Partido aciago para España. Malo en el resultado, peor en las consecuencias. La derrota ante Egipto (1-2) clasifica a los de Santi Denia como segundos de grupo y les fuerza a enfrentarse al primero de grupo D, Paraguay o, con casi total seguridad, la imbatida Japón. [Así hemos vivido la derrota de España contra Japón]

Omorodion maquilló en la recta final un partido espeso de los de Santi Denia en el que fueron a remolque en todo momento. El doblete de Adel certificó el discreto juego español que no halló soluciones para encontrar profundidad y poner en dificultades al combinado africano, cuyo vuelo únicamente tuvo turbulencias en sus instantes finales. 

España aterrizó en Nantes con la tranquilidad de quien ha hecho los deberes. Pleno de victorias en las dos primeras jornadas y un empate ante el combinado africano sellaría la primera plaza de grupos. Y esa tranquilidad se tornó en excesiva relajación. Santi Denia renovó todo el once. Al completo. Solo se mantuvo Aimar Oroz

El seleccionador pidió al COI y a la FIFA poder contar con los cuatro reservas. Su prioridad era mitigar la fatiga. La alineación fue un homenaje al plan B, aguadarba con Camello y Samu en punta, aunque sin argumentos porque no recibían balones ni tenían espacios que atacar. 

El balón circulaba con lentitud y de manera más horizontal que verticalmente. El juego, más por oleadas que por ejercicio coral, no desarbolaba al cuado africano, más sólido y, especialmente, con mayor determinación. Bajo los mandos de Elneny en la sala de máquinas, Egipto entendió que ante España hay que esperar en el túnel el error español. 

Aimar Oroz, durante el partido contra Egipto. REUTERS.

La estrategia egiptica permitió a Mosquera sacar a relucir sus virtudes al corte, aunque también dañó a los de Santi Denia. Un balón largo agujereó la defensa española y Adel empaló desde fuera del área para marcar por alto ante la estirada de Iturbe. La respuesta a un plan bien ejecutado. España se mostraba desconectada del partido. 

Denia agitó la coctelera tras el paso por la caseta y dio entrada a Sergi Gómez. Aunque a Egipto no le dio tiempo a asustarse cuando recibió una regalo en forma de balón regalado de Pacheco. Cedió mal y, de nuevo Abel, batió a Iturbe. España temblaba y Egipto abrazaba el liderato por primera vez en toda la fase de grupos. 

El meta del Atlético de Madrid evitó en dos ocasiones que el resultado fuera más sonrojante. Otro colchonero, Omorodion, maquilló el resultado de cabeza y dio esperanza alguna al empate que restituía a España en cabeza. Aunque era tarde. La fiesta egipcia ya no se podía detener. Los de Denia salieron dormidos y el sueño acabó en pesadilla. Pasan como segundos de grupo y se enfrentarán a un primero. Japón o Paraguay. Hay tiempo para mejorar.