"De mayor quiero dos cosas: o ser futbolista del Espanyol, o ser olímpico". Con respecto al primer deseo de Ander Mirambell (Calella; 1983), estuvo en la cantera perica hasta ser juvenil. Si se habla del segundo es hacerlo de una leyenda. El deportista de skeleton se ha clasificado este viernes para sus cuartos Juegos Olímpicos de Invierno. En Pekín cerrará una carrera espléndida y dejará un gran legado para los deportes de hielo en España.
Vancouver 2010, Sochi 2014, Pyeongchang 2018 y Pekín 2022; cuatro Juegos Olímpicos que le convierten en el español con más presencias en la cita dentro de las modalidades de hielo. Tras la disputa de la primera manga en la Copa del Mundo de Saint Moritz, el español ha dejado sellada su plaza para China, que acoge, Covid-19 mediante, del 4 al 20 de febrero la cita más importante de los deportes de invierno. El pionero del skeleton en España estará en la que será su última cita como profesional.
Esta modalidad consiste en tirarse con un trineo de cabeza a toda velocidad por una pista y ser más rápido que nadie. Mirambell ha marcado este viernes, de hecho, la punta de velocidad en el circuito de Saint Moritz para poder clasificarse. Tras una temporada en la que ha ganado en la Copa América, ha cumplido con el resultado que tenía que obtener para lograr su billete. Tendrá el final que había deseado para su carrera y seguramente sea con la bandera de España en la ceremonia de inauguración.
Tras 179 carreras durante su trayectoria y 92 en la Copa del Mundo, Mirambell puede estar orgulloso de lo conseguido durante sus años de profesional. Con las instalaciones justas para poder entrenar y sin las facilidades que tienen los mejores del mundo, Ander ha conseguido abrirse paso para meterse durante más de 10 años entre los mejores y acudir a la cita más importante.
Por ejemplo, antes de viajar a Innsbruck para competir por primera vez en 2005, se construyó sus propias zapatillas usando unos ralladores de queso y una lija. Este deporte en el que se alcanzan velocidades superiores a los 145 kilómetros por hora es un peligro constante y el error más mínimo se paga. Aún así, ha conseguido que se profesionalice un poco más en España con sus grandes resultados. Ahora se busca relevo y, quizá, esté en casa con el pequeño Kai, su hijo.
Este póker olímpico resume 16 años de su vida personal. Unos años en los que ha perdido a su madre víctima de un cáncer y en los que conoció a su pareja Irina Rodríguez, plata en natación sincronizada en Pekín 2008. Ese día en el que Ander Mirambell decidió aventurarse en un deporte sin tradición en España, del que casi nadie había oído hablar con una mano delante y otra detrás será recordado para toda la vida en el país por la extraordinaria carrera que coronará en el mes de febrero.
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