El objetivo de la organización de los Juegos Olímpicos de París 2024 se antojaba arduo. Intentaron lo imposible, que el desfile de países por el Sena no se hiciera eterno, y, pese a los intentos, no lo consiguieron.
Intercalaron actuaciones musicales de pedigrí con Lady Gaga y Aya Nakamura y redujeron al mínimo el tiempo en pantalla de las delegaciones, tanto que la realización apenas mostró a los abanderados unos segundos. Especialmente chocante fue el desfile de México, cuyo protagonismo se lo llevaron las ráfagas de agua vertidas desde los laterales.
La idea del desfile fluvial fue innovadora, pero la conclusión se asemeja a la misma de cada edición y, en esta ocasión, con la sensación de emoción de los deportistas y aficionados, que es el intangible por antonomasia de la ceremonia, más lejos de lo habitual al no contar con planos cortos.
Desde que el primer abanderado, Giannis Antetokounmpo, inició su desfile por el Sena, quedó claro que había perfeccionar la vista para distinguir a cada deportista. Más todavía cuando realizaban su aparición compartiendo embarcación con más de una delegación. Italia e Islandia lo hicieron con Israel. Como Antigua y Barbuda, Arabia Saudí, Argentina, Armenia y Aruba.
Mientras que otras naciones representadas por un menor número de deportistas fueron exiliadas lanchas de menor envergadura. Fue el caso de Bután, cuyos cuatro únicos atletas desfilaron en una barquita con motor. Como la delegación congoleña, estibada en un bote minúsculo. Al contrario que Australia, Estados Unidos y Francia, embarcados en navíos casi tan grandes como el propio Sena.
Embarcaciones de diferente tamaño
El buque de España no llamaba la atención por sus dimensiones, aunque sí por las sensaciones que desprendía. La delegación nacional fue, como en cada edición, de las más ruidosas y alegras. Actitud que chocaba con la felicidad tranquila que mostraban los estonios, compañeros de barco en el desfile.
"¿Alguien tiene biodramina?", preguntaba Marcus Cooper en redes sociales antes de vivir el momento más emotivo de su carrera deportiva. "Yo tengo, tranquilo", respondía a través del mismo canal Támara Echegoyen. Ambos, abanderados españoles, apenas gozaron de unos segundos en pantalla, pero sí del mareo que puede suponer navegar en barco.
Homenaje a Nadal
Algo similar le ocurrió a Nadal cuando, sorpresivamente, portó la llama olímpica junto a Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis por el Sena. La recibió de manos de Zinedine Zidane, con quien se fundió en un abrazo eterno, cuando nadie contaba con su aparición, ya que instantes antes una imagen suya disfrutando de la ceremonia en familia corría como la pólvora.
No participó en el acto junto al resto de la delegación porque la organización se había reservado el homenaje para el final. La ciudad en la que ha conquistado 14 Roland Garros le brindó un baño de masas que culminó dándole el relevo de la antorcha a Amélie Mauresmo, tenista francesa que comenzó un pasamanos entre grandes deportistas históricos y actuales del deporte galo.
La antorcha pasó de las manos de Tony Parker a las de tres atletas paralímpicos que se la dieron a Allison Pineau, la jugadora de balonmano. Tras ella, un goteo incesante de exdeportistas y atletas actuales franceses se fueron dando el relevo hasta llegar a Teddy Riner y Marie-José Perec que encendieron el pebetero de manera conjunta.
Para entonces, el encapuchado que portaba la antorcha por los tejados de París al más puro estilo Assassin's Creed, ya se la había entregado a Zidane e iniciado así el desenlace final. Como si fuese una pantalla del famoso videojuego, así llegó la antorcha a Trocadero después de la mezcla vanguardista entre la historia de Francia y el guiño a las nuevas generaciones.
Que se exaltaron en redes sociales cuando los Minions hicieron acto de presencia. La cuarta entrega de Mi villano favorito fue realizada por franceses. En el video durante la ceremonia se observa a los minions realizando los deportes que a partir de este sábado coparan la ciudad de París. Aunque, ni ellos, ni el Assassin's, ni los deportistas estuvieron exentos de la lluvia.
La idea del desfile fluvial encandiló desde el principio a Emmanuel Macron, presidente de Francia, y a la alcaldesa parisina, Anne Hidalgo. Tanto fue así que la propia Anne se bañó en el río hace poco menos de dos semanas para validar su aprobado sanitario.
No obstante, ni la primera edil ni el máximo mandatario francés miraron al cielo cuando programaron la ceremonia inaugural. Las precipitaciones fueron protagonistas invitadas a la ceremonia inaugural. El acto comenzó superadas las siete de la tarde y se extiende hasta las once de la noche.
Cuatro horas en las que la meteorología empañó las majestuosas imágenes que se preveían. Los paraguas y chubasqueros fueron los principales atractivos para los espectadores. Incluidos los miembros de la realeza española. Felipe VI y Letizia tuvieron que ataviarse con chubasqueros.
Imprevisto sin solución para la organización. Ya han empezado los Juegos. París muda su piel durante 19 días. Pasará de ser la ciudad del amor al epicentro del deporte por tercera vez en su historia y tras un siglo de espera.