Nikoloz Sherazadishvili (Tiflis, Georgia, 19 de febrero de 1996), más conocido para el gran público como Niko Shera, es un deportista español de origen georgiano que dejó atrás el waterpolo para hacer historia en el judo. A sus 25 años, no solo se ha convertido en la referencia de este deporte a nivel mundial, sino que tiene ya en sus vitrinas títulos tan importantes como sus dos Campeonatos del Mundo, las mayores muestras de su éxito.
Lo que ha conseguido Niko para el judo lo han logrado muy pocos a lo largo de la historia, ya que además de ser un líder para todos se ha destapado como un referente mediático capaz de ser tendencia y de volver a poner un deporte legendario delante de los focos con sus éxitos y con sus triunfos.
Ahora, afronta la que será la gran experiencia deportiva de su carrera, representar a España en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, los que él mismo define como los más esperados de siempre después del estallido de la crisis de la Covid-19 a pocos meses de su inauguración y que tan difícil le puso las cosas a muchos deportistas.
Antes de viajar a Tokio, Niko hace una parada en EL ESPAÑOL para hablar de lo que ha conseguido hasta ahora en su meteórica carrera, de lo que podría significar colgarse del cuello ese oro olímpico y también de lo que espera que sea su futuro una vez haya cumplido con la expectativas que todos tienen puestas en él. Niko Shera, la gran baza del deporte español al que muchos definen como 'el oro seguro'.
¿Cómo estás a tan pocos días de que arranquen los Juegos Olímpicos? ¿Ya hay tensión o nervios?
Bueno, ya en los últimos entrenamientos aquí sientes algo. Aún así cuando llegue a Tokio todavía me quedan más sesiones porque yo compito el día 28 de julio. Tengo muchísimas ganas de estar allí, quedan días hasta que compita, pero las sensaciones son las mejores del mundo. En mi última competición fui medalla de oro y las sensaciones no pueden ser mejores. Viajamos el sábado con toda la ilusión del mundo de poder vivir y disfrutar lo que significan unos Juegos Olímpicos.
¿Has notado mucho cambio y mucho crecimiento mediático en los últimos años a raíz de tus grandes éxitos?
A partir del primer Campeonato del Mundo ha crecido con bastante diferencia. Hemos pasado de tener poca repercusión a mucha. Al principio no estás acostumbrado y me ha costado adaptarme a eso. A nivel mediático la gente también te presiona. Cuando yo estaba en mi casa a veces descansando he tenido que salir a grabar algo y esas cosas. Pero si lo gestionas bien intentas hacerlo todo, aunque hay veces que tienes que decir que no por el entrenamiento o el descanso. Incluso haciéndolo todo bien hay veces que los resultados no llegan, entonces decides decir a cosas que no por esa circunstancia y para tenerlo todo lo más organizado posible y tener ese descanso que necesitamos. Aún así siempre intentas sacar ese hueco.
Los Juegos Olímpicos están a otro nivel, por encima del Campeonato del Mundo
Me pasó cuando gané el Campeonato del Mundo que estuve esa semana haciendo entrevistas y yo antes volvía de una competición, estaba con mi familia y mi gente y volvía a entrenar. Después del título de 2018 se le dio mucha importancia y ahora con los Juegos Olímpicos mucho más porque ya de por sí están a otro nivel. Esperemos hacerlo todo el equipo de judo muy bien porque tenemos un equipazo. Tenemos mucha ilusión de ir y que el judo brille desde el primer día con Fran Garrigos y Julia Figueroa.
¿Ayudan tus éxitos a hacer más visible un deporte como el judo que no cuenta con la repercusión de otros?
