España ya tiene un nuevo metal en su medallero, el decimocuarto de la delegación nacional. El barco del K4-500 de piragüismo ha vuelto a tocar el cielo, esta vez en los Juegos Olímpicos de París, colgándose una valiosa medalla de bronce que ya es historia del deporte nacional. El equipo formado por Saúl Craviotto, Carlos Arévalo, Marcus Cooper Walz y Rodrigo Germade ha rendido a un gran nivel realizando una carrera casi perfecta.
La competencia era muy alta, con el barco alemán y el australiano como grandes favoritos a la victoria. Sin embargo, el cuarteto español ha dado una lección de talento y pundonor para colarse desde el primer momento en la lucha por las medallas. Una actuación que va directa a los libros de historia del olimpismo y protagonizada por la mejor generación de piragüistas de todos los tiempos.
Con este éxito, el barco del K4-500 ya suma en total 21 medallas olímpicas, demostrando así el gran rédito que le han dado históricamente al deporte español. Unos resultados que, además, encumbran a Saúl Craviotto a lo más alto del pódium olímpico nacional. El líder del barco español ya es el deportista con más medallas de España de la historia con seis, superando los éxitos de la leyenda David Cal.
De menos a más
Éxito muy trabajado para España en piragüismo, una histórica fuente de metales olímpicos para el país. El camino del K4-500 ha estado repleto de altibajos en estos Juegos Olímpicos de París 2024. Desde las series iniciales hasta unas semifinales que generaron algo de dudas.
La primera puesta en escena de la embarcación nacional fue muy positiva. Un duelo contra la piragua alemana, los grandes rivales históricos, para intentar avanzar hacia las semifinales s¡n pasar por cuartos. El enfrentamiento estuvo igualado hasta el final, pero una vez se vieron dentro, Saúl, Walz y compañía se dejaron ir para guardar fuerzas.
Segunda posición y pase directo. Sin embargo, el feeling no fue tan positivo en semifinales. El barco español llegaba descansado y muchos esperaban que mandaran un mensaje directo a todos sus rivales. Pero no fue así. El barco australiano se marchó rápido en solitario y los españoles se midieron a Serbia por la segunda posición. El avance a la final era seguro y por eso, volvieron a optar por la opción de guardar fuerzas.
Finalmente, una tercera plaza que generó alguna duda, pero que no restó ni un ápice de esperanza y de ambición rumbo a la medalla. Y tras una brillante actuación, el cuarteto más mediático de la delegación nacional le regaló a España un nuevo éxito desde las aguas de París.
Un bronce de photo finish
La final del K4.500 masculino ha estado cargada de emoción. La salida del barco español fue impresionante, con Saúl Craviotto marcando el ritmo. Se colocaron en primera posición e hicieron soñar a la afición con el oro. Sin embargo, al paso por el 250, la pelea era ya encarnizada.
El barco alemán tomó la delantera y relegó a los españoles a la batalla por la plata. Los favoritos hacían los deberes mientras el intenso inicio pasaba factura a la piragua nacional. Sin embargo, no llegó el bajón que otros equipos esperaron.
Quienes sí irrumpieron con fuerza fueron los australianos por una de las calles centrales. El barco aussie se puso a la par con Cooper Walz y compañía y prometieron una batalla encarnizada hasta el final. Tanto es así que el reparto de los metales no se decidió hasta los metros finales.
Alemania entró en primera posición y cumplió con todas las quinielas, llevándose el oro. Finalmente, la plata fue para Australia. Y en tercer lugar entró España, sumando un bronce histórico. El decimocuarto metal nacional permite al piragüismo consagrarse como el deporte que más éxitos le ha dado al olimpismo español, superando a la vela (23-22). Además, esta presea, la sexta olímpica en la carrera de Saúl Craviotto, le hace situarse por encima de su maestro y mentor, David Cal, y liderar el medallero individual histórico del país.