"Vengo a representar a España, no a Marruecos. Yo soy muleño y vengo a representar a mi pueblo. Mis padres confían en mí y me están apoyando desde mi pueblo. Ahora, estando en una final, lo que salga. Con cualquier puesto me iría contento a mi pueblo", así se reivindicaba entre lágrimas en el micrófono de COPE Mohamed Katir (Alcazarquivir, Marruecos, 1998), la esperanza del 5.000 metros español que se ha confirmado en estos Juegos Olímpicos de Tokio 2020, tras la semifinal en la que logró una increíble clasificación.
Esta actuación aumentó las expectativas sobre un atleta que se había puesto en el candelero prácticamente desde antes de que comenzara la cita olímpica. En cinco semanas batió los récords nacionales de 1.500 metros, 3.000 metros y 5.000 metros, algo que ya le situaba entre los favoritos para esta última prueba, para la que tenía mínima olímpica. En esa semifinal, pasó prácticamente abrazado a Chelimo y con una superioridad que en algunas quinielas le metieron como candidato al oro.
Finalmente, no pudo ser. La ratonera que fue esta final en la que los ugandeses Cheptegei, a la postre campeón olímpico, y Jacob Kiplimo pusieron un ritmo durísimo para impedir que la colocación del español fuera buena le hizo que tuviera que conformarse con un octavo puesto que sabe a mucho más. No eran las sensaciones que esperaba tener, tampoco la colocación que necesitaba. Su cara empezaba a ser un espejo de sus piernas al pasar el 4.000 y estas no respondieron como quería a falta de 500 metros, donde se fueron las opciones de medalla.
En su debut en los Juegos Olímpicos ha dado mucho que hablar. Desde que superó el récord de Isaac Viciosa del 3.000 metros, el debate sobre su nacionalidad se trasladó a la parcela pública. El que fuera campeón de España en esta disciplina, palentino, se disculpó posteriormente por decir que "me habría gustado un atleta con apellidos castellanos". Su progresión meteórica en apenas unos meses también infundó dudas por superar la lógica habitual del atletismo. El muleño, aunque le dejó un mensaje en el que le dejaba claro que estaba orgulloso de heredar el apellido de su "abuelo Mailud Katir", respondió en la pista teniendo una gran actuación en Tokio 2020, aunque el diploma olímpico le sepa a poco.
Desde el mar
Nacido en Marruecos, llegó a España en patera con su madre con tan solo cinco años donde ya les esperaba su padre, pasó por Huesca y se instaló finalmente en Mula, donde se ha desarrollado el cuerpo más privilegiado para el medio fondo de la actualidad nacional. Destacaba cada vez que se enfundaba sus zapatillas y acaparaba toda la atención por la suficiencia con la que lo hacía. De Murcia pasó a todo el territorio nacional y no tenía comparación.
Si se instalaron en Mula es porque su padre, de origen también marroquí, encontró trabajo como albañil. Su otro apellido, El Haouzi, proviene de Egipto, la nacionalidad de su madre. Tiene otros cuatro hermanos y curiosamente es el único que practica deporte. El atletismo no fue lo único que probó. En ese paso por la ciudad oscense, llegó a jugar al fútbol como delantero, donde reconoce que no lo hacía nada mal. Una carrera en el colegio cambiaría su vida a los once años cuando ganó una carrera organizada por su colegio, aunque ya había dejado el fútbol porque su entrenador le reprochaba que tenía poca técnica con el balón en sus botas. También empezó una carrera para ser bombero que se desviaría con sus primeros éxitos sobre el tartán.
Eso sí, la batalla más importante le llevaría mucho más tiempo. Hasta 2019 no obtuvo la nacionalidad española, mientras se mostraba en diferentes pruebas que era el mejor del país. "Soy cien por cien español", reconocía en las entrevistas que le hacían. Pero este procedimiento le llevaría cuatro años de trámites burocráticos. Ahora, entre carrera y carrera, sigue con esas oposiciones a bombero pensando en lo que vendrá después de su trayectoria profesional en el atletismo.
La poesía
La introspección es un aspecto muy importante de la vida de Katir. El culto a su cuerpo, con el que ha hecho de modelo en alguna que otra ocasión, se mezcla con un culto a su mente. Es un amante de la poesía, uno de sus referentes es Antonio Machado. Y es que el atleta disfruta escribiendo versos y emplea la poesía como una vía de desconexión.
Curtido a base de correr primero por descampados y después en carreras populares, cayó en las manos de Cristóbal Carlos, su descubridor. Este fue quien empezó a pulir un diamante en bruto que en Tokio 2020 ha tenido su primera exhibición. Es un ejemplo para muchos jóvenes que llegan al país en busca de oportunidades, las mismas que Mo Katir se fue forjando zancada a zancada. Antes no se podía subir a los podios de los campeonatos de España al no tener la nacionalidad, ahora ha puesto a todo el país delante del televisor con el objetivo de verle conseguir la primera medalla olímpica de la historia de la nación en esta modalidad. Seguro que lo volverá a hacer.
[Más información: Katir falla y se conforma con el diploma olímpico en el 5.000 de los JJOO]