Supongo que sí porque todo ayuda. Está bien en cualquier deporte que haya referentes. Por ejemplo, en Ríose vivió el caso de Carolina Marín. Ya había sido campeona del mundo y después quedó campeona olímpica en 2016. Había mucha gente que lo seguía y que quería jugar a bádminton, pero también había gente que ni sabía lo que era ese deporte en España. Un referente siempre ayuda y nosotros lo vamos a intentar. Queremos darle más visibilidad al judo en los Juegos Olímpicos y que haya más gente en España que quiera practicarlo porque es un deporte con valores y que exige mucho esfuerzo.
¿Qué significa ser campeón del mundo y qué se siente al poder decir que eres el mejor del planeta haciendo algo?
Cuando lo conseguí la verdad es que no era muy consciente de lo que había hecho y con el segundo título ya lo fui algo más. Pero mientras esté en mi carrera deportiva no le voy a dar importancia a los resultados y voy a intentar conseguir todo lo que pueda. Intentar disfrutar y mantener esa motivación y esas ganas de seguir haciendo historia, sin darle importancia de decir soy el mejor o no. Yo voy a darlo todo. Cuando fui campeón del mundo, ver a toda mi gente emocionada, a mi entrenador Quino emocionado… a mí eso es lo que más me llena. No soy yo, es todo el equipo que tengo detrás que me ayuda porque el resultado no es mío ni mucho menos. Solo no lo hubiera conseguido. Tengo un gran equipo detrás, mi familia y sin ellos esto sería imposible, es un éxito de todos.
Sé que todos me ven como un rival a batir, un favorito a las medallas
El hecho de ser bicampeón del mundo implica mantenerse en la élite, ¿es más complicado eso que llegar a la cima?
Sí, sin duda, llegar es difícil, pero mantenerse es más complicado. Es lo que intentamos. Desde Bakú incluso nos ha costado tiempo estar ahí, pero desde 2018 me he mantenido constante en cada competición. He perdido alguna vez, pero he sido de lo más regular, me he mantenido en el número 1 del ranking mundial. Yo sé que los demás me ven como un rival a batir, un favorito a las medallas, pero yo también les veo así a todos ellos porque les estudio. Cada combate en los JJOO va a ser como una final. Respeto a todos y lo preparamos como lo van a hacer ellos.
¿Cómo de difícil ha sido prepararte para unos JJOO tan complicados con el aplazamiento, las restricciones y ahora la falta de público?
Lo más complicado fue el confinamiento. Yo estaba acostumbrado a entrenar tres veces al día y a practicar un judo muy, muy intenso y pasar de eso a estar encerrado… Tuve la suerte de poderme ir a la casa de mi entrenador Quino que tiene un gimnasio grande para poder mejorar mi preparación física. No podía hacer mucho más, pero al menos pude trabajar en mi forma física esos dos o tres meses.
Ha sido un momento duro de no saber qué va a pasar, si se iban a hacer o no, pero en el momento en el que supimos que finalmente cambiaban las fechas y que había un año más tratamos de adaptarnos lo más rápido posible y ser positivos dentro de las circunstancias. Si quedaba un año, pues teníamos más tiempo para intentar llegar todavía mejor. La mentalidad ha sido esa e incluso hemos podido mejorar. Cuando ya podíamos salir nos pusimos todavía con más ganas. Al final era superar otro obstáculo que ha surgido en la vida.
¿Cómo de importante ha sido el apoyo de Quino en ese camino y qué consejos te ha dado?
Para mí es como mi segundo padre y recibo consejos de él casi a diario. La verdad es que los dos nos hemos animado mutuamente. Él como entrenador tiene más experiencia, pero ha sido una cosa mutua. Hemos convivido en su casa, entrenando sin tener un objetivo y sin saber qué va a pasar que es lo más complicado para un deportista. Lo mejor era tener la mente despejada, pensar hacia delante y seguir haciendo lo que más nos gusta y eso había que tenerlo claro. Días de bajón los tiene cualquiera y Quino me decía que había que seguir para delante porque ya saldría algo.
¿Te preocupa que la vida en la Villa Olímpica vaya a ser diferente con tantas restricciones y casi sin poder hacer nada?
