Está viviendo una segunda juventud en su decimocuarta campaña en el campeonato del mundo después de encontrar acomodo en el equipo Italtrans la pasada temporada tras pasar 2015 prácticamente en blanco. “En los últimos dos años en este equipo he encontrado serenidad y espero seguir luchando por las cinco primera posiciones lo que queda de temporada”, aseguraba Mattia Pasini (13 de agosto de 1985, Rimini, Italia) tras lograr su primera pole en Moto2 en el circuito de Brno. Una posición de privilegio que llega una década después de la última conseguida en la categoría de 125cc en el trazado australiano de Phillip Island en 2007.
“¡He rejuvenecido! Esta pole confirma que estamos ahí y llega justo después del parón veraniego. Salir desde la pole es la mejor posición y me siento cómodo tanto en seco como en mojado, aunque prefiero que la carrera sea en seco. Hemos trabajado mucho este verano para ajustar algunos problemas que teníamos”, explicaba el piloto italiano durante la conferencia de prensa y bajo la atenta mirada de su amigo Valentino Rossi, con el que entrena de forma habitual en el Ranch a las afueras de Tavullia.
Pasini, que se tatuó en la muñeca izquierda el número 58 de su amigo Marco Simoncelli tras su fallecimiento en Sepang en 2011, le dedicó la victoria conseguida esta temporada en Mugello tras siete años de sequía. Una semana después subió al segundo escalón del podio en Montmeló, aunque un mes después fue descalificado al comprobarse que su equipo no había utilizado el aceite oficial de la categoría intermedia.
El piloto italiano, que el próximo domingo cumplirá 32 años, ocupa ahora la sexta posición de la general de Moto2 después de vivir una situación complicada en los últimos tiempos que le llevó a quedarse sin equipo en 2015 y correr sólo dos carreras en ese periodo tras recibir una invitación para los Grandes Premios de Italia y San Marino.
“Los últimos años han sido muy complicados para mí porque he pasado por situaciones muy raras y nadie creía en mí por mi problema”, explica Pasini, que sufrió un accidente haciendo motocross cuando tenía 13 años y se destrozó el brazo derecho. Sufrió varias fracturas de fémur y clavícula y una de ellas afectó al plexo braquial, un conjunto de ramificaciones nerviosas cervicales que dan lugar a la mayoría de los nervios que controlan el movimiento del brazo derecho.
Desde entonces sufre una minusvalía del 30% que no le ha impedido desarrollar su carrera profesional como piloto y ha desarrollado un sistema que le permite liberar de trabajo a su mano derecha. La solución la ha encontrado al cambiar de lado la maneta del freno y ponerla a la izquierda, debajo de la del embrague, lo que le obliga a accionar el embrague y el freno al mismo tiempo.
“Me siento más cómodo pilotando así”, explica sobre un invento que le está haciendo brillar esta temporada gracias a su capacidad de superación y tras aprender que no hay que rendirse nunca.