Hay momentos en la vida en los que algo se detiene. En los que todo se para. Ese algo y ese todo, hoy, ha sido el coche de Toyota en las 24 horas de Le Mans. Con él se han parado los sueños de toda una escudería que ya sentía inquieta la victoria faltando sólo algo más de tres minutos de unas, ahora eternas, 24 horas de esfuerzo.
Tras 383 vueltas, tras 23 horas, 56 minutos y un puñado de segundos, el coche del equipo Toyota moría junto a la línea de meta, frente a sus mecánicos, que también se rompían. Sólo una vuelta más y todo un año de trabajo hubiera tenido recompensa, pero la primera victoria de Toyota se convirtió en la decimooctava de la historia de Porche, la segunda consecutiva.
Rodando con la mejor precisión de la que es capaz un reloj japonés, sin problemas, el coche compartido por Buemi, Nakajima y Davidson ocupaba la primera posición, a una distancia del segundo clasificado de más de un minuto. Tiempo cómodo para quedar tan sólo otros tres minutos, casi cuatro, de carrera. Ni un problema mecánico, tampoco en su coche gemelo, ni una mísera salida de pista durante 24 horas pilotando. Perfección.
Nakajima, el piloto japonés elegido para llevar a la marca a su primera victoria en la prestigiosa carrera de resistencia mecánica, física y mental, conducía cuando el coche se quedaba ya sin potencia. Lo llevaba hasta cruzar por última vez una línea que debería haber sido penúltima. Allí quedaba aparcado, con el podio visible a través de la ventanilla, allá arriba. "Estoy a punto de llorar", se oía decir al piloto por radio.
El Porsche 919 Hybrid de Neel Jani, Roland Dumas y Marc Lieb adelantaba y cruzaba la meta victorioso. Audi, que se iba a quedar fuera del cajón por primera vez en la historia, clasificó tercero, a 12 vueltas de quien subiría finalmente a lo más alto del podium.
Nakajima volvería a la pista tras pasar por boxes para completar la última vuelta en más de 12 minutos, sólo por aquello del honor nipón, para que el harakiri fuera menos doloroso. Segundo fue el Toyota, otro Toyota, el de Conway, Kobayashi y Sarrazin, a 3 vueltas de Porche. Un segundo puesto que no logró que la vida en Toyota volviera a moverse.