Sí, va a haber muchas restricciones y va a estar todo muy restringido. Nos han mandado descargarnos muchas aplicaciones para controlarlo todo, nos van a rastrear, tenemos que usar guantes… pero lo que nos vayan diciendo porque al final es todo para competir y yo estoy centrado en los Juegos. En general, todos los deportistas debemos tener paciencia. Al final estamos muy ilusionados en poder competir. Es una pena que a última hora hayan quitado el público y que no vaya a haber nadie, era un pequeño extra porque animan y llenan los pabellones. Va a ser diferente, pero son los Juegos más esperados y los más largo.
¿Qué te supone que se hable de ti como una medalla segura en Tokio? ¿Es más un orgullo o una responsabilidad?
Creo que un poco de todo. Lo primero es orgullo porque la gente piensa que tú eres uno de esos candidatos. También hay presión, aunque creo que es necesaria. Hay que gestionar todo eso bien hasta el final de la competición, que esa presión no vaya a más y tener ese equilibrio. Siempre hay que tener un poco de presión y de nervios, pero que no vaya a más. Yo siempre me meto presión a mí mismo y la autoexigencia es muy elevada, pero hay que tener control mental y equilibrio para no precipitarse. Yo sé que con mis resultados y mi constancia lo he demostrado. Es otra competición más, muy importante, la que más de mi vida, pero los rivales son los mismos y ya lo hemos hecho con todos.
¿Qué importancia tendría el oro y sentirse el mejor en el mayor escenario posible?
Lo primero sería un sueño desde hace muchos años. Desde que decidí que quería ser el mejor en esto eran los dos objetivos, Campeonato del Mundo y Juegos Olímpicos, pero lo cierto es que esto traspasa todo. La importancia de los JJOO y lo que se vive ahí hace que sea todavía más importante. Mundial lo hay todos los años, pero unos Juegos son cada cuatro y en este caso cada cinco. En la carrera de un deportista puedes llegar unos, a dos, a tres como mucho, por lo menos en judo que es más complicado. Entonces estar ahí y demostrar que eres el mejor… no tendría ni palabras, es disfrutar y que todo fluya, pero sería lo máximo para mí.
¿Es el único objetivo de Niko Shera el oro olímpico?
El objetivo es el oro olímpico. A cada competición que vamos el objetivo siempre es ganar, pero luego puede pasar cualquier cosa porque esto es deporte, pero nuestro objetivo es ese y nuestro esfuerzo y el trabajo que hemos hecho hasta ahora no nos deja pensar en otra cosa que no sea el oro en los Juegos Olímpicos.
Si compito bien y lo doy todo vamos a ganar la medalla de oro
¿Te preocupa que se pueda pensar que no conseguir el oro o no estar en el podio se pueda valorar como un fracaso por las altas expectativas que hay?
La verdad es que no lo valoramos, solo tenemos pensamientos positivos. Ir a competir y darlo todo, si hacemos eso el resultado va a estar ahí, pero nunca va a ser una decepción si lo hemos dado todo. Si salimos bien vamos a ganar, no pensamos en cosas negativas. Está dentro de las posibilidades lógicamente porque hay un porcentaje, aunque sea muy bajo, pero ni lo pensamos ni lo valoramos. Solo tenemos en mente lo positivo y esa medalla de oro.
¿Cuál es el objetivo más allá de Tokio?
El objetivo es pasarme de categoría, competir en menos de 100 kilos y para eso tengo que ganar más masa muscular y prepararme para las siguientes competiciones en esa nueva categoría.
¿El reto será competir en ese nuevo peso en los Juegos Olímpicos de París 2024?
Eso es, la idea es poder pasarme cuanto antes a la nueva categoría de menos de 100 kilos para estar con la mentalidad necesaria para afrontar la clasificación a los Juegos Olímpicos de París de 2024.
[Más información: Niko Shera, el emigrante de Tiflis que eligió España: del waterpolo a optar a medalla en judo en Tokio]