Laura Martínez no pudo hacerse con la medalla en judo en los Juegos Olímpicos de París. A pesar de ser una de las claras candidatas al metal, la judoca francesa Shirine Boukli le ganó en el Golden Score con un Waza-Ari que los jueces tuvieron que revisar y la dejó a las puertas del bronce.
Su periplo por París no fue todo lo apacible que a ella le hubiera gustado. En octavos de final venció con tranquilidad a la chilena Mary Dee Vargas Ley, justos después de hacerlo lo propio con Milica Nikolic. En cuartos se deshizo, ippon mediante, de la kazaja Abuzhakynova, tercera del mundo.
Una vez llegó a la lucha por los metales en la categoría de -48 kilos, la madrileña quedó apeada ante la judoca local, que se hizo con el bronce.
A pesar de todo, su periplo por París no ha sido del todo amargo. Su novio, el campeón de judo español José Antonio Aranda, se arrodilló ante ella a las faldas de la Torre Eiffel y le pidió matrimonio.
La judoca española se llevaba el anillo tras responder con un claro sí quiero que también subió a sus redes sociales, donde los aficionados han dado la enhorabuena a la pareja.
Pedidas y perdidas
Pero no es lo mismo recibir un anillo que perderlo. En el Sena lo perdió el atleta italiano Gianmarco Tamberi que pidió perdón a su mujer.
"Lo siento mi amor, lo siento mucho", decía un Tamberi que explicaba de manera precisa lo ocurrido: "Demasiada agua, demasiados kg perdidos en los últimos meses o tal vez el incontrolable entusiasmo de lo que estábamos haciendo. Probablemente, las tres cosas, solo el hecho de que lo escuché desfilar, lo vi volar y lo seguí con una mirada hasta que la vi rebotando dentro del barco".
Tamberi lo contó como si fuera una novela trágica. "Un destello de esperanza... Pero, lamentablemente, el rebote iba en dirección equivocada y, tras flotar más de mil veces en el aire, vi zambullirse la alianza en el agua como si fuera el único lugar donde quería estar".
Para él todo sucedió en "unos momentos que duraron una eternidad".
No obstante, lo tomaba con positividad: "Pero si tenía que suceder, si realmente iba a perderlo, no podría imaginar un lugar mejor. Quedará para siempre en el lecho del río de la ciudad del amor, volando mientras intentaba llevar la tricolor italiana lo más alto posible durante la ceremonia de apertura del evento deportivo más importante del mundo. Si tuviera que inventar una disculpa, nunca habría sido tan imaginativo".
De tal manera, se agarró a la poesía en las disculpas: "Creo que podría haber tenido un gran lado poético en lo ocurrido ayer y, si quieres, lanzaremos el tuyo al Sena también, para que estén juntos para siempre. Así tendremos una excusa más para, como siempre has pedido, renovar nuestros votos y casarnos con unos nuevos. Te amo mi amor. ¡¡¡Que sea un buen presagio para volver a casa con oro aún más grande!!!".