Un final inesperado en la prueba de ruta de ciclismo femenino en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 ha servido para que el mundo descubra a Anna Kiesenhofer. Annemiek Van Vleuten había levantado sus brazos al entrar en meta pensando que se acababa de colgar el oro. Pero no sabía que una ciclista amateur lo había hecho hace unos minutos. La austriaca aprovechó el descontrol que hubo con la fuga de tres mujeres a las que les dejaron demasiada distancia las favoritas y se hizo con un triunfo que cambiará completamente su carrera. [Así hemos vivido la jornada del 25 de julio en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020]
"No, no sabía que aún quedaba alguien por delante. Cuando atrapamos a Plichta y Shapira, pensé que íbamos por el oro", confesó después delante de los medios de comunicación la neerlandesa. A la vez, había una mujer tirada junto a una valla, exhausta, sin más compañía que la de un auxiliar de su modesta federación. Kiesenhofer no estaba en las quinielas, a pesar de lo que le gustan a ella los números. Contra cualquier pronóstico y desafiando cualquier ley, consiguió cruzar la meta antes que nadie en el circuito de Fuji.
Kiesenhofer, a sus 30 años, llegó a esta cita olímpica sin más expectativa que disfrutar. Esto es lo que propició que se permitiera la fuga junto a otras ciclistas que tampoco tenían expectativas de victoria. En España sí que era conocida, por su victoria en la Copa de España de 2016 y correr en algunos equipos nacionales. Aprovechó su estancia en Barcelona para cursar un doctorado en Matemáticas en la Universidad Politécnica de Cataluña. El equipo belga Lotto le ofreció un contrato, pero nada salió como la austriaca había imaginado.
Ansiedad, problemas físicos y una importante falta de motivación le hicieron tirar la toalla. En una publicación que hizo en Facebook en 2017, incluso, aquejó amenorrea, o lo que es lo mismo, ausencia de menstruación. Kiesenhofer decidió entonces regresar a su Austria natal y centrarse en su carrera académica en las matemáticas, aunque seguiría corriendo de forma amateur. Esto le permitió ser campeona nacional contrarreloj entre 2019 y 2021 y en ruta en 2019.
Invisible
Países Bajos hizo la guerra por su cuenta y la diferencia con las escapadas llegó a un punto que ya era irrecuperable. Aunque Van Vleuten pensaba que estaban en disputa las tres medallas, la austriaca nacida en Viena en 1991 levantó los brazos antes. Casi no podía hacerlo cuando cruzaba la meta. Llegó exhausta para conseguir mantener la diferencia que tenía con las favoritas y que le ha permitido colgarse este oro. Kiesenhofer ha ido buscando su espacio en el pelotón internacional, pero ha sido hoy cuando ha vivido su gran día con un derroche de fuerza incalculable.
Marianne Vos (2012) y Anna van der Breggen (2016) fueron las campeonas olímpicas anteriores. Esta vez, las neerlandesas se quedaban sin título, aunque Van Vleuten creyera que era suyo en meta; no trabajaban en equipo y lo pagaron. La ambición de Anna Kiesenhofer fue suficiente para conseguir ser reconocida en el panorama internacional.
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