Rafa Nadal, en el torneo de Bastad.

Rafa Nadal, en el torneo de Bastad. EFE

Juegos Olímpicos

Nadal cumple el objetivo de horas de pista, pero su resistencia siembra la duda para los Juegos Olímpicos

El balear recupera su tenis y ritmo competitivo, aunque el desgaste físico le obligó a rechazar los dobles para disputar la final individual en Bastad. En París volverá a competir en ambas disciplinas. 

22 julio, 2024 10:00

Nuno Borges se lleva las manos a la cabeza y se deja caer sobre la arcilla de Bastad bajo una mezcla de alegría e incredulidad. Acaba de conseguir su primer título en su primera final y ante Rafa Nadal. El portugués, uno de esos tenistas que suele deambular por el pelotón del ranking ATP -ocupa el puesto 51- se siente en una nube, como él mismo afirma. 

Al otro lado, Rafa Nadal, que volvía 777 días después a una final, coge el aire que tanto le ha faltado ante el luso. Se había ganado la oportunidad de volver a tocar metal a base de corazón, remontadas y pulmones a lo largo de la semana. Y lo acusó su juego en la pelea por el trofeo. Le faltó electricidad en los desplazamientos, cometió varios errores no forzados y le faltó algo de determinación. 

La lectura más crítica es la que hace uno mismo. "He jugado muy mal, veo difícil jugar peor de lo que lo he hecho [ante Borges]. Es importante que mi cuerpo haya aguantado la exigencia de la semana, me he quedado sin energía física y mentalmente. He sido incapaz de reflejar el tenis que mostraba en los entrenamientos. Me llevo el mensaje de que debo jugar mucho mejor. No hay excusas", explicó Nadal. 

Ni excusas, ni prácticamente tiempo porque los Juegos Olímpicos de París están a la vuelta de la esquina. Rafa arribó en Bastad bajo la firme premisa de engrasar su raqueta y recuperar ritmo competitivo. Y el sinuoso recorrido sobre la arcilla sueca se cierra con cinco partidos y más de 13 horas compitiendo.

El segundo de los dos objetivos de Rafa queda cumplido, aunque no así su resistencia, ya que tuvo que declinar los dobles con Ruud. Cabe recordar que algo similar a lo ocurrido en Bastad le tocó afrontar en los Juegos Olímpicos de Río 2016, cuando decidió renunciar a los dobles mixtos con Garbiñe Muguruza para centrarse en el masculino junto a Marc López y el individual. 

Nadal, durante un partido del torneo de Bastad.

Nadal, durante un partido del torneo de Bastad. EFE.

En París aterriza entre contrastes. "Me hace mucha ilusión formar parte del equipo de deportistas olímpicos y representar a España. Ojalá pueda encontrar la energía necesaria y hacer buenos entrenamientos. Sé que si logro hacer buen tenis a nivel individual, también lo haré en el dobles, pero debo analizar bien lo sucedido esta semana y trabajar duro. Estoy convencido de que Alcaraz va a estar a un gran nivel porque llega con confianza. Entrenaremos juntos esta semana", explicó Nadal. 

El balear ha comprendido cómo debe ser la preparación para la cita olímpica, tanto mental como físicamente. Todavía tiene margen de mejora, pero mantiene su esplendor competitivo en cada partido y eso le ha permitido abrazar otra final sobre la tierra batida y disfrutar de la grata respuesta de su cuerpo a los partidos maratonianos.

Poco o nada puede reprocharse Rafa que ha hecho lo que podía con lo que tenía en Bastad. No obstante, necesita un salto de calidad en su juego. Ante Borges cedió cinco roturas de servicio, 16 a lo largo de todo el torneo sueco que ha estado marcada por las idas, venidas y la montaña rusa de sensaciones. Demasiado desgobierno en el juego de un Rafa que ya mira a París. 

En la capita francesa, sobre la arcilla en la que se ha retozado en catorce ocasiones, examinará su resistencia. Nadal está lejos de ser Nadal con la raqueta, pero suple sus irregularidades capacidades con las virtudes de siempre. París le vuelve a poner a prueba, tal vez, por última vez.