Deshidratación, dolor de cabeza, mareos, náuseas y vómitos debido a la falta de oxígeno son algunos de los síntomas más comunes que provoca el mal de altura y que se empiezan a manifestar cuando se asciende a más de 2.400 metros de altitud. Unos síntomas que, a buen seguro, comenzarán a padecer a partir de hoy algunos de los participantes en la presente edición de un Dakar de altura porque, por primera vez, la organización del 'raid' más duro del mundo ha dispuesto cuatro etapas consecutivas en las que se ascenderá hasta los 4.600 metros de altitud.
“Las cuatro etapas en altura muy extrema van a ser muy importantes en el desarrollo posterior del Dakar. Va a ser más duro con respecto a otros años. El desgaste que podemos acumular en cuatro días seguidos de altitud es mucho más agotador que uno o dos días, como hacíamos antes”, asegura Joan Barreda, líder de la categoría de motos tras la victoria conseguida ayer. El piloto de Honda parte con la ventaja de estar acostumbrado a entrenar en altura porque hace un par de años trasladó su residencia desde Torreblanca (Castellón) hasta Andorra.
Cámaras hipobáricas
Otros, a falta de montañas donde entrenar, han optado por recurrir a una cámara hipobárica. Los integrantes del Himoinsa Racing Team (Gerard Farrés, Iván Cervantes, Antonio Gimeno, Dani Oliveras y Rosa Romero, mujer de Nani Roma) han seguido un programa de entrenamiento en el que se han simulado las condiciones de falta de oxígeno bajo supervisión médica y han realizado ejercicio físico –principalmente, bicicleta- dentro de una cámara hipobárica para acostumbrarse a trabajar con sensación de falta de aire y elevadas pulsaciones.
La primera de las cuatro etapas en altura dará comienzo hoy, con una jornada con salida y llegada en San Salvador de Jujuy (Argentina), en la que se llegará a los 3.500 metros de altitud a lo largo de los 629 kilómetros (429 cronometrados). A la primera toma de contacto con la altitud, habrá que sumar nuevas dificultades. Por primera vez en 20 años, ni los mecánicos ni los pilotos podrán trabajar en sus motos al final de la jornada y los vehículos quedarán en régimen de parque cerrado. La especial del día siguiente (642 kilómetros de los que 327 serán cronometrados) partirá desde San Salvador de Jujuy con destino final en Uyuni (Bolivia) y, por primera vez en la historia del Dakar, se alcanzarán los 4.600 metros de altitud. Después, restarán dos etapas más en altura hasta la merecida jornada de descanso.
“Nos va a costar recuperar el cuerpo y va a ser clave para la última fase del Dakar. Hay que intentar salir lo más fresco posible de esos cuatro días de altura”, predice Barreda. Nani Roma, que ayer finalizó en la decimotercera posición y marcha en la trigésima plaza de la general tras quedar atrapado en el barro el día anterior, confiesa que para la presente edición ha preparado más el tema de la altitud. “Lo de la altura es suerte. Hay gente que lo acepta bien y gente que no, pero a menudo depende de cómo te encuentras tú. Y si te encuentras mal, te encuentras muy mal. Es la duda que siempre tenemos, pero es igual para todos”, asegura el piloto de Mini, dispuesto a la remontada.