa final con el resultado que han obtenido en Japón.
2020 era el año que se habían marcado como el que podía marcar el cenit de sus carreras, pero finalmente tuvieron que esperar hasta el 2021. En un deporte en el que es tan importante la materia psicológica, la Covid-19 era un duro trance que superar. Ambos han trabajado mucho en esta circunstancia para también superar la barrera que se han encontrado ambos en los Juegos Olímpicos en todas sus participaciones.
Tras el bronce europeo del mes pasado en la prueba mixta, ambos afrontaban con mucho optimismo la cita de Japón. Siempre han rondado las opciones de medalla y algunos fallos puntuales les han alejado del premio. En esta ocasión, han participado tanto en la prueba masculina como en la femenina y en la mixta. Tres competiciones en las que habían demostrado durante lo que va de año que llegan en muy buena forma. Finalmente, el premio llegó en la categoría grupal, que se estrenaba en los JJOO.
'Geiperman'
Alberto llegaba a por sus cuartos Juegos Olímpicos en Tokio después de haberse quedado a las puertas de la medalla ya en varias ocasiones. Es tricampeón del mundo y con uno de estos campeonatos se hizo con el pasaporte para este verano. Eso sí, nunca ha quedado entre los diez mejores de la prueba en una cita olímpica: fue trigésimo tercero en Pekín, vigesimoquinto en Londres y decimoséptimo en Río. La progresión está clara, pero ojalá la mejora sea sustancial hasta el podio.
Todo esto comenzó por culpa de Gregorio, su padre, que desde que le dejó coger la escopeta con la que competía con tres años, ya no pudo separarse del mundo de los platos. Sería a los nueve cuando comenzaría a disparar de forma oficial. La edad en este deporte no es un problema, ya que siempre se determina que el mejor rendimiento deportivo se alcanza entre los 35 y los 40 años. El madrileño llega a Tokio con 38, por lo que era su momento.
Puede dedicarse a esto gracias a que imparte clases de esta disciplina por todo el mundo, aunque también tiene tiempo para su grupo de música del que es guitarrista. 'Los Geiperman' es el grupo que comparte con Álvaro Hervás, Javier Provencio y Alberto Moliner con el que rinden tributo a los Hombres G. Alberto Fernández quiere pasárselo bien en Tokio y dar la nota con una medalla que ponga en valor su carrera en este deporte.
23 años 'a tiros'
Si Alberto había estado cerca de esa medalla olímpica, lo de Fátima no ha sido pegarle al plato, si no al palo. La campeona del mundo de 2015 suma dos diplomas olímpicos en las dos ediciones de los Juegos a los que ha ido. Fue quinta en Londres y cuarta en Río y, siguiendo el ejemplo de la progresión natural que se ponía con Fernández, el bronce iba a hacer justicia con esta cordobesa que vive habitualmente en Granada. Este año ha sido campeona de Europa y con empujón llega a Tokio.
Con su arma de 14.000 euros quiere competir hasta con una edad bastante tardía ya que se encarga de cuidar cuerpo y mente con más deporte. Le gusta competir en pruebas de triatlón y también le gusta tirarse al agua de vez en cuando. Lo suyo también empezó a los ocho años cuando le dijo a su padre Pío que no solo quería acompañarle de cacería, sino que también quería disparar. Lo de la pólvora es lo suyo, por eso lleva ese nombre en Twitter que se resaltaba al comienzo del texto.
A sus 34 años, dice llevar 23 sin parar de poner la bala en el plato y su gran momento ha llegado en estos Juegos Olímpicos. Aunque también está centrada en acabar sus estudios de enfermería y psicología, su gran ilusión es poder colgarse esa medalla que el tiempo le ha negado hasta ahora. Junto a Alberto, España ha encumbrado a estos dos profesionales increíbles que llegaban en un gran momento para poder dar la primera gran alegría en forma de oro a todo el país.
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